Un amargo trago de fino
Cisma en las empresas bodegueras de Jerez de la Frontera tras una huelga de 59 días
Hace más de una semana, la Administración andaluza, la patronal que reúne a las bodegas de Jerez y los sindicatos representativos firmaban un acuerdo que acababa con 59 días de huelga. Este dato podría ser una mera anécdota si no fuera porque ha sido la protesta laboral más larga de la historia de las bodegas jerezanas, porque ha provocado un cisma entre los empresarios de la zona, porque ha supuesto unas pérdidas de varios miles de millones, porque patronal y sindicatos han mantenido un pulso inusual y porque se ha puesto de manifiesto la necesidad de acometer un ajuste en el sistema productivo de la zona.
Cerca de 18 horas duró la reunión que puso fin a la mayor huelga del sector bodeguero de Jerez y su zona de influencia. Una reunión que dio como resultado una solución de equilibrio entre Administración, empresarios y sindicatos.En el platillo de los logros de los empresarios queda la desaparición del Montepío de San Ginés de la Jara, entidad encargada de la cobertura de las pensiones de los trabajadores del sector. Por su parte, los sindicatos han logrado el compromiso de crear un sistema de previsión en el que las empresas tienen su cuota de participación económica.
Además, el colectivo laboral de trabajadores de 48 a 60 años tendrán acceso a las jubilaciones anticipadas con la garantía de percibir la totalidad de sus retribuciones. Para ello, la Administración aportará el 40% del total, mientras el resto estará a cargo de las empresas. Por último, las bodegas también se hacen cargo de las percepciones mensuales de los actuales 4.000 jubilados que dependían de la mutualidad desaparecida.
La trastienda
Hasta aquí los datos del conflicto. Sin embargo, en la trastienda hubo serios debates y enfrentamientos entre las propias empresas del sector, la patronal y los sindicatos y sobre el futuro del modelo productivo de la zona. Unas diferencias que ya han tenido sus tres primeras víctimas: Garvey, Bodegas Internacionales y Díez Mérito, empresas expulsadas de la patronal de la zona, Fedejerez. Una expulsión que tiene una curioso desarrollo.
A lo largo de los 59 días de conflicto, el frente empresarial tuvo una seria grieta. En un momento determinado, tres de los miembros de Fedejerez -precisamente Garvey, Bodegas Internacionales y Diez Mérito- alcanzaron un acuerdo con los sindicatos. Esta decisión provocó un fuerte enfrentamiento empresarial, aunque a posteriori los ejes de este acuerdo fueron los que presidieron el consenso final entre sindicatos y Fedejerez. Sin embargo, tan sólo una semana después la directiva de FedejereZ anunciaba la expulsión de las tres empresas.
Un segundo aspecto a reseñar fue el interés mostrado por los agentes sociales a nivel nacional en el conflicto. Un interés que se tradujo en el envío de refuerzos tanto de la CEOE como de CC OO. Los empresarios contaron con el asesoramiento de Jesús López Canelo, miembro de Analistas en Relaciones Laborales, consultora próxima a la CEOE. Por su parte, Comisiones Obreras mandó a la localidad andaluza en comisión de servicios a su peso pesado en el área de planes y fondos de pensiones Francisco Llobet.
No obstante, la reflexión más clara y preocupante es la que hace referencia a cuál es el futuro del actual esquema productivo de Jerez de la Frontera y su área de influencia. La pérdida de más de la mitad de la vendimia y la paralización de las empresas vinateras del marco del jerez durante 59 días, en puertas de la campana de Navidad, con repercusiones económicas que según la patronal se elevan a 3.000 millones de pesetas, son algunas de las consecuencias más importantes del este conflicto. Este panorama ha acentuado más si cabe el nubarrón que se cierne en la economía jerezana.
Fedejerez ya ha advertido que las consecuencias serán importantes y que marcarán una nueva estrategia de las bodegas jerezanas, dominadas en su mayoría por multinacionales extranjeras. De esta manera ya se ha anunciado que en el plazo de 12 años unos 1.400 trabajadores de la actual plantilla bodeguera, situada en 3.250 trabajadores, desaparecerá a través de las jubilaciones anticipadas. Una posibilidad asumida, aunque no con idénticas cifras, por las organizaciones sindicales.
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