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Clinton levanta restricciones al derecho a abortar

Antonio Caño

El trepidante inicio de la presidencia de Bill Clinton, en el que, en 48 horas, han ocurrido conflictos bélicos, minicrisis de Gobierno, importantes medidas económicas y polémicas decisiones en el terreno social, supone un brusco encuentro del joven ex gobernador de Arkansas con la realidad de Washington. Ayer, nada más firmar la orden que levanta cuatro restricciones al derecho a abortar, miles de antiabortistas se manifestaron frente a la Casa Blanca.

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Parece todo un síntoma de lo azarosos que serán los primeros cien días de la Administración demócrata que, para afrontar la acusación de romper promesas electorales -iniciado desde que Clinton rectificó su posición sobre los refugiados haitianos para mantener la prohibición del asilo por causas económicas-, tiene que poner en marcha rápidamente medidas relacionadas con la protección del derecho al aborto y también de los derechos de los homosexuales.En esa línea, Bill Clinton firmó ayer cuatro documentos que levantan otras tantas restricciones al derecho al aborto, vigentes durante los últimos gobiernos republicanos.

La decisión de Clinton supone que las clínicas de planificación familiar puedan ser financiadas con fondos públicos, que los sanatorios financiados por fondos federales podrán aconsejar a sus pacientes en la materia y que los hospitales militares podrán practicar interrupciones del embarazo. La firma de esta orden coincide con el vigésimo aniversario del dictamen del Tribunal Supremo sobre el histórico caso Roe versus Wade, que legalizó el aborto en Estados Unidos.

Además, y para que no le acusen de promesas rotas, Clinton también ha ordenado revisar la prohibición de la píldora abortiva francesa RU-486 y ha autorizado la utilización de tejidos fetales para fines científicos, ambas cosas prohibidas durante el Gobierno del anterior presidente George Bush.

Pero las respuestas conservadoras no se han hecho esperar y, ayer mismo, decenas de miles de antiabortistas se manifestaron ante la Casa Blanca, para recordar el vigésimo aniversario de la ley que autorizó el aborto en Estados Unidos.

La diferencia, respecto a épocas pasadas de gobiernos republicanos, ha estado en que por primera vez en 12 años, se han celebrado sin apoyo gubernamental y, más aún, bajo el anuncio de que Clinton levantaba las restricciones al derecho a abortar en Estados Unidos.

Pero las dificultades que tiene por delante el nuevo presidente de EE UU son muchas. Cuando Bill Clinton declaró: "Ya estoy listo para comenzar mi trabajo", durante el juramento, ayer, de los miembros de su Gabinete, el presidente llevaba ya a sus espaldas una jornada completa de decisiones arriesgadas y polémicas que lo caracterizan como un hombre de acción rápida y empeñado en imponer un estilo radicalmente distinto al de George Bush, a quien sucede desde el mediodía del miércoles.

Además del bombardeo en Irak -que responde, más bien, a su decisión de dejar correr la bola empujada por su antecesor- y de la renuncia de Zoe Baird -con la que ha experimentado la presión del Senado y ha sabido reaccionar con una medida ejemplar-, el presidente notificó en la noche del jueves a los líderes del Congreso que no aceptará un límite obligatorio de reducción del déficit público en los próximos presupuestos.

Esta medida ha sido interpretada por algunos sectores como un reconocimiento implícito de que el presidente no podrá cumplir con su promesa electoral de rebajar en la mitad el déficit en sus cuatro años de gestión.

El portavoz presidencial, George Stephanopoulos, explicó que esta decisión ha sido tomada para que el Gobierno no se sienta obligado a una reducción global del gasto precisamente en el momento actual, en que los distintos departamentos tienen que presentar sus primeros programas.

Stephanopoulos explicó que equilibrar el presupuesto para satisfacer un compromiso de rebajar el déficit obligaría a una serie de reducciones "arbitrarias" del gasto militar, que son imposibles mientras se mantienen desplegadas fuerzas en Somalia y en Kuwait y una flota permanente en el Golfo.

El portavoz de la Casa Blanca aseguró, sin embargo, que el presidente Clinton presentará en breve al Congreso "un verdadero programa económico dirigido a reducir el déficit y a facilitar el crecimiento a largo plazo".

Mientras algunos comentarios críticos afirman que esta medida constituye una violación de las promesas electorales, fuentes oficiales explican que el compromiso del Gobierno de reducir el déficit no quiere decir que esa reducción tenga que hacerse obligatoriamente en el primer año.

Inclinaciones sexuales

Fuentes de la Administración afirman que Clinton ha puesto también en el primer lugar de la lista de prioridades del nuevo secretario de Defensa, Les Aspin, que ayer juró su cargo, una orden para que cesen las investigaciones sobre las inclinaciones sexuales de los aspirantes a las fuerzas armadas.

Esto supone un primer paso hacia una lesgislación, que estaría lista dentro de unos meses, para levantar explícitamente la prohibición a los homosexuales en el Ejército. Esta medida supone un arriesgado paso de la nueva Administración en sus relaciones con el Pentágono.

En política exterior, dos portavoces del nuevo Gobierno, entre ellos la embajadora ante la ONU, advirtieron que la situación en Bosnia será la primera prioridad de esta Administración y que se anunciarán medidas "muy pronto".

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