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Israel aísla Sidón y Tiro mientras todo Líbano guarda luto por sus muertos

El último tramo de la carretera que une Beirut con el puerto de Sidón es desde hace cuatro días una galería de tiro para las cañoneras israelíes. Al igual que Tiro, Sidón ha quedado virtualmente aislado del resto del país. Las cañoneras cortan el acceso desde el norte y el sur, agudizando la situación de los miles de refugiados de la zona de Tiro que abandonaron sus aldeas al inicio de la ofensiva israelí, hace 12 días.La artillería y los bombardeos también se dejaron sentir ayer durante la jornada de luto nacional declarada por el Gobierno para honrar a los 155 libaneses que ya se ha cobrado la operación Uvas de la Ira.

Detrás de edificios de cemento aguardan convoyes de camiones del Ejército libanés cargados de cajas de alimentos y colchones de goma espuma para los refugiados de Sidón. "Nadie sabe cuándo van a poder pasar", dice un sargento. "Los camiones son mucho más lentos que cualquier taxi y quedan expuestos en el último tramo", agrega.

Israel dice que no tiene intención de atacar objetivos civiles y que sus cañoneras disparan para cortar la línea de abastencimiento de los guerrilleros del Hezbolá. Pero el bloqueo de la carretera costeña afecta esencialmente a civiles. Según fuentes militares, Hezbolá no necesita la carretera costeña para movilizar hombres o enviar pertrechos a las posiciones de primera línea en el sur. El vínculo físico entre los guerrilleros y la capital, dicen, sigue siendo a través del valle de la Bekáa.

En el ayuntamiento de Sidón, una funcionaria explica que el atraso en la llegada de suministros agrava la crisis de hora en hora. "Tenemos que alimentar a 30.000 refugiados", dice, "y muchos de ellos no tienen abrigo, llegaron descalzos y con solo la ropa que llevaban puesta". El bloqueo también ha paralizado los esfuerzos por enterrar a las víctimas de la masacre de Qana. "muchos de los cadáveres fueron traídos a Sidón y todavía quedan unos 30 en un camión refrigerado a la espera de ser identificados por sus familiares", dice la portavoz del municipio.

El primer ministro israelí, Simón Peres, declaró ayer que la operación Uvas de la Ira no tiene un plazo límite. "Por impaciencia no finalizará, pero eso tampoco quiere decir que tengamos interés alguno en continuarla innecesariamente. Damos la bienvenida a los esfuerzos que se realizan ahora para restaurar la seguridad y reanudar el proceso de paz", afirmó.

A juzgar por la lentitud de las. negociaciones que se suceden entre Damasco y jerusalén -el secretario de Estado de EE UU, Warren Christopher se entrevistó ayer de nuevo con el presidente sirio, Hafez el Asad, y Peres le esperaba anoche-, es un tanto ilusorio pensar en una solución a corto plazo.

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Los esfuerzos por lograr un acuerdo entre Israel y la guerrilla pro-iraní de Hezbolá tropiezan, al parecer, con la decidida oposición siria, libanesa y de los mismos guerrilleros de desarmarse como paso previo a un compromiso capaz de silenciar los cañones. Los tres consideran que en tanto Israel ocupe una parte de Líbano, la llamada franja de seguridad, y no haya acuerdo para su retirada está "justificado" el hostigamiento de Hezbólá con sus cohetes Katyusha contra Galilea (norte de Israel).

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