María Zambrano, enterrada en Vélez Málaga a la sombra, de un naranjo

Los restos mortales de la pensadora María Zambrano reposan desde la tarde de ayer bajo la sombra de un naranjo en el cementerio de Vélez Málaga, su ciudad natal, tal y como ella deseaba para sellar lo que en 1987 definió como "una especie de boda con mi Andalucía, con mi Vélez Málaga".

El cadáver de la única mujer galardonada con el Premio Cervantes de Literatura llegó a las 9.55 de ayer a la capital de la Axarquía. En el patio central del palacio del Marqués de Beniel, sede de la fundación que lleva su nombre, desfilaron ante el féretro que contenía sus restos centenares de veleños, en su mayoría escolares.María Zambrano fue enterrada en un panteón cedido por la fundación municipal tras celebrarse un funeral por su alma en la parroquia de San Juan de Dios, donde fue bautizada en 1904. Sobre el féretro de la pensadora reposaba un puñado de limones, fruta cuyo aroma siempre le evocó su tierra natal. "El olor del limonero, el rumor del agua de Vélez Málaga, no ha podido ser borrado por las enormes bellezas de todo el mundo que el destino me ha dado a conocer", escribió hace cuatro años tras vivir 45 en el exilio. Desde su regreso a España en 1984, al sentir la acogida de sus paisanos, María Zambrano se preguntó constantemente el porqué de ese premio a su ausencia.

El sueño del regreso, sin embargo, no se verá del todo cumplido hasta que en el mismo panteón se reúnan los restos mortales de sus padres y su hermana, que ahora reposan en París y en Barcelona. Después del homenaje que le tributó el pasado jueves en Madrid el mundo de la cultura, la ceremonia de ayer tuvo un carácter sencillo, pueblerino.

La Fundación María Zambrano inauguró ayer una exposición sobre el legado de la pensadora, que ha cedido todo su patrimonio intelectual a la institución veleña. El vicepresidente, Juan Gámez, señaló que la fundación tratará de publicar en breve Los sueños y el tiempo, obra en la que María Zambrano trabajaba antes de su muerte.