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Duelo dialéctico Washington-Managua

Reagan dicen que ayudar a los 'contras' es luchar por la paz

Francisco G. Basterra

Rechazar la ayuda a los contras es "un voto contra la paz", ha afirmado Ronald Reagan al iniciar una campaña de presión sin precedentes sobre el Congreso y la opinión pública para que el Parlamento apruebe 14 millones de dólares (unos 2.400 millones de pesetas) para los rebeldes que, con ayuda de la CIA, tratan de acabar con el régimen sandinista. Es la primera vez en la historia que un presidente norteamericano presiona públicamente al Congreso para que ayude a una guerrilla que persigue acabar con un Gobierno con el que EE UU mantiene relaciones diplomáticas.

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Las iglesias, organizaciones humanitarias, intelectuales y hasta estrellas de Hollywood tratan, por su parte, de contrarrestar la campaña de Reagan con un esfuerzo similar de propaganda dirigido a que los rebeldes no reciban dinero del contribuyente.El Senado y la Cámara de Representantes deberán votar la semana próxima, y las previsiones son que a la Administración le faltan unos 30 votos en la Cámara para ganar, mientras que en el Senado, dominado por los republicanos, el resultado es dudoso. Reagan dedicará toda esta semana a presionar a los 50 o 60 legisladores dudosos, como hizo recientemente con éxito para conseguir fondos para el misil nuclear MX. La oposición demócrata está considerando un plan alternativo a la propuesta de Reagan que podría ser aceptable por los republicanos.

El presidente dijo el lunes por la noche, en una cena en Washington, que una negativa a aprobar la ayuda a los contras es una invita ción para la extensión del comunismo en Centroamérica. Reagan utilizó el lenguaje más beligerante que ha empleado hasta ahora contra el Gobierno de Managua, al que acusó de "brutalidad" y de torturar a sus opositores. "El rechazo de los luchadores de la libertad es el rechazo de la moderación, desde la Iglesia hasta los países de Contadora, que claman por la democracia en Nicaragua. Una negativa a conceder la ayuda supondría inevitablemente el fin de la presión sobre los sandinistas para que cambien su política", afirmó Reagan en una cena para recoger fondos para Nicaragua, a 250 dólares (42.500 pesetas) el cubierto.

Todos los medios son buenos para que Reagan logre su propósito en esta batalla, que plantea en términos de blanco o negro. El presidente envió un avión a Miami para recoger al presidente de Costa Rica, Carlos Alberto Monge -que se encontraba recibiendo tratamiento médico en esa ciudad-, para trasladarlo a Washington para que apoyara su política hacia Nicaragua. También Reagan ha conseguido el apoyo público de otras personalidades conservadoras ya convencidas: Jeane Kirkpatrick, hasta hace poco embajadora en la ONU, y Zbigniew Brzezinski, ex consejero de seguridad nacional de Carter.

La última oportunidad

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La Administración insiste en que el resultado de esta batalla legislativa tendrá importantes consecuencias sobre la imagen de Estados Unidos en el mundo. Para un alto funcionario, "es la última oportunidad para lograr una alternativa razonable entre el uso de la fuerza militar en Centroamérica y la abdicación de las responsabilidades norteamericanas en la región". Hasta ahora, la Cámara de Representantes ha negado en tres ocasiones la ayuda que solicita el presidente para los contras, que desde que iniciaron su lucha contra los sandinistas han recibido 80 millones de dólares (casi 14.000 millones de pesetas) del presupuesto norteamericano.El Gobierno de Managua es muy impopular en el Congreso, pero los legisladores no aprueban los medios que utiliza la Administración para hacerles cambiar de política. Para Reagan, la ayuda a los contras es un "reto mortal" al que EE UU debe contestar. Pero con la oposición de un buen número de iglesias, incluida la católica, a su política beligerante, el presidente no tiene ganado el debate sobre la moralidad de su cruzada. Los grupos críticos, en su mayoría anticomunistas y antisandinistas, atacan el programa de Reagan como inmoral, ilegal y contraproducente.

Estos grupos han preparado un cortometraje que pregunta si un voto para los contras es un "voto por el heroísmo o el terrorismo". Monjas norteamericanas que viven en Nicaragua están recorriendo los despachos de los congresistas para relatar las "atrocidades" de los rebeldes. En ocasiones se cruzan con refugiados nicaragüen ses que describen la "crueldad" de los sandinistas. La organización Ciudadanos por Reagan ha movilizado a 100.000 personas para que bombardeen con telegramas y llamadas telefónicas a los miembros del Parlamento. Cada lado se acu sa mutuamente de desinfórmación en esta guerra de opinión pública, que está contribuyendo a que el norteamericano medio tome con ciencia de la existencia de un pequeño país llamado Nicaragua.

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