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Clinton muestra a Sadam que está dispuesto a seguir la línea de Bush con un nuevo ataque en el norte de Irak

Bagdad Un nuevo ataque ejecutado ayer por aviones norteamericanos contra una batería antiaérea iraquí, próxima a la ciudad de Mosul, en la zona de exclusión aérea del norte del país es la prueba de que el presidente Bill Clinton está decidido a seguir adelante con la política de presión militar sobre Sadam Husein. El Gobierno iraquí rechazó en un comunicado oficial la versión de Estados Unidos. "No hay baterías de misiles cerca de Mosul", ciudad localizada al norte del paralelo 36, reza el comunicado, que, a diferencia del difundido tras el ataque del jueves, no hace mención explícita al alto el fuego unilateral decretado por Bagdad.

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El comunicado oficial iraquí afirma: "Pensamos que este incidente está fabricado con la intención de provocarnos". El Pentágono, explicó que el ataque de ayer fue realizado, como el del jueves, por dos aviones de combate F-4G que dispararon al menos un misil contra la posición iraquí después de haberse visto señalados por un radar enemigo. Al parecer la batería no resultó alcanzada. Es un incidente. casi idéntico al del día anterior, que supuso el estreno de fuego de la nueva Administración demócrata.El diario The New York Times informaba ayer que las fuerzas militares destacadas por Estados Unidos en el Golfo están actuando hasta el momento de acuerdo con las órdenes impartidas por el anterior Gobierno, que los nuevos dirigentes no se han encargado de rectificar. El nuevo secretario de Defensa, Les Aspin, tomó ayer posesión de su cargo varias horas después del último episodio bélico en Irak.

El diario cita a un portavoz no identificado de la Administración que asegura que los actuales responsables no han pasado todavía ninguna directriz específica al Ejército sobre cómo actuar ante las supuestas violaciones iraquíes de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y de las zonas de exclusión de aérea.

El presidente Bill Clinton había comentado después del ataque del jueves que la política que se desarrolla en relación con Sadam Husein no es política de George Bush o de Bill Clinton sino "política de Estados Unidos".

La decisión de la nueva Administración respecto a Irak parece ser, por tanto, la de mantener la estrategia de conflicto limitado en la zona, a la espera del desarrollo de los acontecimientos. Esa política descarta, al mismo tiempo, las dudas sobre la supuesta debilidad del presidente Clinton a la hora de utilizar la fuerza contra de los enemigos de Estados Unidos.

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El comunicado oficial del régimen de Bagdad después del ataque de ayer no menciona explícitamente el alto el fuego unilateral decretado por Sadam Husein después del bombardeo con misiles de una supuesta instalación nuclear iraquí. Antes del nuevo incidente, las opiniones oficiosas habían subido de tono. El diario Ath Thawra, órgano del Partido Baaz, condenó ayer -antes de conocerse estos hechos- la acción militar del pasado jueves, que calificó de "agresión de Estados Unidos". El diario, que representa la opinión del Gobierno, asegura que "la última acción va más allá de la resolución 688". La reacción oficial iraquí al primer ataque, el del jueves, ha sido muy moderada.

Un comunicado del Ministerio de Exteriores, hecho público en la noche del jueves, el Gobierno reafirmaba el mantenimiento del alto el fuego unilateral y acusaba al avión norteamericano de lanzar una bomba de fragmentación y no un misil. La gente de la calle no ha tenido tiempo de preocuparse pues ni la radio ni la televisión ni la prensa han mencionado el hecho.

El equipo de destrucción de armas químicas de la ONU en Irak ya ha comenzado a trabajar en Muthana, a 130 kilómetros al noroeste de Bagdad, donde ayer trasladó equipos de comunicaciones, numerosos materiales para el control del proceso de eliminación de este tipo de armas y un número indeterminado de ambulancias. Los expertos creen que el proceso de destrucción del arsenal de gas mostaza y nervioso del Ejército iraquí podrá reanudarse en dos semanas. Paul Brough, jefe del equipo de la ONU, aseguró ayer en Bagdad que ya ha iniciado los primeros contactos y que la "actitud de las autoridades es muy buena". Su primer día laboral tras la llegada el jueves ha sido "satisfactorio". Preguntado si el trabajo de destrucción de armas químicas era peligroso para ellos, Brough respondió con rapidez. "Es menos peligroso destruirlas que dejar que sigan siendo lo que eran antes".

Antes de las vacaciones de Navidad, la cooperación con los iraquíes era excelente, aunque éstos dejan el trabajo sucio y más arriesgado a los inspectores de la ONU. El tiempo previsto para terminar este trabajo "es de varios meses", reconoce Paul. Otras fuentes de las Naciones Unidas son más precisas y confirman que los trabajos concluirán, si no hay nuevas interrupciones, en septiembre.

A las tres de la tarde llegaron otros 19 inspectores procedentes de Bahrein. Tampoco ellos tuvieron problema alguno durante el vuelo ni a su llegada a Habaniya. "Ha sido un buen viaje", dijo uno de ellos, de nacionalidad neozelandesa mientras descargaba en mangas de camisa cajas de material. Tras 15 días de duelo diplomático y diversos bombardeos en el norte y sur del país por parte de aviones aliados, además del ataque sobre Bagdad con misiles crucero norteamericanos, los 71 miembros de la ONU ya están en casa, como si nada hubiera pasado.

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