_
_
_
_
UNA DICTADURA EN LA ENCRUCIJADA

Los cálculos del general

Hace casi ocho años, en una sesión de la Junta de Gobierno y del Gabinete, se debatieron ardorosamente los plazos que tendría la transición del régimen. El proyecto redactado por abogados de derecha, entre ellos el ex presidente Jorge Alessandri y Enrique Ortúzar, contemplaba una transición de cinco años, que comenzaría en 1981 para culminar en 1986 con elecciones de presidente y diputados. Mientras, funcionaría un Congreso designado. Pero el proyecto fue modificado al gusto de Pinochet.La Junta tuvo en esa reunión frente a sus escritorios el proyecto redactado por este grupo, que propuso la extensión de un período presidencial de 16 años, entre 1981 y 1997, antes de la celebración de elecciones. "Ésto es una locura", exclamó Ortúzar, temiendo que el período de 16 años fuera rechazado por la ciudadanía y que la elección de 1997 fuera traumática. Ortúzar sugirió una transición gradual y en la reunión todos parecieron aceptar el criterio. En ese momento, Pinochet se acercó a una pizarra, tomó una tiza y trazó una línea. Una investigación del diario La Época relata así el momento: "Muy bien", dijo. "Ocho años. Aquí se corta". "Luego trazó otra raya, más abajo". "Y otros ocho años. Dos períodos. En el medio, plebiscito de ratificación". "Los presentes asintieron".

Más información
Entre 'Missing' y Visconti
Si triunfa el 'no'
Una perla en la corbata
Los chilenos deciden hoy la suerte de la dictadura de Pinochet
Si triunfa el 'si'
Democracia bajo fianza
400 observadores extranjeros
Pinochet asegura a EE UU que respetará el resultado

En agosto de 1981 el Gobierno convocó a un plebiscito para aprobar este proyecto de Constitución, dando un mes para la campaña. Según la oposición, el plebiscito fue fraudulento: no hubo censo electoral y se desarrolló bajo el estado de emergencia. El resultado no sorprendió. El sí a la Constitución obtuvo un 67% y el no, propugnado por toda la oposición, 30%. Un día antes de la votación Pinochet aseguró que no se presentaría como candidato en 1988. Pero la euforia triunfalista pronto le hizo olvidar esta oferta.

Pero el colapso del modelo económico y el agotamiento de la dictadura provocaron la explosión de las protestas en 1983. Pinochet tardó tres años en desarticular esta movilización combinando represión y diálogo.

Negativa al diálogo

El acuerdo nacional para la transición a la democracia, suscrito por un espectro de partidos de derecha a izquierda y auspiciado por la Iglesia católica tampoco prosperó. Pinochet se negó a dialogar, mientras el acuerdo se desmembraba por las disidencias entre sus firmantes. En1987, la mayoría de la oposición, que rechazaba la ley de partidos y el plebiscito, inició una campaña por elecciones libres. Los partidos no pudieron reunir la suficiente presión social como para que el régimen accediera a modificar la Constitución. Ya sin alternativa, los opositores se resignaron a participar en el plebiscito de Pinochet. El general, que siempre ha creido que éste es mero "plebiscito de ratificación", logró imponer su itinerario, aunque ahora enfrenta un problema no previsto: la campaña de la oposición logró movilizar a amplios sectores y puede derrotarlo. ¿Lo aceptará Pinochet?

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_