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El cine pierde a un mito y a un gran actor

Campanadas en España

A mediados de los años sesenta, Orson Welles se traslada a España con un proyecto bajo el brazo, Campanadas a medianoche, adaptación cinematográfica de cuatro obras de Shakespeare y de unas crónicas del siglo XVI de Raphael Holinshed. Welles, un cineasta. no demasiado bien visto en los poderosos circuitos de Hollywood, dijo en Cannes, cuando recibió un premio por la película, que creyó que no había un productor capaz de acometer semejante proyecto, pero que lo encontró en España. Este productor era Emiliano Piedra, que arriesgó en el proyecto mucho, casi hasta su última peseta."Nos íbamos entusiasmando los dos con la película y, por ejemplo, la batalla, que en principio iba a ser rodada en maqueta, decidimos rodarla en sus dimensiones naturales", recuerda Piedra. "Cuando se estrenó fue, desde luego, un fracaso, sobre todo aquí, en España, y en Estados Unidos; donde mejor funcionó fue en Francia y en el Reino Unido".

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Lenta revalorización

Pero el filme ha ido revalorizándose poco a poco, y a Emiliano Piedra le sirvió, sobre todo, para entablar una estrecha amistad con uno de los genios del cinema moderno. El 13 de abril de 1965, Orson (así firma el escrito) envió a Emiliano Piedra una carta entrañable, en la que demuestra que el cine para él, además de una profesión, era una necesidad: "Te ruego comprender", afirma en un español rudimentario, "que no se trata de un gesto superficial, pero sinceramente es una condición básica de que haga este trabajo".

WeIles quería "igualar el cielo cada vez". "Te ruego creer que estas horas y gastos suplementarios no provienen de un capricho o perfeccionismo de mi parte", y, para ello, "prefiero que me dejes pagar este día de rodaje de mi propio dinero". Emiliano Piedra recuerda que las escenas, en efecto, se rodaron de nuevo, pero que no permitió al director que las pagase; "ya, qué más me daba".

Según le evoca Piedra, "WeIles trabajaba todo el día, tenía tiempo para todo, para comer, para beber. Empezaba por la mañana con el blanco y seguía con el tinto en la comida, y después, con el coñá. Comía y bebía más que cualquier otra persona, aunque también trabajaba más que cualquier otra persona". Cuando hace poco le preguntaron al director de Ciudadano Kane qué película repetiría dijo: "Campanadas a medianoche, y en España".

En una entrevista publicada por un semanario español hace tres años, el genio subraya su amor a España: "De haberme quedado un año más" (conoció España siendo muy joven), "cuando estalló la guerra habría peleado al lado de la República y hoy, por supuesto, estaría muerto".

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