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Richard Perle: "El diálogo sobre desarme convencionalavanzará lentamente"

Pregunta. Casi dos años después de abandonar el Pentágono, ¿cómo ve las relaciones Este-Oeste y el proceso de desarme?Respuesta. La Alianza Atlántica se halla en un momento mucho mejor que a principios de la década. Entonces estábamos en peligro de grave crisis. Hoy es diferente, gracias a una política consecuente de Occidente. Sin embargo, el diálogo sobre desarme convencional, que es prioritario, avanzará mucho más lentamente de lo que piensan algunos. Ahí está y se gasta el dinero. Gorbachov lo sabe. Me lo dijo en la cumbre de Washington. El ahorro en gastos militares no puede venir de las armas nucleares. Moscú y Occidente coinciden en su interés económico en llegar a un acuerdo. Los soviéticos dan la impresión de aceptar que tienen superioridad y que quieren abandonarla para lograr un acuerdo. Pero cuando presionas en aspectos concretos de la negociación, la cosa no está tan clara y comienzan a hablar de asimetrías en nuestro favor. Las negociaciones son enormemente difíciles y lentas. Tenemos que tener cuidado.

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P. ¿No cree que la OTAN debía haber presentado hace tiempo ya su propio concepto de desarme convencional?

R. La toma de decisiones en la OTAN es muy lenta, porque está compuesta por países que tienen que llegar a un acuerdo entre todos. No es que Occidente intente retrasar un acuerdo.

Hay opiniones muy diversas. Washington nunca tuvo el lujo que goza Moscú de decidir y saber que sus aliados le siguen.

P. ¿No está Moscú ahora en el mismo caso de ver cómo sus aliados se niegan a seguir su política?

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R. En general, no. La oposición de Rumanía se debe a que este país está dirigido por un lunático [Nicolae Ceaucescu]. Por cierto, que considero un escándalo que Occidente no reaccione en contra de la barbarie en este país. Pero exceptuando este caso, creo que los aliados de la URSS siguen obedeciendo las consignas soviéticas en la política hacia Occidente. En todo caso, creo que existe un potencial explosivo en Europa oriental. Las cúpulas dirigentes temen que la glasnost [transparencia informativa] les cueste el poder.

P. Usted es muy escéptico sobre las posibilidades de éxito de la reforma de Gorbachov.

R. No tengo ninguna duda sobre la sinceridad de Gorbachov en acometer reformas profundas. Es un hombre muy inteligente. Sí dudo, sin embargo, de sus posibilidades de éxito. Sí sus reformas fallan, puede que la URSS no tenga otra oportunidad de alcanzar al mundo industrial moderno. La suerte de la revolución está en juego. Él es un hombre enormemente comprometido, dedicado y sincero con el proyecto de reformar una economía donde los trabajadores no trabajan, los directores no dirigen y la gente no ve compensados sus esfuerzos y formación sino sus contactos personales, su militancia partidista o su corrupción. Para cambiar esto hay que introducir un nuevo elemento en la cultura política soviética, la oportunidad del bienestar por la efectividad, el incremento de las opciones personales. Esto implica un cambio sustancial en el sistema político. Occidente tiene que esperar y mantenerse alerta. Con tiempo, y viendo cambios sustanciales, sí considero factible una mayor cooperación económica.

P. ¿Teme un fracaso de la política de Gorbachov a corto plazo?

R. Tendrá que mostrar resultados concretos en los próximos dos o tres años. En caso contrario, disminuirá el apoyo a su política. Para la población, no ha cambiado nada más que la retórica política. La situación material es peor que nunca.

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