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El nuevo cometa Hale-Bopp, vigilado por telescopios de todo el mundo

Las erupciones y el tamaño del cuerpo celeste sorpenden a los astrónomos

Cualquier estudio sobre los usos científicos de Internet podría citar el caso Hale-Bopp: la pista de este sorprendente cometa fue seguida -hasta que hace más de un mes se escondió tras el Sol- por centenares de astrónomos que puntualmente contaban a la red de ordenadores lo que iban observando. Es ahora cuando este frenesí comunicativo empieza a dar sus frutos. Ya llegan, por ejemplo, las primeras interpretaciones de los datos del telescopio espacial Hubble: el núcleo del Hale-Bopp podría tener más de 40 kilómetros, de diámetro, lo que le convertiría en el cometa más grande observado. El turno de apuestas sobre su posible espectacularidad cuando esté más cerca de la Tierra -en la primavera de 1997- está abierto.Las últimas imágenes tomadas con el Hubble, del 23 de octubre, registraron también última erupción detectada del cometa: la cuarta; para entonces, la sospecha de estar ante un objeto fuera de lo común ya excitaba a los astrónomos.

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"Cuando los estadounidenses Alex Hale y Thomas Bopp lo descubrieron, en julio de este año, se encontraba a más de mil millones de kilómetros del Sol. Nos sorprendió en seguida por que mostraba un brillo mil veces superior al del Halley estando a la misma distancia, pero es que además las erupciones empezaron muy pronto. Son fenómenos típicos de los cometas muy activos, pero no es usual que ocurran tan lejos, cuando aún no han sido apenas calentados por el Sol. Tenía que ser un cometa enorme", señala Mark Kidger que observó el Hale-Bopp con el telescopio IAC 80, del Instituto de Astrofísica de Canarias.

Cola y chorros

Un cometa brilla porque el calor del Sol hace que el hielo de su núcleo se convierta en gas; éste lucha por salir al exterior y acaba formando una atmósfera que refleja la luz y que, cuando el viento solar la obliga, se estira formando la característica cola. El origen de las erupciones, según explica Harold Weaver a The New York Times, es que "el núcleo de los cometas normalmente está cubierto por capas de residuos que impiden la salida del gas y el polvo. Cuando se abren orificios en esta cubierta, el material sale expelido en forma de chorro, hasta que los orificios se cierran". En las del Hale-Bopp los chorros llegan a medir 250.000 kilómetros.Para algunos especialistas es difícil aceptar un diámetro de 40 kilómetros. Leonid Shulman, del Observatorio Astronómico de Ucrania, cree que un cometa tangrande simplemente no brillaría, sería más bien un asteroide: "Si el núcleo es muy grande, su gravedad atrae. al polvo superficial con tanta fuerza que se forma una capa oscura que impide salir los gases. Veríamos un asteroide, un cuerpo opaco".

Shulman contactó con Kidger después de ver las imágenes del grupo de Canarias -de nuevo, Internet-, y ahora ambos estudian la que consideran, segunda cuestión clave, después del tamaño, para una buena predicción de la futura luminosidad del cometa: cuántas zonas hay en el núcleo capaces de activarse, y provocar una erupción, cada, vez aue el movimiento de rotación del cometa las sitúe frente al Sol y el calor dispare el proceso de sublimación del hielo.

"Si hay una sola zona activa, por ejemplo, un cráter de unos pocos cientos de metros por donde sale el, material, puede ocurrir que se bloquee y que el cometa se apague", dice Kidger. "Pero si hay varios orificios no importaría que uno se apagara". Resolverán la duda al completar la cartografía del Hale-Bopp con las coordenadas de las erupciones.

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