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Una historia de osos y hombres

'El aliento del diablo' intenta recuperar para el cine el relato en forma de cuento y de leyenda oral

Entre John Malkovich y Olimpia Dukakis, últimas aportaciones internacionales a la nómina de invitados al festival, el equipo de la nueva producción de Elías Querejeta acaparaba ayer la atención de los informadores. El aliento del diablo, segunda película de Paco Lucio -la anterior fue Teo el Pelirrojo-, se proyectó ayer dentro de la selección oficial. En el reparto trabajan Fernando Guillén, que hace de noble cruel; la chileno-francesa Valentina Vargas, que trabajó en El nombre de la rosa, y el ruso Alexander Kaidanovski, que fue protagonista de Stalker, de Andrei Tarkovski.Por cierto, que el actor ruso, que se enteró durante la cena de la disolución del Parlamento de su país, se limitó a encogerse de hombros ante la noticia: "Todos son iguales", comentó, refiriéndose tanto a Yeltsin como a sus enemigos políticos.

Paco Lucio empezó a escribir el guión a partir de la idea de unos furtivos, especialmente de uno, sordomudo (que interpreta Kaidanovski), que compensa su carencia desarrollando otros sentidos, y dice que, "desde que Querejeta se incorporó como guionista, a esa familia le hacemos emigrar de un poblado que se arrasa a sangre y fuego, no se sabe por qué, y arraiga en un nuevo territorio, en el que, a poco de llegar, ya se vislumbra que se ejerce un poder bastante despótico por parte del señor feudal, y a partir de ahí ya surge la relación de amor, pasiones, muerte..."."Pero no es una parábola", interviene el coguionista y productor Querejeta, "sino más bien un cuento donde ocurren cosas como pueden suceder ahora, pero en un escenario distinto, con ropajes distintos, pero con formas de pasión muy semejantes a las de ahora. No hay simbolismo premeditado".

"En ciertos momentos la película tiene un carácter épico", dice el director, "y creo que esto se ha resuelto bien, porque la producción ha proporcionado los medios que El aliento del diablo necesitaba tener, y esto permitió resolver problemas que en el cine español se resuelven habitualmente mal. A mí, una cosa que me interesa - mucho de El aliento del diablo es cómo se relaciona esta familia en una cultura que le es ajena. Y también me interesa el enfrentamiento de los dos poderes que hay sobre la familia protagonista: cómo esta gente se encuentra en una zona de la que irradian poder tanto el castillo como el convento, el poder civil y el religioso. Mucho más despótico el primero y mucho más sutil el segundo. Pero se advierte que no hay una linde ahí que separe nítidamente donde termina lo civil y comienza lo religioso".

"Y es desde este momento", prosigue, "cuando a los personajes se les imponen unas obligaciones de dificilísimo cumplimiento, incluso una labor de búsqueda de un cadáver por lagos y confines, que es donde aparece la leyenda que da título a la película, la leyenda como elemento de poder utilizado por el abad para coaccionar y que los personajes vuelvan a su redil. Y ahí surgen la amistad, el amor, la pasión y, como consecuencia, la muerte".

Dice Lucio que esta su segunda película empezó a escribirla con una tendencia a abaratarlo todo, a reducir los costes de producción, en resumen: no sacar a la familia de su choza para que no saliera caro filmar. "Pero cuando Manuel Gutiérrez Aragón y Elías entraron a trabajar en el guión, estas consideraciones se dejaron de lado, y la estructura itinerante, casi de western, con cabalgadas, ya fue posible".Recuperar el cuento

La elección de Alexander Kaidanovski para el papel de Damián se le planteó a Lucio después de verle en Stalker. "Aunque allí hace una interpretación muy monocorde, es porque Tarkovski así lo quiso. Pero cuando le vi sonreír entendí que podía hacerlo bien. Porque el aspecto de Damián es el de alguien que todos sus sentimientos llegan hasta las últimas consecuencias. Y puede pasar por castellano perfectamente. Hay un tipo de castellano, lo dijo Menéndez Pidal, que es rubio y de ojos azules, especialmente en León".

Elías Querejeta dice que "es bueno recuperar el sentido del cuento en la pantalla, la narración, ese tipo particular de narración que llamamos cuento en sentido tradicional e imperecedero. Uno de los intentos de la película es tratar de recuperar eso, contar una historia sencilla, aunque con todas las complejidades del cuento, que están soterradas y que cada cual captará. En este aspecto, me parece que hay antecedentes en algunas de las películas que yo he producido que son cuentos en la pantalla, y que a lo largo del tiempo se han ido enriqueciendo".

Paco Lucio, que ha trabajado como técnico con Querejeta en 22 o 23 películas, afirma que dirigir una película no, ha constituido para él ninguna sorpresa. "Desde que se incorporó al poyecto, una serie de problemas que yo le había planteado desaparecieron. Una cosa muy interesante e inesperada para mí, al menos al principio, es cómo se ha ido escribiendo el guión a la vez que se rodaba. Especialmente el desenlace".

"Lo que pasa", interviene el productor Elías Querejeta, "es que siempre ha habido una tendencia a dejar que la película crezca por sí misma, para ver qué va pidiendo aquello que tú ves en pantalla".

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