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Titón y sus demonios

Tomás Gutiérrez Alea, conocido familiarmente en el cine cubano como Titón, realizó su primer cortometraje en 1946, La caperucita, al que sigue El fakir (1947) y El Mégano (1955), que fue inmediatamente secuestrado por la policía de Fulgencio Batista. En 1957 crea La toma de La Habana por los ingleses, y al llegar Fidel Castro al poder en 1959 y fundarse el instituto de cine hace la primera obra de la época castrista: Esta tierra nuestra, un cortometraje codirigido con Julio García Espinosa. Entre sus filmes de pequeño metraje están Asamblea general (1960), Muerte al invasor (1961) -codirigida con Santiago Álvarez-, La Habana, 1762 (1962) y El arte del tabaco (1974).Sus largometrajes comenzaron en 1960 con Historias de la revolución, para continuar con grandes éxitos y verdaderos clásicos del cine cubano como Las doce sillas (1962), Cumbite (1964), La muerte de un burócrata (1966), Memorias del subdesarrollo (1967), Una pelea cubana contra los demonios (1970), La última cena (1976), Los sobrevivientes (1978), Cartas del parque (1988), y su último trabajo, Fresa y chocolate (1993).

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Titón fue el primer sorprendido por el boom berlinés de Fresa y chocolate: "Para ser absolutamente honesto, yo esperaba que no pasara inadvertida, pues en Cuba había demostrado tener buena respuesta de público, pero en Berlín ha conmovido".

Para el director santiaguero, ha sido fundamental el papel de Alfredo Guevara (director del Instituto Cubano del Cine) para llevar a buen puerto este proyecto: "Es una persona con criterios propios y tiene una visión política muy aguda. Entiende lo que una de estas películas puede significar para Cuba. Es muy valiente por asumir y defender una obra que no es suya. Esto me parece de una generosidad personal increíble, y no lo hace todo el mundo".

Gutiérrez Alea tiene su niña bonita dentro de sus filmes: "Las que más me interesan son La última cena y Memorias del subdesarrollo, a veces una y a veces la otra, no sé en qué orden. Son las más logradas". A la vez, reivindica La pelea cubana contra los demonios, muy incomprendida en su momento, pero que, "como me dijo el actor Nelson Villagra, necesita que le pasen 20 años más. Como realización es, sin duda, la más brillante que he hecho, la más lanzada; las otras han sido más racionales".

Titón sólo ha publicado un libro de carácter profesional: Dialéctica del espectador (Ediciones Unión, La Habana, 1982), y aunque dice haber tenido la tentación de la literatura o de las memorias, reconoce que "ganas no me faltan, pero sé que no estoy dotado. Estoy seguro de haber vivido una experiencia interesante. En un sentido ha sido maravillosa y en otro terrible, dentro de una coyuntura histórica importante".

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