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Washington y Moscú mantienen sus opciones abiertas en materia de control de armamentos

Francisco G. Basterra

La confusión más absoluta reina en Washington sobre, el futuro del control de armas nucleares. La culpa es de Ronald Reagan, que después de haberse alineado definitivamente con el Pentágono y anunciar que EE UU dejaba de cumplir el SALT II, ha introducido matices y habla de condicionar su definitivo incumplimiento a la búsqueda de "un acuerdo mejor" que pueda sustituirlo. Tanto Washington como Moscú parecen mantener sus opciones abiertas, y sus últimas declaraciones sugieren una flexibilidad cine podría conducir a una negociación seria sobre reducción de armas nucleares basada en la última propuesta soviética.

"Es importante apuntar", dijo la Casa Blanca, "que la restricción en la carrera de armamentos, desde nuestro punto de vista, no está muerta. Nuestra preferencia es entrar en un régimen (nuevo) de reducción mutua con la URSS". Washington confirma así que quiere una sustitución del SALT II, no simplemente su desaparición, sino que muestra su voluntad de buscar otro acuerdo que no sólo limite legitimando la carrera de armamentos, sino, que reduzca los arsenales de las dos superpotencias.La embajada soviética en Washington reaccionó ayer al nuevo capítulo de esta ceremonia de la confusión, reiterando algo ya sabido. "Si se permite la desintegración del actual régimen de control de armamentos puede producirse una caótica competición de armas", afirmó el número dos de la embajada, Oleg Solokov, en una conferencia de prensa, con el nuevo estilo de apertura iniciada desde que Gorbachov llegó al poder.

El tratado SALT II está muerto, pero no enterrado,y sus límites no han sido excedidos por EE UU ni por la URSS, ni lo serán hasta dentro de unos meses. La flexibilización sugerida por el presidente no afecta, sin embargo, según han confirmado los portavoces de la Administración, despuiés de 48 horas de declaraciones contradictorias, a la decisión política y filosófica de fondo. Para EE UU el único acuerdo que limita actualmente la carrera de armamentos, alcanzado por Breznev y Carter en 1979, "ya no existe". [El secetario norteamericano de Estado, George Shultz, negó ayer que la Administración haya declarado públicamente que el tratado SALT II esté muerto, informa Reuter].

Sin embargo, técnicamente este país no ha excedido aún sus límites, que fijan en 1.320 el número de misiles estratégicos y bombarderos capaces de lanzarlos que puede tener cada superpotencia.

Hasta finales de año Washington no dará este paso, armando con misiles de crucero a 131 bombarderos B-52, y por tanto hasta entonces hay un margen de maniobra. Reagan utiliza el abandono del SALT II como instrumento de presión sobre Gorbachov y gana tiempo hasta el otoño.

Aunque los duros de la Administración han conseguido lo que se proponían, abandonar un tratado que entendían que sólo EE UU cumplía, la fuerte reacción de los aliados de la OTAN, las críticas del Congreso (la Cámara de Representantes pidió ayer al Gobierno que no exceda los límites del tratado SALT II) y la nueva propuesta soviética presentada esta semana en Ginebra, han hecho que Reagan muestre, al menos retóricamente, una mayor flexibilidad.

Propuesta interesante

La Casa Blanca considera la propuesta de Gorbachov, formulada siguiendo las reglas de la confidencialidad, y sin un lanzamiento propagandístido desde Moscú que suele molestar a Estados Unidos, como interesante. Reagan, en su ambigua conferencia de prensa de esta semana, sugirió que quizá a través de esta oferta se pueda alcanzar una "reducción realista" de armas nucleares.

Para la URSS, todavía no se lla violado el SALT II (técnicamente es correcta esta apreciación), pero si Reagan cumple su anunciada intención será prácticamente imposible que Gorbachov venga este año a Washington a celebrar una reunión cumbre. Pero Sokolov tampoco condicionó la cumbre, -para la que actualmente no existe una atmósfera positiva, dijo-, al mantenimiento del SALT II. Los diplomáticos soviéticos explicaron que para ellos, "el tratado existe", y dijeron que lo lógico debe ser preservar lo existente. "Es muy difícil entender cómo Washington habla de moderación en su conducta y al mismo tiempo rompe los tratados existentes".

Para Moscú, la nueva propuesta soviética en Ginebra no es un acuerdo de sustitución del SALT II.

Sokolov dijo que Estados Unidos aún tiene tiempo para pensánselo antes de romper los límites del acuerdo. Su anuncio del 27 de mayo ya "ha afectado negativamente a las relaciones bilaterales", pero si se confirma el incumplimiento, las consecuencias serán "de la mayor gravedad".

Paridad estratégica

"La Unión Soviética no será un espectador pasivo, no se considerará obligada por los actuales acuerdos y adoptará los pasos prácticos necesarios para mentener la paridad estratégica", afirmó un comunicado hecho público por la Embajada de la Unión Soviética ayer. "Contestaremos de una forma proporcional al incumplimiento de Estados Unidos. Si es necesario continuaremos la carrera de armamentos independientemente de nuestros planes de reforma económica interna", dijeron los portavoces soviéticos.

Tenemos también capacidad para no permitir la superioridad de Estados Unidos en los nuevos sistemas estratégicos (guerra de las galaxias)", afirma el comunicado.

La nueva propuesta soviética ofrece, al parecer, la reducción de misiles estratégicos a cambio de que Estados Unidos se comprometa a seguir observando por un largo período (15 o 20 años) el tratado de misiles antibalísticos (ABM). Esto probablemente limitaría la capacidad norteamericaria de desplegar su sistema de defensa espacial (SDI).

Las novedades de la oferta residen en que Moscú acepta que los 1.700 cazabombarderos norteamericanos estacionados en Europa o en portaviones en aguas próximas al viejo continente, y capaces de llevar bombas atómicas hasta Moscú, no sean contados como fuerzas estratégicas y, por lo tanto, no sean reducidos.

A cambio, la propuesta elevaría de 6.000 a 8.000 el límite global. permisible de fuerzas estratégicas (bombas y cabezas de misiles).

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