París acoge una exposición sobre las imágenes de la movida madrileña

Organizada por la Dirección de Relaciones Culturales y Científicas del Ministerio de Asuntos Exteriores y con la colaboración del Ministerio de Cultura, la Embajada de España y el Instituto Cervantes de París, se ha inaugurado en París la exposición, Madrid, los años ochenta. Imágenes de la movida (abierta hasta el 14 de enero de 1995), de la que es comisaria la crítica de arte Gloria Collado. Una muestra que en el futuro viajará por los institutos Cervantes de diferentes países.Instalada en la céntrica galería Le monde de l'art -el instituto en el que inicialmente estaba programada no ha recibio todavía la autorización de apertura de las autoridades competentes-, la exposición reúne más de un centenar de obras de los fotógrafos diferentes, presentadas dentro de uno de los tres temas obligatorios este año en el Mois de la Photo parisino, La ville et la modernité photográfique.

Madrid, los años ochenta. Imágenes de la movida es la primera exposición dedicada única y exclusivamente a este movimiento urbano, que tuvo como escenario de sus luces y sus sombras -a caballo entre lo esperpéntico y lo posmoderno- la capital de España.

Una muestra centrada en ese Madrid lunático que incluso mata, espacio ideal en el que un conglomerado de punkis, pintores de vanguardia, dibujantes de cómics, músicos, intelectuales, travestidos, directores de cine atípicos (en la época), escritores, modelos de moda y camellos decidieron ejercitar las recién estrenadas libertades democráticas con nocturnidad y algarabía, además de con una creatividad desenfadada y, sobre todo, genuina (uno de cuyos derivados es, no se olvide, ingenuidad).

Surge así, en el Madrid posfranquista una corriente de clan, casi tribal, enraizada en el pavimento de la Villa y Corte, cuya imagen atraviesa las fronteras y pasa, por obra y gracia de los medios de masas extranjeros, de ser algo específico de esta ciudad a símbolo de todo un país.

Narcisismo

Madrid explora y explota de forma ecléctica en todas las direcciones, es decir, todo el mundo hace de todo o casi todo o al menos lo intenta. La exuberancia creativa es profundamente narcisista , la capital se descubre a sí misma como soporte de ese delirio y necesita verse y que la vean -a través de los ojos y las imágenes de sus jefes de tribu- en una especie de voyerismo bon enfant excitante, que recupera inteligentemente la tendencia hortera y donde la marcha y la juerga no excluyen ni el melodrama ni, a veces, la tragedia.Efervescencia reunida por Gloria Collado a través de los fotógrafos de la escena madrileña de los años ochenta. Teatralidad y parodia en Ouka Lele, simulacro desmitificador de Eduardo Momeñe, la ciudad como metáfora y lugar de encuentros de Juan Ramón Yuste y Félix Lorrio, la marginalidad dura en la obra de Alberto García Alix, las fascinantes tribus urbanas de Miguel Trillo, las galerías de retratos de los hermanos Mínguez (muy diferentes ambos) y el mundo de la moda en parte de la obra de Javier Vallhonrat y Gorka Dúo.

Acompaña a la exposición un catálogo de 72 páginas con fotografías en blanco y negro y color y textos que analizan el fenómeno de la movida madrileña.