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Cristina Iglesias muestra en San Sebastián obras de "un jardín interior"

La escultora donostiarra realiza una muestra individual después de siete años

Una gran escultura de dos piezas de suspensión de hierro en resina preside la primera exposición de Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956) en su ciudad natal. La obra, expresamente diseñada para la ocasión, configura el espacio de la galería DV, que acoge esta muestra de cinco piezas hasta el próximo 31 de agosto. Siete años después de su última exposición individual en una galería de Madrid, la escultora ha experimentado "una confrontación" con sus orígenes para ofrecer en San Sebastián una colección de obras recientes a la búsqueda de "un jardín interior".

En una esquina de la galería, una escultura de aluminio fundido representa una profusión de hojas de eucalipto. Es el juego de la artista con la visión del espectador, que igualmente se siente reclamado por la pieza principal de la exposición, Sin título (Bosque de bambú oxidado). La repetición de motivos, más propia de la arquitectura, sirve a Cristina Iglesias para crear paisajes de eucaliptos y cañas de bambú. "Busco últimamente en mis piezas la idea de un jardín interior, un espacio representativo que podría ser infinito", afirma.Con los planos de la sala en la mano, la escultora, que vive a caballo entre Múnich y Madrid, diseñó la gran escultura para su primera muestra en San Sebastián. "Mis piezas presentan coordenadas que obligan a ser expuestas de una manera determinada; preveo cómo quiero que las piezas sean vistas, jugando con la flexibilidad del espacio y el movimiento del espectador". En esta ocasión, el trabajo de la artista ha reconfigurado la galería DV, llenándola de representaciones de cañas de bambú oxidadas. "Busco los diferentes estratos de lectura de las piezas", explica Iglesias. "Me interesa el espacio desde que se vislumbra la pieza hasta que el espectador se ve rodeado por ella".

Dípticos y trípticos

Tres serigrafías estampadas sobre seda abren la muestra en la capital guipuzcoana. El tratamiento habitualmente utilizado por la escultora se configura en dípticos y trípticos en los que se refleja el estudio de la luz, el color y el espacio. "Me interesa en la serigrafía la imagen que se crea a partir de maquetas efímeras que muestran el trabajo de estudio", asegura Cristina Iglesias,que consagró su estilo personal en la escena del arte contemporáneo después de formarse en la Chelsea School of Art de Londres.San Sebastián acoge hasta el 31 de agosto la última cita individual de la artista que representó el pabellón artístico español de Venecia en 1993 junto a Antoni Tàpies. Iglesias prepara su próxima muestra en solitario, que se inaugurará en el Museo Guggenheim de Nueva York el próximo mes de marzo, y que, tras recorrer otros centros de arte estadounidenses, recalará en el nuevo museo de la fundación Solomon R. Guggenheim en Bilbao.

"Mis piezas están expresamente concebidas. Siempre tengo en cuenta el lugar en el que van a ser exhibidas partiendo de mi estudio, que constituye el primer espacio", dice. El estudio de la distancia es una obsesión para la escultora, que explica la concepción de sus obras con el ejemplo de un nuevo proyecto diseñado para su próxima exposición individual en Estados Unidos. "Ahora estoy realizando una pieza concebida para una habitación blanca, que puede ser cualquier habitación blanca donde la pieza viva de una determinada manera", explica. "Me interesa la ambigüedad entre el espacio y el espectador", apunta Iglesias. "Tiene que ver con la figura humana, con el ilusionismo que crea la imagen".

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