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FERIA DE SAN FERMÍN

Cogida grave de Litri

ENVIADO ESPECIALLitri trasteó breve en el tercio al tercero de la tarde, salió a los medios, citó de largo con la derecha, el toro no obedeció al engaño y se lo llevó por delante. Fueron unos segundos angustiosos con Litri pugnando por soltarse de aquella guadaña que le mordía el pecho. Cuando lo logró cayó de pie, escapó corriendo, con el toro persiguiéndole de cerca, y ya junto a tablas consiguieron las cuadrillas hacer el quite. Algún banderillero metió la mano bajo la chaquetilla del diestro, vio que estaba herido y se lo llevaron apresuradamente a la enfermería.

La consternación del público quebró el ambiente festivo de la tarde, que transcurría triunfal merced a la clamorosa faena de Espartaco en el toro anterior. Esa faena tuvo los defectos habituales en este espada, que difícilmente carga la suerte y de la utilización abusiva del pico de la muleta ha hecho vicio, pero la construyó aunando técnica, valor y espectacularidad, de manera que el encastado toro acudía, sometido, allá donde le mandara ir, y las suertes fluían en acabada ligazón, así fueran aquellas que la tauromaquia tiene por fundamentales, las de adorno o las de alarde, incluidos desplantes de rodillas.

Cebada /O

Cano, Espartaco, LitriToros de Cebada Gago, con trapío y casta, flojos. Ortega Cano: dos pinchazos, estocada a toro arrancado y rueda de peones (silencio); dos pinchazos y estocada (silencio); estocada caída (dos orejas). Espartaco: estocada trasera caída y descabello (dos orejas); pinchazo y bajonazo (ovación y salida al tercio); estocada (oreja). Litri: cogido grave por su primero. Plaza de Pamplona, 12 de julio. Séptima corrida de feria.

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La faena del alboroto no se la hizo Espartaco a un borrego, sino a un toro de trapío y casta, justo de fuerzas, mas no justo de nobleza combativa -antes al contrario-, con la que se midió de poder a poder, sin vacilación alguna. También resultó complicado el cuarto toro, que recelaba del engaño, se quedaba corto y, faena adelante, acudía largo porque Espartaco le consintió y obligó en otro emocionante enfrentamiento de poder a poder que de nuevo enardeció al público.

Todo habría podido repetirse en el sexto si no fuera porque ese toro ya era un inválido. Espartaco porfiaba entre los pitones, poniendo los pelos de punta al gentío que abarrotaba la plaza (calvos excluidos, naturalmente); pero, de repente, las pelambreras se tornaban fláccidas, pues al toro le daba por sentarse en la arena. Ya al final devino que Espartaco citaba de rodillas, el toro se le sentó delante y pareció que iban a echar una mano de mus. No la echaron: Espartaco le metió un estoconazo al toro por el hoyo de las agujas y luego le cortó la oreja, que pidió el público con delirio.

La encastada corrida de Cebada Gago, floja (con una vara o vara y picotazo se resolvieron los primeros tercios), tardó en entrarle por los ojos -y por el corazón- a Ortega Cano, que no acabó de confiarse con su primero, abrevió con el toro que cogió a Litri -según procedía- y, finalmente, al quinto le fue consintiendo pausadamente hasta lograr tandas de redondos y naturales instrumentados con auténtica hondura y muy bien abrochados con los correspondientes pases de pecho.

Tanta oreja en la tarde -¡cinco!- se debió en buena parte al triunfalismo que tenía arrebatado al público, y aún se quedó con las ganas de pedir más. La cogido al público , y aún se quedó con ganas de pedir más .LA cogida de Litri, sin embargo, había puesto sobras de preocupación, pues se temía que la cornada fuera grande. Hasta que al final apareció un mensaje esperanzador en el panel electrónico de la plaza: "Litri, operado satisfactoriamente". Y volvió la alegría plena, con gran estruendo de ovaciones, cánticos, charangas y vivas a san Fermín.

Cornada en el tórax

Litri fue operado en la enfermería de la plaza, por el doctor Héctor Ortiz, de una cornada en el hemitórax derecho de 10 centímetros, que afecta al músculo pectoral, y otra en la axila, con dos trayectorias, de cuatro y seis centímetros, que no afectan órganos vitales. Grave.

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