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El pulso entre gradualistas y radicales caracteriza la reunión convocada por Fidel Castro sobre la deuda exterior

Joaquín Estefanía

El pulso entre gradualistas y radicales se mantuvo durante el Encuentro sobre la Deuda Exterior de América Latina y el Caribe, convocado por el líder cubano, Fidel Castro, en La Habana. Una y otra tendencia parten de la necesidad de llegar a una acción común de todos los países deudores. Tenían pedida la palabra 150 oradores más, por lo que es probable que la conferencia deba prolongarse más de lo previsto. Fidel Castro sigue al pie del cañón, sesión tras sesión, pero mudo. Su discurso será, sin duda, el de la clausura del encuentro, que con toda probabilidad será pronunciado hoy.

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El acta de La Habana

Los gradualistas han encontrado el último respiro en la postura del nuevo presidente peruano, Alan García, consistente en no dedicar al pago de servicios de la deuda más del 10% del valor de las exportaciones y el negociar directamente con países y bancos acreedores, sin la intermediación del Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, la decisión de la Administración estadounidense de suspender la ayuda económica y militar a Perú ha puesto sobre aviso de las dificultades para que prosperen este tipo de posturas, a pesar de que la Embajada de Estados Unidos en Lima señala que ese bloqueo no tiene nada que ver con las medidas económicas del nuevo Gobierno peruano.La postura gradual es defendida por la Internacional Socialista, que intenta propiciar un pacto político entre los Gobiernos deudores de América Latina y los países acreedores, sobre la base del Grupo de Cartagena (formado por los 11 países más endeudados de la región). Los intentos del Grupo de Cartagena de conseguir ampliar los plazos para devolver créditos e intereses conseguir tipos de interés más bajos y limitar los pagos de deuda exterior a un límite porcentual del valor de las exportaciones no han obtenido resultado.

Fidel Castro defiende que la deuda es impagable y que los países ricos, si reducen sus gastos militares, pueden asimilar sin problemas las pérdidas de esta suspensión de pagos.

Los bancos acreedores comienzan a mostrar su preocupación porque algunos países comienzan a no hacer frente a sus pagos o a salirse de la disciplina marcada por el FMI. Tal es el caso, aparte del anuncio peruano, de Bolivia, que suspendió pagos por la puerta de atrás, y de Venezuela, que ha renegociado su deuda a espaldas del FMI.

La posición española

.[El ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, manifestó ayer en Palma de Mallorca que España, porque comprende mejor los problemas de América latina, puede ser el puente entre los acreedores y los deudores latinoamericanos, "pero no puede perdonar unilateralmente la deuda". Solchaga considera que la solución para el área podría venir si se tomara de un modo genérico la decisión de perdonar la deuda, aunque "sería un error que cualquier país tomara una decisión unilateralmente", puesto que es importante "mantener todos las mismas reglas del juego". El riesgo contraído por España con los países latinoamericanos supera ampliamente el billón de pesetas.]Es de destacar que una buena parte de las intervenciones más críticas están siendo protagonizadas por los representantes de la Iglesia, que participan a título individual. Un franciscano argentino propuso que el último día todos los delegados se sumen a la huelga de hambre que lleva a cabo el político nicaragüense Miguel D'Escoto.

El argentino Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, hizo ayer un llamamiento a una "insurrección evangélica permanente", a la vez que decidió enviar una misiva, firmada en primer lugar por Fidel Castro, en la que pide a D'Escoto que ponga fin a su ayuno. También en la sesión de ayer los representantes brasileños plantearon la convocatoria de una nueva conferencia sobre la deuda, proponiendo a Brasilia como sede.

El ex presidente ecuatoriano León Roldos, socialdemócrata, en una intervención de las más complejas, apoyó la política gradualista para el pago de la deuda, afirmando que el planteamiento de una sucesión de pago generalizada es "una siembra a medio plazo", pero utópica a corto. Por el momento, la alternativa sigue siendo una negociación digna, consistente en la variación del perfil de la deuda en plazos, tipos de interés, porcentaje de exportaciones, etcétera. De que haya negociación depende, según Roldos, el desarrollo del comercio internacional, que quedaría colapsado ante un repudio global.

Representante de los radicales fue el líder sindical y político brasileño Lula, que enervó con su intervención a los delegados. Lula mantuvo que la tercera guerra mundial ya ha comenzado; se trata de una guerra silenciosa, en la que en vez de soldados mueren niños por desnutrición; en vez de miles de heridos hay millones de parados, en la que el principal arma (más mortífera que las bombas nucleares) son los tipos de interés. Lula y otros muchos oradores hicieron acusaciones durísimas de genocidio, de asesinatos y torturas al Gobierno de EE UU, confundido con la política del FMI.

Medidas concretas

La reunión de la Habana comenzó a discutir por fin el viernes el desarrollo de medidas concretas para solucionar el hiperendeudamiento de la región. Como premisas previas, asumidas por la práctica totalidad de los asistentes, quedan las de que la deuda es impagable; la de que cualquiera que sea la vía que se tome, sea negociación o sea repudio de los créditos, habrá de asumirse de modo colectivo, como hacen los países acreedores en el Club de París y los bancos en sus conversaciones con los deudores; por último, que el encuentro de La Habana ya ha conseguido su objetivo: el de que la deuda externa se haya convertido en el factor principal de identidad de América Latina y el Caribe. En este sentido, Fidel Castro debe considerase satisfecho.Juan Bosch, ex presidente de la República Dominicana, hizo un ejercicio matemático con las cifras de la deuda de su país, que, bajo cualquiera de las hipótesis, desde las más ventajosas (tipos de interés blandos del 6%, plazos de amortización fuera de mercado, como por ejemplo 20 años, incremento de las importaciones, etcétera) hasta las más pesimistas, demuestran que la deuda no se acabará de pagar nunca.

Dos oradores excepcionales propiciaron los aplausos de los delegados: Ortensia Bussi, la viuda de Salvador Allende, que manifestó que la deuda chilena no puede equilibrarse mientras se mantenga la dictadura, y un guerrillero del Comando Nacional del M-19 boliviano, que subió al estrado en silla de ruedas, quien aseguró que era preciso escuchar también la voz de los que van a gobernar en América Latina en el siglo XXI.

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