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Vargas Llosa protagoniza un debate sobre literatura y política en la RFA

La polémica política entre los escritores Günter Grass y Mario Vargas Llosa comenzó el pasado año en el Congreso del Pen Club en Nueva York y alcanzó niveles de franca hostilidad en el reciente Congreso de Hamburgo, que tuvo en la noche dell martes en Bonn su esperada prolongación. No había sido invitado Grass a la velada sobre Literatura y política en Latinoamérica, organizada en la sede central de la Unión Democristiana Alemana (CDU) de la capital federal. El protagonista de este acto, parte de la campaña conservadora por quitarle a la izquierda la iniciativa en la política alemana hacia Latinoamérica, fue el escritor peruano.

Mario Vargas Llosa, que pese a haber sido invitado no acudió al Congreso del Pen Club de Hamburgo, llegó el lunes a Bonn en una visita reflejada ampliamente en las páginas de política y no de cultura de la Prensa conservadora de la RFA. Después de una entrevista con el canciller democristiano Helmut Kohl, Vargas Llosa se prestó el martes al acto político-cultural.Junto a Vargas Llosa presidían el acto el secretario general. de la CDU, Heiner Geissler, notorio por su agresividad verbal contra la izquierda; el director de la fundación Konrad Adenauer, Lothar Kraft; el salesiano Karl Oerder y el catedrático de universidad Martin Kriele, que siendo aún del partido socialdemócrata (SPD) se fue con una beca de los democristianos a Nicaragua y escribió el libro El corazón sangrante de Centroamérica, que le costó la expulsión del SPD y los más cálidos elogios de la CDU, que al fin y al cabo se lo había financiado.

Pese a una brillante introducción de Vargas Llosa sobre el compromiso social y político del escritor en Latinoamérica, el acto se convirtió en un foro de acusación a Nicaragua y Cuba, y por extensión a la izquierda alemana, que condena el apoyo de EE UU a la contra nicaragüense, según Geissler "el conjunto de las fuerzas democráticas" de este país.

En la segunda parte de su intervención, Vargas Llosa habló de política, de los intelectuales de izquierdas que llenaron las montañas de Latinoamérica de jóvenes ingenuos, idealistas y heroicos", los que a su vez, según dijo, provocaron las dictaduras militares. No fue sorprendente que con este análisis político sobre el origen de las dictaduras latinoamericanas Vargas Llosa cosechara calificativos como "ingenuo" o "diletante" entre los contados oyentes de los regímenes de Managua y La Habana. Insistió Vargas Llosa en que los intelectuales son hoy parte fundamental de una elite que niega a los países latinoamericanos una democracia plural como las vigentes en Europa occidental. "La democracia se extiende en Latinoamérica presionada por las masas ingenuas, ignorantes y en gran medida hambrientas" frente a las reticencias de la abierta oposición de los intelectuales.

Aludiendo a "los intelectuales europeos", pero, en referencia directa a la polémica con Grass, a "autores por mí admirados", Vargas Llosa dijo que es muy triste para él descubrir que cuando los latinoamericanos quieren emular los regímenes de Europa occidental se les mire con desprecio, con un escepticismo secreto", como si no fueran capaces de instaurar sistemas de libertades donde las ideas puedan competir libremente. También se sorprendió el escritor peruano de que órganos conservadores y democráticos de Europa occidental, al igual que los intelectuales, simpaticen o estén dispuestos a tolerar regímenes totalitarios en Latinoamérica. "¿Por qué se han volcado las ayudas de Europa occidental sobre Nicaragua y no sobre países como la República Dominicana, que sigue en silencio un proceso democratizador?", se preguntó Vargas Llosa, para afirmar luego que hace falta una política europea claramente discriminatoria entre países democráticos y totalitarios en Latinoamérica, especialmente en relación con el problema de la deuda externa. "Esto es importante en términos prácticos, pero también en términos psicológicos y morales".

Que después el excéntrico profesor Kriele pidiera que se encerrara a los intelectuales europeos en celdas de izquierda, "de un metro cuadrado", como las que aseguró ocupan disidentes al régimen en Nicaragua, sólo demostró que Vargas Llosa, que en todo momento criticó a "todos los regímenes totalitarios de izquierda y derecha", estaba en un extraño foro.

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