"La crisis no se resuelve con una intervención militar"

ENVIADO ESPECIALEl teniente general Raoul Cédras, de 43 años, acude puntualmente a la cita en la sede de Teleco, el centro de comunicaciones de Puerto Príncipe. Este militar, que entre 1975 y 1976 realizó en Toledo un curso de educación física, llega en una protegida caravana automovilística acompañado de varios jefes y oficiales, de los cuales uno, un coronel de la Marina de Guerra, no le pierde ojo. La entrevista es con tres periodistas: un mexicano, un costarricense y el corresponsal de EL PAÍS.

"El embargo es un problema de todos los haitianos", dice Cédras. "La presencia de barcos de guerra en nuestras costas ha causado consternación y mucha gente se ha tirado a la calle en señal de protesta. En Cap Haitien, más de 10.000 personas se han manifestado públicamente. Con esas medidas coercitivas no se va a solucionar nada. Ya por lo pronto los organismos regionales e internacionales que han promovido estas sanciones están violando sus propios principios y sus propias cartas fundacionales".

Es el primer día de bloqueo naval y también del anuncio por parte de Estados Unidos de que la flota internacional que cerca Haití, inicialmente de mayoría norteamericana, se situará a tres millas de la costa para que el pueblo haitiano pueda comprobar con sus propios ojos que esta vez las sanciones contra el país van en serio.

"Con esta medida la ONU y la OEA [Organización de Estados Americanos] también están violando el derecho marítimo internacional", explica Cédras. "Los problemas no se pueden resolver ni con sanciones ni con intervenciones militares. Tenemos un ejemplo reciente en Somalia. La ONU intervino militarmente en Somalia y hubo muertos y sufrimientos.

Ahora resulta que se han dado cuenta de que lo más importante es el diálogo". En opinión de Cédras, no hay ninguna cláusula en los acuerdos de Governors Island, que son los que fijan para el 30 de octubre el regreso de Aristide, que indique que él como persona debe abandonar el mando de las Fuerzas Armadas. "He sido yo mismo quien en Governors Island adelanté que estaba dispuesto a una retirada anticipada para facilitar la solución política de esta crisis".

"¿Quién bloquea entonces los acuerdos?", pregunta el general. "Desde luego, no somos los militares los que lo hacemos. Todo el mundo habla de los acuerdos de Governors Island y nadie del pacto de Nueva York, que fue posterior y que fue sellado por el bloque de partidos de nuestro país, las dos cámaras parlamentarias y la comunidad internacional. En Nueva York se acordó un Gobierno de concordia nacional y ese punto no fue respetado cuando se constituyó en septiembre el Gabinete presidido por Robert Marval".

Según Cédras, hay un problema con la amnistía. Aristide, en su opinión, ha actuado con confusión en este asunto, dejando abierta la posibilidad de que, de nuevo en el poder, "puedan repetirse las mismas represalias que conocimos en 1991 ". Aristide, en palabras del jefe militar, ha emitido un decreto de amnistía que ha sido considerado insuficiente por los juristas haitianos y que deja desprotegida a mucha gente. Cédras estaría dispuesto a dejar ya mismo el Ejército si le garantizan una amnistía general y sin que más adelante le reclamen cuentas pendientes con la justicia.

"Estamos a la espera de recibir un decreto presidencial con vocando al Parlamento para que vote la ley de amnistía", prosigue el teniente general Cédras. "Lo importante de esta amnistía es que debe proteger a toda la so ciedad y muy especialmente a las Fuerzas Arrnadas".

Cédras dice que fue Estados Unidos el que en 1915 desmanteló el Ejército y la policía como instituciones independientes, creando en su lugar un único cuerpo a modo de gendarmería. "Yo estoy de acuerdo en que esa estructura no es la adecuada", indica, "pero el problema nos vino de fuera. Soy partidario de que haya por un lado una policía y por otro un Ejército. Y que este último esté replegado en bases militares y pueda al mismo tiempo, al ser Haití un país pobre, rendir servicios sociales a la población".

El máximo jefe militar de Haití está dolido con América Latina y especialmente con la OEA. Salva al presidente mexicano, Carlos Salinas de Gortari, de quien dice que siempre protestó contra la intervención militar en el continente, lo que considera una medida racional, lógica y sabia. Y añade: "Simón Bolívar empezó la liberación de América Latina con apoyo, armas y hombres que le facilitó el presidente haitiano Alexandre Pétion. Consiguió pronto la independencia. Hoy Haití merece mejor trato del que se le está dando".

Cédras concluye su entrevista hablando del Vaticano y de una solicitud de mediación que se le atribuye. No en vano fue la Iglesia católica la única que reconoció al régimen golpista al autorizar el papa Juan Pablo II al nuncio Lorenzo Baldisieri a presentar cartas credenciales a quienes derrocaron al sacerdote Aristide. Con anterioridad, Roma había entrado en conflicto con el presidente constitucional de Haití y le había hecho la guerra por sus aproximaciones a la teología de la liberación.