Un arreglo de cuentas con la historia
No parece una casualidad que 10 años después de que EE UU perdiera la guerra de Vietnam en la selva, la gane en el cine. En pocos países el espectáculo y la política se encuentran tan imbricados. Mientras Henry Kissinger y Caspar Weinberger, secretario de Defensa, teorizan y planifican cómo lograr que en América Central no se repita el fracaso de Viet nam, Sylvester Stallone ha adaptado una novela de David Morrell -First blood- para construir un producto que alimenta, a la vez, la tradición cinematográfica del héroe solitario e incomprendido por las autoridades y la ola militarista y derechista vigente en su país.Rambo II parece el broche final y espectacular para el proceso que el lingüista Noam Chomsky ha denunciado reiteradamente: el de revisar y rehistoriar la guerra de Vietnam de tal forma que las acusaciones que durante los años sesenta y setenta recibió EE UU de potencia imperialista agrediendo a una nación pobre y campesina del Tercer Mundo no sólo se difuminen, sino que se den vuelta como un guante. Hace 15 años, los ciudadanos norteamericanos desayunaban con la Prensa liberal contándoles los bombardeos ¡legales sobre Camboya y cenaban con la televisión mostrándoles las atrocidades de una guerra injusta. Hoy, Rambo viene a decir que la víctima fue EE UU y que, dada la. ineficacia de los políticos, Stallone / Rocky/ Rambo tiene que volver a las selvas de Vietnam para rescatar a las víctimas de una guerra que no fue injusta, sino. mal conducida.
El 'gulag' en Vietnam
El argumento es sencillo. La guerra del sureste asiático terminó en 1975 con los acuerdos de París. Aproximadamente 60.000 soldados norteamericanos murieron en ella, y 2.464 fueron dados como desaparecidos en acción (MIA-Missing in action). En estos días, el Gobierno de Hanoi y la Administración Reagan están negociando la devolución de cadáveres y pertenencias de una parte de ellos (véase EL PAÍS del 15 de agosto). La tesis de Stallone es que parte de los MIA están vivos y que su película puede servir para "darle datos al presidente". No existen pruebas de que los MIA estén vivos, pero Stallone está convencido de lo contrario. En una entrevista ha contado que una mujer le escribió una carta diciéndole que su marido está prisionero en Vietnam.
Si bien no se explica por qué esa señora le escribió a un actor de cine y no al secretario de Defensa, este hombre que ya había interpretado a Rambo en Acorralado y participado en el guión de Terminator, decidió filmar Rambo II. En ella, la alta jerarquía política y militar no quiere revolver la cuestión de los desaparecidos en acción, y Rambo -ex miembro de las fuerzas especiales boinas verdes- se va .solo a Vietnam, y con la ayuda de sus músculos, arcos y flechas, ametralladoras y una mujer vietnamita encuentra a los MIA en un gulag, custodiados por sovieticos.
Rambo es un ajuste de cuentas con el pasado y un escaparate del presente. Michael T. Klare, de la universidad de Amherst, autor del libro El síndrome de Vietnam, considera que durante años parte de la población norteamericana y el Gobierno de Carter se vieron inhibidos de intervenir en el Tercer Mundo por la derrota y la pérdida de vidas en Vietnam. Con esta película no solamente se gana en el imaginario colectivo una guerra que se perdió, sino que frente a los desaparecidos en Chile con la complicidad del Gobierno de EE UU que Costa Gavras denunciaba en Missing se responde que EE UU también tiene sus desaparecidos. Y frente a Apocalypse now o El regreso que brindaban una visión no heroica de la guerra en el sureste asiático-, responde con una glorificación de la participación estadounidense en conflictos bélicos que no tenía el cine de ese país desde las películas sobre la II Guerra Mundial o Corea.
Como escaparate del presente, Rambo enlaza con las muy mencionadas últimamente Fuerzas de Operaciones Especiales (SOF) capaces de realizar "cualquier cosa, en cualquier momento, en cualquier lugar, y de cualquier forma", según reza su lema. La fuerza Delta, que se movilizó durante el secuestro en junio del avión de la TWA en Líbano, o los asesores estadounidenses en América Central forman parte de ellas. Rambo es su símbolo al actuar contra Vietnam como una "máquina de guerra" sin que el presidente de EEUU le haya declarado la guerra a ese país. Por otra parte, esto se relaciona con el fenómeno de los mercenarios o soldados de fortuna. En la televisión, el Equipo A cuenta las hazañas de un grupo de ex combatientes, y Stallone concede una entrevista a la principal revista de mercenarios de EE UU, Soldier of Fortune, y dice: "Vosotros, muchachos, sois los que realmente saolís cómo luchar por este país".
Rambo II cosechó más de cien millones de dólares en las primeras semanas de exhibición en 2.165 cines de EE UU y está siendo un éxito en Filipinas y Líbano. También se vio distinguida con cerca de 20 menciones en el debate que el Senado norteamericano le dedicó a las ayudas que se destinarán a grupos como la contra nicaragüense o la guerrilla camboyana, y duras críticas en The Washington Post. Y ha nacido la Rambomanía: la revista Time cuenta que las pegatinas y reproducciones de E. T. y los gremlins se han visto desplazadas por arcos y,flechas, ametralladoras, camisetas y gorras con el nombre Rambo. Se están produciendo unas vitaminas con ese mismo nombre, y acaba de ponerse en marcha un servicio de mensajeros cuyos miembros van vestidos como Rambo Stallone, ex boina verde.
Babelia
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