La UE se remite a la ONU y EEUU dice que es un problema africano
Las reservas de alimentos se agotan y centenares de miles de refugiados huyen mientras la comunidad internacional observa impasible la tragedia humanitaria en África central. Los países de la región de los Grandes Lagos han convocado una cumbre para el martes en Nairobi. Entretanto, los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) se cruzaban ayer llamadas telefónicas para coordinar sus posiciones. Así, el jefe de la diplomacia española, Abel Matutes, mantuvo conversaciones con sus homólogos francés, Hervé de Charette, e irlandés, Dick Spring. EE UU fue más rotundo: "En esencia, es un problema africano", dijo el portavoz del Departamento de Estado.
La Unión Europea, anunció en la tarde de ayer Abel Matutes, descarta una intervención armada en Zaire si no cuenta previamente con la autorización de las partes implicadas y, sobre todo, de la ONU. Estados Unidos es de la misma opinión. El portavoz del Departamento de Estado, Nicholas Burns, aseguró ayer que ni EE UU ni Europa pueden hacer nada por detener los combates, aunque sí aliviar la crisis de los refugiados. "En esencia es un problema africano. Ni Estados Unidos ni los países europeos tienen el control de la situación. La solución radica en 'las autoridades locales", subrayó. Para Burns es la ONU quien debe liderar los esfuerzos internacionales. En este sentido, el Consejo de Seguridad de la ONU, efectuó anoche un llamamiento a las partes para que cesen los actos de violencia y pidió un alto el fuego inmediato en la zona que permita la apertura de corredores humanitarios.Horas antes, el ex presidente del Gobierno español y secretario general del PSOE, Felipe González, propuso articular rápidamente una intervención militar de Europa y Estados Unidos en el este de Zaire para evitar un genocidio. En declaraciones a la cadena SER, González afirmó que "el único procedimiento para llevar ayuda humanitaria a la región del conflicto es que haya una presencia militar internacional".
"El Ejecutivo español podría pedir con urgencia una reunión ( ... ) para que los ministros de Exteriores [de la UE] analicen la situación y pidan al Consejo de Seguridad de la ONU una resolución tajante y concreta que permita la intervención", agregó González, quien reconoció que reivindicar esa acción es "más fácil que hacerla". Esa reunión está ya convocada para el jueves.
El director de la Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Exteriores, Inocencio Arias, aseguró que González proponía "con toda razón" la necesidad de una intervención internacional en la región de los Grandes Lagos, aunque también admitía las dificultades para llevarla a cabo. "No se puede actuar en la zona sin haber recibido antes la bendición de la ONU". "Los mismos", añadió Arias, "que acusan de pasividad a Occidente no dudarían en acusarle de neocolonialismo si la intervención se produjese sin estos requisitos".
Francia
, antigua potencia colonial en Africa central, ya salió escaldada de la operación militar que efectuó en Ruanda en 1994 para intentar frenar la matanza entre tutsis y hutus.
González, que dijo compartir la preocupación del Gobierno de José María Aznar por la tragedia que se cierne sobre Zaire, propuso que mientras concluye el proceso electoral en Estados Unidos, "Europa pueda actuar como motor que inicie la operación. Después se engancharían EE UU y algunos países africanos, que deberían estar presentes".
Lucha camuflada por el poder
Para el ex presidente del Gobierno, lo que sucede en la región de los Grandes Lagos es "una lucha por el poder, camuflada de luchas teóricamente étnicas". Es decir, el vacío de poder creado en Zaire por la grave enfermedad del presi-, dente Mobutu Sese Seko ha destapado la caja de los truenos por la supremacía en esa parte del continente africano.
Mientras EE UU sigue inmerso en la recta final de las elecciones del martes, los países de la UE intentan coordinar su respuesta a la crisis de los Grandes Lagos. En nombre de los Quince, el ministro de Exteriores de Irlanda, país que ejerce la presidencia europea durante el presente semestre, expuso al secretario general de la ONU la necesidad de hallar una salida diplomática a la crisis por parte de los propios países africanos.
Kenia ha invitado a los líderes de Tanzania, Uganda, Zambia, Ruanda, Etiopía y Camerún a una cumbre en Nairobi sobre la situación en Zaire. El Gobierno de Kinshasa también ha sido convocado a la reunión del martes, aunque ha anunciado que no participará en las conversaciones mientras siga habiendo tropas de Ruanda en su territorio, una acusación que Kigali niega.
Suráfrica, el único país de la región que cuenta con suficientes medios económicos y unas Fuerzas Armadas modernas como para encabezar una intervención humanitaria en la zona de conflicto, se ve incapacitada para hacerlo. Por un lado, su Ejército aún sigue sin haber completado la integración racial tras el fin del apartheid. Por otro, el presidente Nelson Mandela se muestra partidario de mantener la venta de armas defensivas a Ruanda, a pesar de que su viceministro de Exteriores, Aziz Pahad, cree que el Gobierno de Pretoria debería suspender el contrato de venta de armamento a Kigali, por un importe de 17 millones de dólares (2.200 millones de pesetas).
En realidad, nadie confía mucho en que los africanos puedan resolver sus propios problemas. La Organización para la Unidad Africana (OUA) se ha limitado a lanzar desde Addis Abeba un tímido llamamiento al "alto el fuego y a una solución pacífica" del conflicto. Ante la propuesta de la UE para que una fuerza panafricana se despliegue en la región de los Grandes Lagos, la respuesta de la OUA ha sido el silencio.
El enviado especial de Butros Gali a la región, el canadiense Raymond Chrétien, pretende visitar "si su salud lo permite" al presidente Mobutu, convaleciente de una operación de cáncer de próstata en Lausana, antes de iniciar su misión en África para buscar un alto el fuego, informa Ana Fernández desde Ginebra. Pero no sólo Zaire está afectado por la guerra. Un informe del secretario general de la ONU ante el Consejo de Seguridad señala que tras el golpe de Estado perpetrado en el vecino Burundi el 25 de julio "la guerra civil ha dejado más de 10.000 víctimas" y "lo peor" puede ocurrir en cualquier momento.
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