Austeridad frente a una crisis política

Por primera vez en su historia, la ONU se ha tomado el problema de los números en serio, y esta Asamblea General estudiará en una comisión especial la crisis y buscará fórmulas para encontrar un funcionamiento más eficiente y más barato. Hay un proyecto para reducir la plantilla de la ONU en un 15%. Se ha congelado la contratación de personal, así como los sueldos. Los viajes han sido reducidos en un 20% y decenas de publicaciones han sido eliminadas. Las oficinas de la sede neoyorquina de la organización, el rascacielos de cristal de 43 pisos sobre el East River, sólo se limpian ahora cada dos días, y el aire acondicionado funciona a una temperatura más alta. Durante el verano se ha cerrado la fuente de agua helada, ahorrándose 10.000 dólares en electricidad. Se ha acabado con la costumbre de los botellines de agua mineral en todas las reuniones y las vacaciones pagadas serán recortadas de seis a cuatro semanas.¿Cómo se ha llegado al punto que ha permitido al presidente de la Asamblea, Humayun Choudhury, de Bangladesh, afirmar que "la crisis financiera puede debilitar a la organización de una forma irreversible?" Fundamentalmente son razones políticas. Estados Unidos, la Administración de Reagan, pero sobre todo el Congreso, creen que la ONU es una institución cuyo único mérito es servir como portavoz al Tercer Mundo para destilar antiamericanismo y condenar, sistemáticamente, la política internacional del país que más contribuye a sus trabajos.

EE UU retira también el dinero a programas concretos, como a los relacionados con los palestinos o con el SWAPO (Organización Popular del África del Suroeste), al tiempo que la URSS se niega a contribuir a las fuerzas de mantenimiento en Oriente Próximo. Washington ya se ha retirado de la Unesco.