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Un recurso para situaciones desesperadas

Milagros Pérez Oliva

El corazón artificial utilizado en el hospital de Sant Pau fue diseñado por Robert Jarvik, de ahí que se le denomine Jarvik 7 (el número corresponde a los distintos modelos diseñados hasta alcanzar el éxito). Este modelo consta de dos partes:un implante o prótesis mecánica, que es la que se coloca en el cuerpo, y una consola que genera los impulsos necesarios para bombear la sangre.El implante está hecho con poliuretano y alumnio, y su diseño corresponde a los dos ventrículos del corazón humano. Esta prótesis es implantada en el tórax del paciente y está conectada mediante dos tubos de plástico que salen por el abdomen con una consola que contiene, entre otros mecanismos, un generador externo de aire que activa el diafragma. La consola es imprescindible para mantener en funcionamiento la prótesis, por lo que el enfermo debe permanecer siempre conectado a ella. En estos momentos se encuentra en fase experimental un nuevo modelo de consola de tamaño mucho más reducido, que permite la movilidad del paciente con mayor facilidad.

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El corazón artificial fue implantado por primera vez por el equipo del doctor William De Yries el 2 de diciembre de 1982 ' en el hospital Humana de Louisville (Estados Unidos). Los dos primeros pacientes fueron intervenidos en situación desesperada y lograron sobrevivir con el corazón artificial 112 días el primero y 133 el segundo, pero fallecieron a causa de diversas complicaciones. Entotal se ha usado 81 veces, y han sobrevivido 58 pacientes.

Según su creador, el Jarvik 7 está diseñado para funcionar de tres a cinco años y para palpitar 40 millones de veces por año. Sin embargo, este modelo se ha revelado más útil como complemento del trasplante de corazón que como finalidad en sí mismo, puesto que no ofrece una buena calidad de vida y a la larga comporta el riesgo de provocar accidentes vasculares.

Un complemento

En cambio, este modelo de corazón artificial constituye un excelente recurso para utilizar en pacientes que ya han sido sometidos a un trasplante y sufren una crisis de rechazo o, como ha sucedido en el caso de Fernando Bonifacio, el órgano implantado no funciona correctamente. También puede ser útil para implantar en los pacientes en lista de espera para un trasplante que llegan a una situación desesperada sin haber encontrado todavía un corazón compatible con su organismo. En este caso, el Jarvik 7 puede evitar su muerte hasta que se produzca la donación del órgano adecuado.

El Jarvik 7 implantado a, Fernando Bonifacio fue suministrado al hospital de Sant Pau por la firma Symbion a través de la sociedad española Cor-Médica, que ha entregado ya el aparato pese a que sólo ha mediado una opción de compra. La consola cuesta 25 millones y tres millones más cada una de las prótesis. El hospital dispone de varias prótesis, en previsión de una sustitución.

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