Más de 30.000 personas acudieron a la II Semana del Erotismo
Una conferencia de Umbral sobre Calixto y Melibea cierra hoy los actos
Los responsables del Centro Cultural de la Villa de Madrid calculan que a lo largo de la Il Semana del Erotismo han asistido entre 30.000 y 40.000 personas. Sin duda, como ya pasó la primera vez, el erotismo es un buen reclamo. La masiva afluencia de público del primer día desbordó la capacidad del centro cultural. Hoy, día de clausura, se prevé una avalancha parecida y para contenerla se ha fijado en 300 pesetas el precio de la entrada para asistir a la conferencia de Francisco Umbral sobre Calixto y Melibea.Pagar por una conferencia no es usual. Como tampoco lo es que la sala en la que se han celebrado seis mesas redondas y otras tres conferencias haya estado casi siempre al completo. Durante la I Semana del Erotismo, organizada también por el Ayuntamiento de Madrid en 1984, la edad media de los asistentes osciló alrededor de los 30 años y abundaron las mujeres. Esta vez, la media ha bajado, según los organizadores. No estaba permitida la entrada a los menores de 18 años, pero a la vista ha estado que la mayoría de la asistencia dejó hace tiempo tan temprana edad. Palpable era, sí, que el erotismo atrajo esta vez tanto a hombres como a mujeres.
Ha habido películas eróticas y pornográficas, ha habido una exposición de estampas y fotos de lo más atrevidas y una obra de teatro en el que las actrices estaban en el escenario más tiempo desnudas que vestidas. A las capas más puritanas de nuestra sociedad, que no suelen acudir a estos eventos, les sorprendería, pues, saber que durante la II Semana del Erotismo se ha hablado de política, de sociología, de feminismo o de música tanto o más que del mismo erotismo. Ya lo dijo José Luis L. Aranguren una vez terminado el coloquio posterior a su conferencia: "Me han interesado muchas de las cosas que aquí se han dicho, pero déjenme decirles que han sido ustedes demasiado púdicos y que han dado un giro de moralismo político a la cuestión. Pocos han entrado en el tema que yo proponía". La conferencia de Aranguren versó sobre Erotismo como transgresión y erotismo como impregnación y fue una de las que más gente atrajo. Muchos se tuvieron que quedar fuera en espera de que alguien abandonara la sala. Reagan, la cultura de la imagen o la saturación de erotismo como sucédaneo antierótico fueron algunas de las cuestiones que centraron el coloquio posterior.
A pesar de todo, se habló también de erotismo y siempre que eso ocurrió el público se distendía y parecía divertirse. Así que agradeció, por ejemplo, la visión erótica que de El Greco ofreció el diseñador y crítico de danza de EL PAÍS Roger Salas, que también hizo ver al personal el claro símbolo fálico de los buzones de Correos de Madrid. Salas intervenía en la mesa redonda sobre erotismo y diseño. Y recibió el público con carcajadas la intervención irónica del escritor y crítico de cine Manuel Hidalgo, que se preguntaba en alto si los pobres saben de erotismo. "Me parece bien que el erotismo esté en manos municipales", dijo también, "porque el erotismo es al fin y al cabo un problema de ayuntamiento". Hidalgo intervino en la mesa sobre literatura erótica, la única mesa en la que no se habló de literatura. "¿Me podría decir alguno de ustedes si entre los animales hay también homosexualidad?", preguntó una señora madura aprovechando la distensión del coloquio. "Señor Aranguren", decía un hombre también entrado en años, "alguna influencia en el erotismo tiene que tener el hecho de que los hombres vivan menos que las mujeres. ¿O no?". Aranguren remitió al personaje a "una autoridad competente en la materia" y el hombre, empeñado en desentrañar el misterio, acudió a la mesa sobre feminismo con la misma cuestión.
La mesa redonda sobre erotismo y feminismo fue la que despertó mayor expectación. También, quizá, la que más defraudó a los asistentes.No acudieron tres de las mujeres anunciadas -la actriz Victoria Vera, la senadora Carmela García Moreno y la licenciada en Ciencias Políticas, Paloma Saavedra-, de manera que las periodistas Maruja Torres y Rosana Torres y la abogada Inmaculada Gómez de Lara, como moderadora, se enfrentaron solas a una sala cargada de tensión. En esta mesa se produjeron las más agrias afirmaciones de la semana. "Mi sensación es que las mujeres habéis estado por debajo del nivel al que han estado los hombres en otras mesas redondas a las que he asistido", dijo un señor. "No habéis sabido encarar el tema del erotismo, mientras que los hombres, en estos días, han dicho cosas interesantes sobre el tema", añadió. "Es que a los hombres, en esto del erotismo, como en otras cosas, se les va la fuerza por la boca", contestó Maruja Torres. " Esto está lleno de putañeros; hay un ambiente morboso", dijo una mujer.
Apenas se desarrollaron en esta mesa sobre el feminismo algunas de las cuestiones planteadas que más penetraban de lleno en el asunto, como las fantasías de violación apuntadas por Maruja Torres o la educación promovida por las propias mujeres, que hacen de los hombres "futuros machos y no futuros hombres", como indicaba una psicoanalista desde el patio de butacas.
Amor caníbal
La conferencia de Antonio de Senillosa, director general de Relaciones Culturales, fue quizá lo más distendido y erótico de la semana. "No entiendo el amor como un envejecer juntos", decía Senillosa. "A mí me gusta el amor caníbal y antropófago. El amor sin erotismo, sin placer, no es amor. Y creo que un artista sin prácticas amatorias es incapaz de crear".La mesa sobre erotismo y publicidad fue una de las más expositivas de la semana erótica. Catedráticos y publicistas, mostraron los anuncios televisivos más cargados de erotismo y justificaron la utilización en aras del comercio. No hubo debate acalorado y una modelo llamada Amparo Palomino participó en la mesa redonda sólo para decir que cuando tiene que desnudarse para un anuncio no se erotiza y que los realizadores no la hacen sentirse violenta.
Finalmente, la música y su relación con el erotismo dio lugar a una de las mesas de mayor nivel didáctico. En ella, el catedrático de musicología, Antonio Gallego y el periodista José Luis Téllez hablaron de la relación entre la música y la lujuria, de cómo todas las apoyaturas cremáticas eran consideradas por la Iglesia católica como excesivamente sensuales o de la fuerza erótica del canto.
Aquí, como en el resto de los coloquios, la gente desviaba con frecuencia la cuestión hacia la música en sí o hacia Juan Ramón Jiménez. Se citó a Teresa de Jesús y a Bataille; se habló de Nicaragua y de Miquel Roca, y se celebró una fiesta en la noche del viernes, que no resultó nada erótica, aunque Aute cantara una masturbación desde el escenario. Pero en los alrededores del Centro Cultural de la Villa de Madrid, durante estos seis días, la gente, en petit comité, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, hablaron de erotismo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.