Guatemala, hacia una 'democracia vigilada'
JOSÉ COMAS ENVIADO ESPECIAL Los partidos políticos y casi todas las fuerzas sociales de Guatemala, con excepción de la guerrilla y amplios sectores populares, consideran las elecciones presidenciales y de diputados de mañana como condición imprescindible para superar la crisis del país, aunque muchos son conscientes de que el nuevo régimen sólo será una democracia vigilada. Tanto la Iglesia, a través de su jerarquía, como el Gobierno han coincidido en sus llamamientos contra el abstencionismo, el voto nulo o el voto en blanco. Eso no ha sido óbice para que los obispos planteen objeciones al proceso electoral.
Las elecciones guatemaltecas no son el resultado de un movimiento popular que impone la democracia, de la derrota militar de la dictadura o de la caída del tirano de turno, sino de un plan, que trata de salvar lo posible antes de perderlo todo.El general Rodolfo Lobos Zamora, jefe del Estado Mayor de la Defensa, hoy el personaje más nombrado como futuro ministro de Defensa, expuso en 1984 las tres etapas de un plan de campaña militar:
1. Seguridad y desarrollo, fase identificada por los militares bajo el epígrafe victoria-82, y que corresponde a la política conocida como de fusiles y frijoles.
2. Consolidación de la paz, o firmeza 83, que trató de crear "el clima propicio para la aplicación de la política desarrollista" que privase de apoyos sociales a la guerrilla.
3. El reencuentro institucional 84, que es la fase iniciada con' las elecciones para la Asamblea Constituyente, y que culminará el domingo.
Los partidos políticos tradicionales y de nueva creación han aceptado entrar en el juego y ,concurrir en las elecciones para la Asamblea Constituyente, y ahora a las presidenciales y legislativas, pero en las declaraciones de casi todos los candidatos se advierte la duda de hasta dónde llegarán las posibilidades del poder político en el futuro de Guatemala. Los militares, a lo largo de 30 años de dominación más o menos directa, han creado una tupida red de poder que será muy difícil desbaratar. El presidente no podrá nombrar un ministro de Defensa civil a su antojo, sino que saldrá de las filas del Ejército.
A través de las llamadas coordinadoras'interinstitucionales, el Ejército se ha asegurado una estructura de poder administrativo que llega hasta los niveles de la Administración local y que podría mantenerse como un poder paralelo al civil en el futuro.
El fantasma de un pacto militar bajo cuerda con alguno de los candidatos flota estos días en Guatemala y los candidatos presidenciales no han dejado de lanzar acusaciones de que existen contubernios entre militares y alguno de los contendientes. El Ejército insiste en que no hay ningún candidato militar y en su "apoliticidad".
Desprestigio y fracaso
No existe ningún indicio claro de que el Ejército haya roto la neutralidad política ante esta primera vuelta de mañana. El desprestigio y el fracaso del Gobierno militar le obliga a esta abstinencia. Esto no significa que, vayan a entregar el poder plenamente. Las apuestas en Guatemala se dirigen más bien hacia el futuro, sobre la viabilidad de un Gobierno democrático en medio de la mayor crisis económica de la historia de Guatemala.
Uno de los análisis más lúcidos sobre el momento actual de Guatemala procede de la jerarquía eclesiástica que, bajo el título La verdad os hará libres, publicó una carta pastoral "para las elecciones 1985". En su introducción, los obispos guatemaltecos afirman: "El error, la mentira, el engaño y el fraude, males de los que hemos sido víctimas a lo largo de muchos años, nos han arrastrado a una situación cercana a la esclavitud y a la desesperación. Muchas veces se ha repetido que posiblemente jamás en nuestra historia patria se ha encontrado el pueblo guatemalteco tan indefenso, tan dependiente y tan sumido en la más grande desesperanza. Es que también jamás se había usado con tal descaro la mentira, el engaño y el fraude".
Los obispos presentan una serie de objeciones a las elecciones y dicen que "no es fácil ejercer el derecha de voto cuando la ideología de la seguridad nacional prevalece por encima de la legislación que ampara, tutela y garantiza el libre accionar de los ciudadanos".
También denuncia la jerarquía eclesiástica "la persistencia dolorosa de las patrullas de auiodefensa civil", organizaciones concebidas como grupos de defensa antiguerrillera, y la corrupción administrativa reinante en Guatemala y la "ruptura de la identidad cultural de nuestra patria".
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