EI juego de la solidaridad

Han pasado poco más de dos meses desde el trágico despertar de los habitantes de Armero, que en su gran mayoría no sobrevivieron al turbión de lodo que sepultó el pequeño pueblo tolimense, en Colombia. Ocho días antes, el Gobierno del presidente Belisario Betancur dio una muestra de mano dura, de su capacidad represiva a la hora de enfrentarse a la violencia, ante el movimiento guerrillero M-19, que ocupó por la fuerza el nuevo edificio del Palacio de Justicia.La solidaridad internacional se ha manifestado de diversas formas; sin embargo, hasta el momento dicha ayuda parece ester llegando a otros destinatarios. La misma organización interna facilita el hecho de que se pierda, o, como casi siempre sucede, son unos pocos los que aprovechan y canalizan la ayuda por caminos muy diferentes que nada tienen que ver con los damnificados en cuestión.

Lo lamentable de esta situación inevitable es que se crea la desconfianza injusta, frente a organizaciones y personas que, al margen del quehacer oficial de solidaridad, intentan desarrollar una actividad esencialmente humana, sin caer en el juego maniqueísta de la caridad cristiana que tanto emociona a la oligarquía gobernante en nuestros países.

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Quiero referirme a un festival que de ninguna manera se pudo hacer en Barcelona; lo coordinaba el grupo Teatro Experimental Latino (Tela) apoyado por la Cruz Roja Española. Según lo exigido por el Departamento de Relaciones Ciudadanas del Ayuntamiento, confirmaron su participación por escrito, entre otros: Luis Eduarto Aute, Pere Tápies, Marina Rosell, Ramón Muntaner, Claudína y Alberto Gambino, los grupos Obús, Bella Bestia, Peor Imposible y Grec, las orquestas Clandestina, Platería, órbita Latina, Els Comediants, El Tela, entre los veintitantos grupos y artistas invitados para ese 25 de enero, en que no pasó nada en el Palau d'Esports. Todo porque, según el Ayuntamiento, ya se había organizado otro acto en el Liceo (es de recordar la actividad solidaria que viene adelantando Plácido Domingo por los damnificados de México, una muestra de que la solidaridad no tiene límite).

Lo cierto es que el comité de solidaridad que trabajaba en el proyecto intentó hacerlo en otros lugares, como el Palau, dado el número de artistas que se sumaron a esta iniciativa; todas la puertas se hallaron cerradas por diversas razones. Como no puedo imputar esta actitud a la negligencia de ciertos funcionarios, sólo queda explicar las razones fundamentales para la celebración del Concierto con Armero; ante todo, lo que se pretendía era hacer llegar un mensaje de paz al Gobierno y al pueblo colombianos, que una vez más se ven amenazados por el fantasma de la violencia: en el decenio de los cincuenta, cuando el número de muertos llegó a más de 400.000, son años sin cuenta en número de víctimas. Una guerra larga que parece recrudecer, al Gobierno colombiano lo que menos le interesa es el diálogo nacional; sería como aceptar que la oposición tuviera acceso al poder de una democracia amañada, reconocer que ha sido el Gobierno el que no ha cumplido lo pactado.- M