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EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

Caza al hombre entre judíos y palestinos en Jerusalen

Juan Jesús Aznárez

JUAN JESÚS AZNÁREZ ENVIADO ESPECIALEl acuchillamiento del enemigo judío o palestino se impuso por segundo día consecutivo en un Jerusalén tomado por patrullas militares, mientras la coalición gubernamental derrotaba las diversas mociones de censura presentadas en la Kneset (Parlamento israelí por la oposición contra el Gabinete de Isaac Shamir, al que se responsabiliza del rápido agravamiento del problema palestino. Un palestino resultó muerto ayer por los disparos de tropas del Ejército, y un árabe, un coronel en la reserva y dos soldados israelíes fueron heridos por arma blanca.

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Tropas japonesas.

La lista de víctimas abierta el domingo por la bayoneta de Omar Abu Shiran continúa sin cerrarse en la ciudad santa y los territorios de Gaza y Cisjordania.Los 53 votos de la derecha más conservadora y el integrismo religioso más intransigente que hayan ocupado nunca el poder en Israel impidieron que su Parlamento aprobase alguna de las mociones apoyadas por los 51 votos de los laboristas y los grupos de la izquierda en contra de la política económica del Gobierno, su manejo de la masiva inmigración de judíos soviéticos y el inflexible tratamiento de la cuestión palestina.

Los tres muertos del domingo y los sucesos de ayer acompañaron la discusión de unos considerandos sancionadores denunciados la semana pasado pero que ayer cobraron nueva dimensión.

La crispación reinante entre los residentes del barrio judío de Baka, donde murieron las tres personas apuñaladas por Abu Shiran se sumó a la espiral de violencia y disturbios desatada en la población ocupada de Jenin, donde un palestino cayó abatido mortalmente por los disparos del Ejército, que reprimió con dureza los actos callejeros. Un número indeterminado de palestinos fue atendido en hospitales.

El ministro de Defensa, Moshe Arens, declaró que los nuevos enfrentamientos hacen más difícil la reconciliación entre judíos y palestinos. Shamir afirmó por su parte que se adoptarán las medidas necesarias para sofocar la revuelta.

El Gobierno israelí, en un delicado momento político y en el punto de mira de la ONU, busca evitar un enfrentamiento civil incontrolable y ayer impidió el acceso a Jerusalén de los miles de árabes que residen en Gaza y Cisjordania pero trabajan en la capital.

Piquetes de judíos encolerizados por el asesinato de tres compatriotas apedrearon el día anterior los vehículos con matrícula árabe que diariamente llegan a Jerusalén. También agredieron a varios judíos liberales que propugnan el diálogo como solución. Las ruedas de 35 coches propiedad de judíos aparecieron ayer rajadas en Baka.

Seguridad árabe

"Todos los árabes tienen que volver. Lo hacemos por su seguridad. Únicamente pueden pasar cuando están debidamente autorizados para ello o la persona que los contrata viene a recogerlos aquí", razonaba un soldado en uno de los numerosos puestos de control con barreras establecidos en las principales carreteras de entrada a Jerusalén. Vehículos de matrícula judía eran detenidos también cuando los soldados descubrían por la fisonomía de sus ocupantes que eran árabes.

La vigilancia policial para evitar actos de violencia se amplió a mercados, establecimientos públicos, paradas de autobús y centros oficiales.

Los nuevos acuchillamientos. comenzaron en Gaza, donde un palestino con pasaporte jordano hirió la noche del domingo a un soldado israelí y fue alcanzado a continuación por los disparos de otro soldado que presenció el ataque.

Un militar de patrulla resultó también levemente herido por un golpe de hacha. En el norte de Jerusalén, en una barriada árabe, tres heridos armados con un machete infligieron heridas de consideración a un musulmán.

En todos estos lugares las protestas y la tensión aumentaron. La ciudadela histórica de la capital, ocupada por Israel tras la guerra de los Seis Días de 1967, parecía no acusar los desórdenes irradiados desde el barrio de Baka, y su zoco recuperó vida y animación. Las venganzas continuaron a primeras horas de ayer, cuando un coronel de 43 años en la reserva transitoria salía de un supermercado de Leve Yaacov.

Sin mediar palabra

Sin mediar palabra, un joven de aspecto árabe le asestó un navajazo en el costado y emprendió la huida. Un vecino armado le disparó sin éxito. La policía acordonó la zona y montó un amplio dispositivo para intentar su captura.

"Le apuñaló por detrás y corría por esa callejuela", recordaba un indignado testigo. "Inmediatamente, uno de nosotros entró en el supermercado, cogió otro cuchillo y salió en su persecución, pero era muy tarde. La policía parece que sabe quién es".

Omar Abu Shiran permanece detenido y las fuerzas de seguridad israelíes han cerrado su vivienda en Abadiya, cerca de la ciudad de Belén, para evitar revanchas sangrientas de ciudadanos israelíes.

La familia fue evacuada y la casa será demolida para que no vuelva a ser habitada.

Llamadas telefónicas a diversos medios de comunicación de grupos distintos, todos ellosdijeron que representaban a la causa palestina reclamaron la autoría de los apuñalamientos, y entre ellos, uno que se autodenomina Fuerza 17, advirtió sobre los futuros e inminentes ataques contra objetivos israelíes en un anuncio de dudosa credibilidad.

"Vete al infierno"

, El hermano de Shalom Chelouche descorrió con fuerza una puerta lateral de la furgoneta y arremetió en tromba contra un camarógrafo de la televisión belga que filmaba la llegada de los familiares y amigos del policía asesinado ayer al cementerio militar de HerzI. "¡Vete al infierno, maniaco!", gritó , fuera de sí, mientras destrozaba a puñetazos uno de los visores dé la cámara. El reportero belga, pálido y desencajado, hubiera sido molido a golpes por el hermano de Chelouche, un soldado de 22 años que echaba espuma por la boca y se contorsionaba en espasmos cuando fue reducido por cinco personas e introducido en el vehículo. La policía, cuyo ministro, Roni Milo, y su jefe superior se encontraban a 30 metros del incidente, desalojó al resto de los periodistas que cubrían el funeral de una de las tres víctimas del palestino Omar Abu Shiran.

Al igual que en el duelo por la soldado Irish Azulai y el empresario Eli Altaratz, la bandera israelí cubría los féretros transportados en un camión militar, y el dolor se mezclaba con la ira y la agresividad de muchos asistentes al oficio religioso. La creciente animosidad de la población judía más exaltada contra una gran parte de la prensa extranjera, a la que acusa de alterar injustamente y en favor dela Intifada la realidad de dos comunidades enfrentadas, era ayer palpable.

Una incursión informativa por el barrio judío de Neve Yaacov, donde fue herido el coronel en la reserva, aconsejaba mudarse en colaborador no solicitado de La Voz de America, la emisora propagandística del Gobierno norteamericano. Sólo entonces, y sin demasiado entusiasmo tampoco, los vecinos aceptaban hablar en inglés y dar sus testimonios.

El Ministerio de la Policía, que recibió informes de hostigamientos, ordenó a sus agentes que amparen el trabajo del nutrido cuerpo de prensa destacado en Jerusalén.

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