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Entrevista:CONFESIONES DE UN POETA

"Yo no ensucio mi 'curriculum' de fracasado con una victoria"

Juan Cruz

Pregunta. ¿Qué es para usted la poesía?Respuesta. La poesía suplanta a Dios. Te saca de las cosas y te asoma a algo en lo que tú estabas ya y te acerca más a ti mismo, alejándote de lo que te rodea. Con ella me siento protegido totalmente. Es una necesidad. La poesía de poetas no me interesa. No me interesa escribir sobre las bellezas, escribir bien la poesía. Yo no soy poeta de poesía. A mí me hace un bien enorme, un bien enorme. Hoy en día en que estoy viejo y cansado de todo esto y aburrido, la poesía me hace un bien enorme.

P. ¿Cómo ha afectado su cultura al lenguaje natural de la poesía?

R. Si conoces un lenguaje son comparables todas las estructuras. Yo he sido escultor durante 30 años, y al concluir me di cuenta de que dominaba todas las estructuras y todos los lenguajes. Podía hacer de todo, pues, y entonces vi que lo más fácil, lo más gozoso, lo más barato era hacer poesía. Coger un papelito, colocar unas palabritas, combinar: eso es lo que he hecho siempre con la escultura, y es lo que luego he hecho con la poesía. Mis esculturas no tienen más de dos o tres elementos: eran raíces.

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P. Su actitud poética parece heredera de un grito.

R. La poesía es el hombre. A mí me interesa como hombre. No como poeta. Yo no me considero poeta. Para mí ser poeta responde a la necesidad de abordar el lenguaje poético. Primero hay un hombre y luego se escribe la poesía: un papel en blanco, dejar unas palabras, sentir que algo va a pasar ahí, y percibir que si estás fuera no estás y si estás dentro estabas.

P. ¿Cuál fue la primera palabra que llenó un espacio en blanco para usted?

R. Para mí el papel en blanco es un aliado. Yo la gozo ante él. La pagina blanca es en sí misma sagrada y cualquier palabra que pongas en ella es la primera palabra y es sagrada.

P. Supongamos que la primera palabra es libertad. ¿Qué le sugeriría como poeta?

R. La palabra libertad me sugiere el concepto de educación estética. Ése es el concepto más revolucionario de todos. El hombre se sitúa desde el arte o desde la vida. Te voy a hablar de los dos niños y de los dos hombres que hay en mi vida. Uno sale de la educación estética y ése es un hombre y el otro sale de la vida y es un violento. A mis seis años puede decirse que acaba mi vida de escultor. Lo que hice después ya lo había hecho a los seis años y era una defensa estética de los miedos míos. El hombre está mal hecho, lleno de temores, de miedo, de muerte. Esos temores pueden ser de carácter espiritual y pueden curarse con el arte, con la estética, o su raíz puede ser material, física, y entonces se curan con la violencia.

P. ¿Qué hay de niño en Jorge Oteiza?

R. ¿De niño? Todo, realmente yo creo que el hombre concluye en el niño. Mira este recorte sobre mí mismo: "SI hubiera muerto con seis años hubiera sido en plena madurez, plenamente realizado. El hombre concluye en el niño y el arte en el origen". Yo tengo una historia retrospectiva, que comienza en este momento y va retrocediendo hasta la prehistoria. En el futuro está la muerte.

Poder violento

P. ¿Cómo compagina usted su idea de la educación estética y su propio concepto de la violencia? ¿Cómo es posible que podamos decir que debemos admirar las cosas y saberlas colocar en el espacio y, sin embargo, almacenemos tal capacidad de violencia que seamos capaces de decidir sobre la vida de los otros?

R. Todo está hecho desde lavida, sin educación estética. Por tanto, el hombre es un violento forzosamente, no puede ser otra cosa. El poder es violencia, todo es violencia, nuestro alrededor es violento.

P. ¿Y esto no lo juzga usted como un defecto?

R. Te lo contaré en dos palabras: a los seis años yo me protegía estéticamente de todo, me salvé de todos los temores. Pero fui dos niños: un poco más tarde, a los 15 años, vino el otro niño. Mi padre tenía un hotel. Fracasó de pura buena persona que era; le hacen barbaridades y le acosan los acreedores y el tipo se hace fuerte en el hotel. Un día, tocan a la puerta y es uno de los acreedores; mi padre abre la puerta, saca un revólver y el tipo sale corriendo. Y fijate la impresión que me hizo a mí que le pregunté: "¿Y por qué no has disparado? " ¿ Y él me respondió: "Oye, que no se puede matar a nadie". Me quedé preocupadísimo y sentí florecer ese brote de violencia. -A los dos días fui a ver a una usurera que mi padre sufría. Llamé a la puerta, segundo piso, la veo que está junto a una ventana abierta, como tomando el aire, voy directamente a ella, la cojo, la asomo a la ventana, y cuando la estoy tirando por la ventana su asistenta se me agarra a mí, grita, pide socorro, y sube un guardia municipal. El guardia me detiene, me anuncia que me va a llevar a la comisaría y al bajar las escaleras me dice: "Qué pena haber llegado tan pronto a salvar a esta desgraciada usurera".

P. La violencia tiene ese origen. Pero, ¿qué fin tiene?

R. Pues matarte a ti o matar a los demás.

P. Pero, ¿cómo terminaría la necesidad de la violencia?

R. Es que la violencia tiene que ser necesaria: el que no es un violento es un cobarde.

P. ¿Piensa eso de verdad?

R. Claro que lo pienso de verdad. Además, todo lo que yo pienso, aunque sea en broma, es de verdad. Es que no sé decir mentiras: las mentiras que yo digo son verdad también.

P. ¿Dónde está la poesía?

R. La poesía está en uno. La poesía es sagrada. Está en uno. Uno es la poesía. Igual que la obra de arte, que debe estar en el hombre, y no en el museo.

P. ¿Y Dios, dónde está Dios?

R. En uno mismo se esconde.Se esconde en cada uno de nosotros y yo he estado buscándole, vestido de ciclista, meditando.

P. ¿A qué se debe, según usted, el desprestigio de Dios en la sociedad contemporánea?

R. El Dios que se ha desprestigiado es el Dios confesional de los dogmas y las iglesias. Si Dios no existe en todas partes, entonces no es Dios: es un Dios regional, cada uno tiene su tipo de Dios.

P. ¿Y Dios admite esa idea de violencia que usted tiene contra todo?

R. El Antiguo Testamento está lleno de ejemplos de violencia. Hay grados de violencia. La violencia es un reaccionar espiritualmente de un modo y tratar de mejorar las cosas: ésa es la consecuencia de la educación estética. Y en ese caso se puede ser un violento sin muerte, sin violencia, ni agresión. Yo soy un violento que con la educación estética he salvado mi violencia, pero yo creía que el arte contemporáneo ha fracasado por no haber dado esa educación a los hombres.

P. ¿Por qué hay en usted esa apariencia de ira general?

R. Es en función del amor. Yo estoy cargado de amor por las cosas. Si reacciono en contra, pues me cargo de odio. El odio y el amor van de la mano.

La ira y el tiempo

P. ¿En esa Ira no hay una reacción contra el paso del tiempo?

R. No, no. Contra el fracaso sí. Contra el paso del tiempo Inútil.. Lo mejor que puede hacer el tiempo es pasar.

P. ¿Y cuáles son los fracasos?

R. Todos, todos. Cuando yo cito al poeta suicida que decía que los sueños han perdido la batalla, pienso que si uno ha perdido la batalla, ha perdido su proyecto, y mis proyectos han sido hechos para mi país. Y como he perdido siempre, pues los fracasos son gravísimos. Perder, no lo que uno no tiene, sino lo que uno podía haber sido, lo que podía haber sido el país de uno, eso no lo puedo soportar. Has perdido tu vida, coño. Pero el Oteiza que la gente conoce ese Oteiza violento que quiere cargarse a cualquier aparece desmentido en este libro, que está lleno de ternura.

R. Coño, no me digas. Si yo estoy lleno de ternura y de amor. Pero no es que no haya sido correspondido: es que no estoy hecho para hacer lo que yo quería haber hecho. Cuando dicen los católicos que volveremos con las mismas almas y cuerpos yo digo que si yo me veo en el cielo con el mismo cuerpo que tengo armo un lío allí que no te digo nada.

P. ¿No hay un Oteiza interior que usted trata de ocultar y que aparece en la poesía?

R. No lo trato de ocultar: es que me sale, es para defenderme. Yo escribo para protegerme. No escribo para nadie. Más bien escribo para incomunicarme. Pero si uno habla se comunica de un modo, pero yo no quiero comunicarme, no me interesa, soy yo quien precisa compadecerse. Yo escribo, yo qué sé, yo escribo para hacerme bien, para protegerme a mí mismo.

La muerte curativa

P. ¿De qué se quiere proteger usted? ¿De la muerte?

R. Me protejo de mis propias limitaciones. Es una protesta contra mí mismo. Yo quisiera haber sido distinto, mucho mejor, físicamente, intelectualmente. Pero reconozco y casi agradezco que no sea tan bueno como yo quisiera. A la enfermedad la quiero más que ala salud. La salud es inútil: no sirve para nada. Yo quiero a la muerte. La muerte es la que me va a curar a mí de hombre. Es la muerte la que me va a salvar.

P. ¿Y qué poetas van con usted en ese viaje?

R. El gran poeta que siempre me ha acompañado es Mayakovski.

P. A veces parece que fuera el Vallejo de "hay golpes en la vida tan fuertes".

R. Una vez di una conferencia sobre Vallejo. Georgette, su viuda, estaba allí y al final me dio un abrazo Y me dio acceso a todos los textos inéditos de Vallejo, e incluso me dio el cadáver de Vallejo. Te lo explicaré: Vallejo estaba enterrado en París, en un panteón de Georgette; el panteón estaba alquilado y se terminaba el plazo. Entonces decidió encargarme que yo hiciera las gestiones para que Vallejo fuera enterrado en San Juan de Luz al lado del lehendakari Aguirre. Vallejo quería ser enterrado en España. Fui a hablarlo: ni sabían quién era Vallejo. Pobre gente: con un poco de euskera creen que ya han cumplido todo.

P. ¿Usted cree que la poesía cambia a la gente? ¿A usted le ha cambiado un poema?

R. A mí no me ha cambiado un poema. Y la poesía no es que me haya cambiado: esque me ha ,hecho. Si no escribo no existo. Existo como fracaso nada más, carajo, como violencia. Cuando escribo no soy violento. Ahí me he salvado. Ahí estoy lleno de ternura todo. Lleno de ternura. Pero si no es por eso... Me ha salvado el arte, me ha salvado la poesía. Por eso he tenido dos infancias y por eso soy dos hombres.

P. ¿Usted nota que cuando escribe un poema recupera el tiempo perdido?

R. Por supuesto: es que vivo fuera del tiempo, liquido el tiempo. Hay formas de liquidar el tiempo. En el clasicismo lo que se hace es inmovilizarlo; en el barroco al tiempo se le deja escapar.

P. ¿Cómo permite la poesía luchar contra la muerte?

R. Gracias a la poesía ya no me preocupa la muerte. Amo la muerte. Tengo una especie de enamoramiento de la muerte, y sobre todo a mi edad es momento de salir al encuentro de la muerte, amorosamente. La muerte es curación de los fracasos de la vida.

P. ¿Hasta qué punto su preponderancia como escultor ha minimizado su actividad poética?

R. Yo no he usado la poesía, porque la poesía ha resultado un fracaso mío. Es decir, que yo he luchado porque soy un hombre de acción. Yo no tengo por qué escribir, ni poesía ni nada. Yo soy un hombre que tiene que producir. Yo estoy luchando políticamente por contribuir a mi país desde la educación estética. Ahora, escribo cuando he fracasado. Ahora estoy escribiendo cuando he acumulado todos los fracasos de mi vida y tengo miedo a que tenga una pequeña victoria. Yo no ensucio mi curriculum de fracasado en todo con una victoria de mierda. Yo no quiero ninguna victoria. Que me dejen tranquilo: yo he fracasado y estoy muy feliz. Y ahora que he fracasado me entrego a la escritura poética. Mientras, para qué coño iba a hacer yo poesía si estoy haciendo vida. Luchando, conspirando. Escribir es fracasar.

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