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Obando y la 'contra' suspenden el diálogo de alto el fuego previsto para hoy

Antonio Caño

La contra y el cardenal Miguel Obando y Bravo se pusieron de acuerdo para suspender las conversaciones de alto el fuego en Nicaragua, que hoy debían haberse iniciado en Guatemala. Con ello, queda de nuevo en el aire la posibilidad de detener a corto plazo una guerra que, según había denunciado el propio primado de la Iglesia nicaragüense, causa una media de 20 muertes diarias.

Managua mantuvo hasta el último momento su voluntad de acudir a la cita en la capital guatemalteca. Mientras el Gobierno de EE UU expresó ayer su apoyo a que las negociaciones de paz se reanuden lo más rápido posible.El Gobierno nicaragüense recibió en la noche del lunes una comunicación del obispo auxiliar de Managua, Bosco Vivas, en la que pedía que "por iniciativa del cardenal Obando", las conversaciones de alto el fuego fueran retrasadas hasta el próximo día 18, para dar tiempo al arzobispo a regresar de Roma, adonde viajó hace un mes.

Pocas horas antes la Resistencia Nicaragüense (RN) había anunciado en Miami que, después de consultar con Obando, decidió no enviar su delegación a la cita de Guatemala. La dirección de la contra admite que su decisión está relacionada con la negativa del Congreso norteamericano a concederle nuevos fondos para la guerra. "No podemos sentarnos en la mesa de negociaciones en una posición de debilidad", declaró Pedro Joaquín Chamorro, rmiembro del directorio de RN.

Managua insiste en negociar

Las autoridades sandinistas han sostenido la necesidad de mantener las fechas acordadas anteriormente "para evitar más sufrimientos y más muertes". El ministro de la Presidencia, René Núñez, comunicó ayer a Bosco Vivas que las conversaciones podían comenzar con la mediación de ese obispo en sustitución del cardenal, quien se hubiese sumado al proceso negociador una vez concluido su largo viaje a Europa. Vivas ya había representado a Obando en primer diálogo directo entre la contra y los sandinistas, en enero pasado en Costa Rica.Otra de la razones aducidas por los rebeldes para retrasar unas negociaciones por las que, junto al Gobierno de EE UU, había estado clamando desde hacía meses, es la de que el Ejército sandinista está empeñado en estos días en una ofensiva generalizada, por aire y tierra, contra las fuerzas rebeldes. Este argumento, por otra parte no constatado, se desvanece al recordar que, 24 horas antes de una de las sesiones de las negociaciones indirectas en Santo Domingo, a finales del año pasado, la contra realizó una de las operaciones militares más importantes de los últimos doce meses. Se puede añadir a esto que las acciones de RN en la semana pasada han costado 36 víctimas civiles en ataques indiscriminados contra transportes públicos o concentraciones civiles.

Por lo que respecta a los mediadores, la Iglesia católica, cuesta trabajo imaginar que poderosas razones retienen a Obando en Italia hasta el punto de dificultar la posibilidad de una solución rápida del conflicto nicaragüense.

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La oportunidad, después del cese de la ayuda norteamericana a la contra y de los compromisos democratizadores contraídos por el Gobierno sandinista, era única para que la poderosa influencia del cardenal hiciese el resto y forzase a las dos partes a un acuerdo. En estos momentos, los sandinistas podrían creer moralmente satisfecha su deuda en cuanto a las conversaciones de paz y decidirse por la ofensiva militar. La contra, a su vez, podría sentirse obligada a demostrar todavía, en el campo de batalla, que sigue siendo un interlocutor necesario. Y los derrotados serían, una vez más, los tres millones de nicaragüenses que viven en una situación límite por causa de esta guerra.

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