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OPERACIÓN GOLPE EN EL DESIERTO

Bagdad insta a sus tropas a devolver el golpe y anula las zonas de exclusión al norte y sur del país

ENVIADO ESPECIAL El presidente de Irak, Sadam Husein, vestido de uniforme de mariscal de campo, ordenó ayer a sus Fuerzas Armadas "devolver el golpe con capacidad y eficiencia". Husein fue más lejos al anunciar que no reconoce a partir de ahora las zonas de exclusión al norte y sur del país: "Hombres de la defensa aérea y halcones de los cielos, considerad malditas las líneas imaginarias al norte del paralelo 36 y al sur del paralelo 32". El presidente iraquí calificó el ataque estadounidense de "cobarde", porque se "oculta detrás de los adelantos tecnológicos".

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Pese a las palabras envalentonadas del presidente de Irak, éste no había pasado anoche a la acción. Más bien al contrario: la portavoz oficial de las Naciones Unidas en Nueva York, Sylvana Foa, aseguró ayer que todas las tropas iraquíes y los carros de combate que cruzaron el paralelo 36 en su ofensiva sobre Arbil se han retirado. Foa reconoció que la ciudad, considerada la capital del Kurdistán iraquí, estaba ahora en manos de los guerrilleros del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), de Masud Barzani, a los que Sadam ayudó en sus combates contra la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) de Jalal Talabani.Sadam, acostumbrado a la peligrosa política de paso adelante y paso atrás, ridiculizó en su discurso radiotelevisado la importancia de los daños causados por los misiles norteamericanos pero no ofreció datos. La televisión iraquí informó de un balance provisional de cinco muertos y 19 heridos, algunos de ellos civiles.

El viceprimer ministro iraquí, Tarek Aziz, el hombre que negoció en balde con el antiguo secretario de Estado norteamericano James Baker en Ginebra para evitar la ofensiva aliada Tormenta del Desierto, dijo ayer a la CNN, en una entevista telefónica, que "Irak no tolerará más esta zona de exclusión. ( ... ) Esto ha ido más allá de lo razonable ( ... ) Ha sido utilizada como uno de los argumentos de la agresión contra Irak". En otro momento, Aziz dijo que el ataque era "ilegítimo" y que no se corresponde a "la letra y el espíritu de la Carta de las Naciones Unidas".

El Gobierno iraquí explotó también en sus declaraciones una aparente incongruencia: que Estados Unidos asegure actuar en defensa de los kurdos del norte y lance sus misiles contra el sur del país.

Informes procedentes de la capital iraquí dijeron que anoche la vida transcurría con normalidad, a pesar del esporádico lamento de las sirenas antiaéreas. Por la tarde se produjeron algunas manifestaciones en el centro en protesta por el ataque norteamericano. La televisión estatal transmitía intermitentemente fragmentos del discurso pronunciado por Sadam poco después del ataque, en las primeras horas de la mañana de ayer.

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El propósito era evidente: adaptar a la población iraquí a la idea de que el último ' encontronazo con Estados Unidos puede extenderse más de lo previsto por la Administración norteamericana, que insistía en el carácter "limitado" de la operación de ayer.

La posibilidad de una escalada permanecía latente anoche después de que funcionarios del Gobierno iraquí anunciaran que ya estaban tomando medidas, para desafiar la zona de exclusión aérea, que Estados Unidos amplió ayer prácticamente hasta los suburbios del sur de Bagdad.

Sadam basa su anulación de las zonas de exclusión en que éstas no han sido impuestas, en sus términos actuales, por el Consejo de Seguridad, sino por la presencia militar constante de Estados Unidos, Reino Unido y Francia al término de la guerra del Golfo en 1991.

Hasta anoche no se conocía informe alguno de que Sadam Husein se proponga realmente abrir una campaña aérea contra Estados Unidos, pero resultaba claro que Bagdad ha optado por entrar en una nueva fase en el conflicto, esta vez con el indirecto apoyo que constituye el coro de críticas árabes e internacionales a la acción norteamericana o el silencio de los, Gobiernos de países como Arabia Saudí y los Emiratos Árabes del golfo Pérsico, que son a fin de cuentas los que corren con los gastos de la presencia militar estadounidense en la zona.

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