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Entre el tequila y el tango

Los expertos vien el futuro latinoamericano con más optimismo

El fantasma de la grave crisis económica producida por los efectos tequila y tango, a raíz de la devaluación de la moneda azteca en diciembre de 1994, todavía no ha terminado de desaparecer de la mente de los dirigentes políticos y financieros de América Latina. Esta realidad queda patente tras escuchar a la mayoría de los expertos que han participado en la 37ª Reunión Anual de la Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), celebrada la pasada semana en la capital argentina.Bien es cierto, que, desde el presidente del BID, Enrique Iglesias, al secretario adjunto del Tesoro norteamericano, Lawrence Summers, se han esforzado en proclamar que la situación de la región está actualmente bajo control. Pero el susto ha sido importante: de registrar una tasa de crecimiento del 5% en 1994, se ha pasado al 0,6% en 1995. Una caída espectacular que, básicamente, se debe al pésimo comportamiento de las economías de México7%) y Argentina (-4,4%). Si se excluye a estos dos países, la tasa de crecimiento se reduce al 4,2%, frente al 4,9% de un año antes.

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La crisis de México y Argentina, lógicamente, ha asustado a los inversores extranjeros, que han preferido buscar otros países más seguros para sus fondos. Uruguay y Venezuela se han visto también seriamente afectados en este sentido, aunque otros, como Colombia, Perú, Brasil y Haití salieron beneficiados. Pero, en conjunto, la inversión exterior creció sólo un 0,3% en 1995, al alcanzar los 45.000 millones de dólares frente a los 44.000 millones de 1994.

Y uno de los problemas de América Latina es que depende en exceso de los capitales exteriores. Un talón de Aquiles que se ha puesto de manifiesto en la Asamblea del BID y que Iglesias quiere desterrar. Una de sus ideas es la de fomentar el ahorro interno de la región, que "debe desempeñar una función crucial para proporcionar el capital necesario para el desarrollo económico". Un punto de vista que comparte Guillermo Ortiz, ministro mexicano de Finanzas: "Se hizo patente la vulnerabilidad de nuestras economías cuando dependen exclusivamente del ahorro externo". El gobernador japonés, Kosuka Nokahira, recomienda, pues, evitar las inversiones especulativas a corto plazo que, con su volatilidad, fomentan la inestabilidad financiera, y buscar colocaciones directas y con vocación de pervivencia.

"Tal vez nunca se vaya a repetir una crisis económica como la producida por el efecto tequila", afirma Enrique. Iglesias. "Estamos mejor preparados, aunque podemos encontramos con nuevas turbulencias, ya que son parte de las reglas del juego de la economía globalizada".

Las medicinas que los expertos recomiendan son similares a las propuestas para otras partes del mundo: reducir los déficit fiscales, profundizar en las reformas bancaria y tributaría, lucha contra el paro mediante un mercado laboral flexible y conseguir una balanza de pagos sostenida. Uno de los aspectos más dinámicos contemplado en la receta es la continuación del proceso privatizador, que se extiende como una antorcha entre los paises de la región como uno de los medios fáciles e inmediatos de echar dinero a las arcas públicas (véase recuadro). Otro aspecto sustancial es luchar contra el desempleo, que afecta al 7,4% de la población latinoamericana, frente al 6,4% en 1994. "La. inflación y el déficit continúan siendo los mayores problemas del paro", afirma Jacob Frenkel, gobernador del Banco ¿le Israel y presiden te del comité de góbernadores del BID cuando explotó la crisis tequila, a la que tuvo que hacer frente. La inflación media de la región, una buena noticia, descendió del 12,8% en 1994, al 10,51X) en 1995, el nivel más bajo desde los años setenta. Claro que a ello ha contribuido, sin duda, la caída del consumo, producto, a su vez, del aumento del paro.

Más grave es la pobreza del hemisferio, una lacra que es fuente de inestabilidad. El presidente del BID señala que "este organismo necesita unos 2.000 millones de dólares adicionales para conceder préstamos concesionales [a largo plazo y a bajos tipos de interés] para ayudar a los países más pobres". La entidad deberá buscar durante este año nuevas fórmulas para encontrar una fuente alternativa de ingresos. Todo un reto.

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