_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Aún quedan cómicos

Los cómicos lloraban. Fernán-Gómez proyectó para ellos El viaje a ninguna parte. Se vieron y lloraron: por sus personajes, por sus antepasados de profesión, por los cómicos de la legua que ellos mismos nunca han sido. La medida del tiempo en la salita de pruebas estaba entre la frágil menudencia de Nuria Gallardo, con su ombliguillo al aire, como si todavía estuviera cicatrizándose del nacimiento, hasta el veterano peso de María Luisa Ponte, con tantas ovaciones a lo largo de su vida; y las manos cogidas y muy apretadas de José Sacristán, tan inteligente, y la joven Laura del Sol, que todavía no está rota por todo esto.Por la película transitan siendo ellos sin serlo; por los caminos vecinales, por los cuartos lóbregos de la fonda, por los casinillos; entre fugas, deserciones, amores frustrados. Todavía quedan cómicos por los pueblos, ahuyentados por el cine, perseguidos por las risotadas tontas, trabajando a partido.

Más información
Sesión continua
Las primeras jornadas preludian un cine duro y pesimista

Todavía ellos mismos, la tropa de los que han ganado, saben lo que es ser actor en España: acuciados por quienes quieren convertirles en máquinas, o vaciar sus cerebros, escolarizarles, meterles en las coordenadas de métodos y técnicas: al menor resquicio se libran y vuelven a ser los cómicos, los que inventan con su cuerpo.

Esta vez lloraban solos, sin que lo pidiera el guión, sin motivarse. Pero también porque la película trasciende: se anda en ella por la soledad, por el final de algo, por el ámbito pálido del triunfo imaginado y del fracaso que se siente dentro del estómago mismo. Como en el verso de John Donne, las campanas doblan por ti y tú viajas también, como ellos, hacia ninguna parte.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_