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Los países iberoamericanos pobres quieren libros aunque sea en edición pirata

La I Conferencia del Libro acaba en Granada con acuerdos legales y discrepancias reales

Los 24 países participantes en la I Conferencia Iberoamericana del Libro, clausurada ayer en Granada, lograron acuerdos básicos para fomentar la libre circulación de las publicaciones, si bien los representantes de las naciones más pobres mantuvieron posturas divergentes respecto a las de las más desarrolladas. Las diferencias más importantes se suscitaron en la mesa sobre derechos de autor, en la que Nicaragua, Guatemala, El Salvador o la República Dominicana antepusieron la difusión del libro, sea cual sea el sistema empleado, a la lucha contra la reproducción ilegítima.

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No obstante, las decisiones finales refuerzan la defensa de los intereses de los autores e incluso éstos propusieron la creación de comités nacionales en cada uno de los países para la lucha contra la reproducción ilícita de libros.En la segunda de las tres mesas en que se dividió la confencia, la relativa a la producción y comercialización del libro, los países centroamericanos defendieron políticas nacionales del libro frente a los representantes de naciones donde la edición está más desarrollada, que se declararon menos favorables a la intervención del Estado en el mundo del libro. En la tercera mesa, la dedicada a debatir una política de bibliotecas y de fomento de la lectura común, los puntos de vista divergieron respecto al papel que deben desempeñar los centros de lectura que, según ciertos países de Latinoamérica, no sólo deben ser lugares de información sino que también deben asumir el fomento de las actividades culturales.

Libros regalados

Los asistentes a la I Conferencia Iberoamericana del Libro exigieron que las organizaciones profesionales del libro aumentaran sus esfuerzos para acabar con la piratería. Esos esfuerzos pasan la dotación de fondos para la contratación de servicios profesionales de investigación y el establecimiento de asesorías jurídicas para los eventuales damnificados. Los escritores acordaron también que los distintos Gobiernos legitimen a los editores para intervenir en los procesos civiles o penales relativos a las obras que hayan publicado y que esta potestad se contemple expresamente en las cláusulas de los contratos.Todo ello deberá pasar forzosamente por la adhesión de los países participantes en la conferencia de Granada a todos los instrumentos internacionales que protegen a los autores. Dentro de las consideraciones finales, los escritores decidieron recomendar a organismos internacionales como la Unesco que promocionen la cooperación multilateral, con el fin de adoptar un acuerdo programático en material penal.

Estas posiciones, sin embargo, estaban en franca contradicción con otras sostenidas por los países menos pudientes, que incluso llegaron a plantear que los libros fueran regalados o que circularan en ediciones no autorizadas. Todo ello con el objetivo de que no descienda el índice de lectura. De hecho, los países de Centroamérica propusieron la creación de un instituto internacional bibliográfico que posibilite la adquisición menos gravosa de libros editados en Iberoamérica.Sobre la comercialización del libro, la conferencia acordó la necesidad de auspiciar políticas nacionales del libro no sólo económicas, sino de todo tipo, siempre que favorezcan la circulación libre y el intercambio. Respecto a las bibliotecas, los asistentes a la reunión de Granada coincidieron en la necesidad de interconectar las bases de datos de cada país para que todo el área disponga de información sobre las publicaciones existentes. Ésta es una de las principales trabas que impiden el intercambio internacional de publicaciones.

En cuanto a las medidas fiscales, la conferencia acordó que no se aplique el IVA al precio de los libros que exporten España y Portugal a los países latinoamericanos, así como la supresión de los aranceles que gravan innecesariamente el comercio editorial entre los países iberoamericanos.

Éxito

El director general del Libro y Bibliotecas de España, Federico Ibáñez, se mostró satisfecho con los resultados de la conferencia, cuya gestación ha durado varios años. "Reunir a 160 personas de 22 países, además de los representantes de España y Portugal, es un éxito; haber descubierto que hay más coincidencias que divisiones y que éstas se hayan concretado en propuestas determinadas se puede considerar un triunfo", señaló Ibáñez.Una de las aspiraciones más significativas de los participantes es que la conferencia tenga continuidad. Según se barajaba ayer, había intención de que la conferencia tenga carácter bianual, y que la próxima se celebre en Chile.

Entre otros países han asistido a la Conferencia Iberoamericana del Libro Argentina, organizada por el Ministerio de Cultura español, Bolivia, Brasil, Colombia, Puerto Rico, Costa Rica, Cuba, Chile, México, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela, República Dominicana, Panamá y Honduras, además de representantes de Francia y Bélgica.

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