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Tribuna
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Lo negro es en tecnicolor

El encuentro de escritores españoles y británicos de novela policiaca es una de las principales actividades del Liber 87, donde el autor de este artículo presentará el domingo una ponencia sobre La novela policiaca como novela de la transición española. El escritor se refiere al realismo en la literatura y manifiesta su derecho a escribir "historias de gente real en situaciones reales con pasiones reales y que encima no se puedan dejar de leer una vez empezadas".

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Las mujeres suelen salvarle a uno de casi todas las cosas y al mismo tiempo condenarnos a otras. A la mía la conocí en el servicio de damas de un pub de Lisboa con un texto de Fernando Pessoa y otro de Julia Kristevi entre las manos. Yo entré en aquel lugar con una de mis frase s favoritas en la boca, que todavía empleo, no siempre con el mismo éxito: "Yo estoy borracho, tú qué pretexto tienes."Ella me salvó de una novela que por aquel entonces construía penosamente y que ya duraba cinco años. Era ese tipo de novela seria, con varios puntos de vista y estilo indirecto, en la que planeaban las sombras de Faulkner, Onetti, Musil, Kafka y in poco de Celine. Mi trabajo fundamental en aquella época consistía en disimular la presencia de aquellas sombras en mi texto. Recuerdo que ella, lectora de Kristeva, Todorov y otros machachos parecidos, me enseñó que por mucho que uno disimule, en toda literatura y en todos los tiempos, sobrevuelan las influencias de lo que uno ha leído e, incluso, de lo que no se ha leído. A esto habría que añadir cesas tales como las ideas dominantes en un momento determinado sobre lo que es o no es una novela como Dios manda.

Ella me libró de una buena. Aluel tocho descansa ahora en uno de mis cajones, y yo me puse a escribir lo que verdaderamente quería escribir, sin preocuparme de si se parecía o no a tal o cual caballero que ya antes lo había escrito. Resulta que yo quería escribir historias de gente real en situaciones reales con pasiones reales y que encima no se pudieran dejar de leer -una vez empezadas.

Huérfanos de realismo

El realismo, o lo que sea eso, ha estado recluido en este siglo en el periodismo. En el siglo anterior estuvo entre las manos de los escritores. Casi todos los jefes de sección, redactores jefes y directores que han tenido que lidiar conmigo en 12 años de profesión, y fueron muchos, lo juro, han visto con malos ojos y han tachado mi pretensión a cambiar ese estilo frío, distante, gris y pesado que constituye el 95% del material de prensa vertido en revistas y periódicos. "No hagas literatura", solían decirme. Y sin embargo era lo que había que hacer. Pero casi todos ellos no lo sabían y siguen sin saberlo.Como tardaban demasiado en permitirme hacer los reportajes como yo quería, me puse a escribir novelas durante la noche empleando todo lo que había aprendido y me gustaba sobre estilo directo, sencillez expositiva, ir al grano y unos cuantos trucos más. Es evidente que Hemingway, Hammett, Chandler, el primer Baroja, Aldecoa y otros muchos más sobrevuelan sobre alguno de mis textos. Aquí andábamos huérfanos de realismo. El de hacía 30 años no nos servía demasiado. Cualquier lector no demasiado torpe podrá apreciar unas sombras más que otras. Utilizo tal o cual truco de la novela negra americana y los hago míos con impunidad absoluta. Lo seguiré haciendo siempre que lo necesite. De la novela negra americana, de las sagas escocesas o de la nueva novela lapona. Lo que no puedo impedir es que haya muchachos que decidan qué sombras son las que deben revolotear en las novelas contemporáneas y cuáles no.

Mucho buitre

Podría explayarme, a riesgo de aburrir, sobre cómo tomo prestado, para mi literatura, del cine, del periodismo, de los combates de boxeo, de las letras de boleros, de las siguiriyas y de lo que me cuentan o yo sueño que me han contado o de lo que he visto. No lo diré porque hay mucho buitre suelto haciendo lo mismo que yo hacía con la gran, definitiva y premiosa novela de antaño.Lo que sí puedo contarles es el truco del servicio de damas de Lisboa. No falla. El resto debe depender de ellos.

Juan Madrid es escritor.

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