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La Unión Soviética, único proveedor de crudos de Nicaragua

MéxicoLa Unión Soviética se ha convertido en el único proveedor de crudos de Nicaragua tras la suspensión decretada el 27 de febrero por Petróleos Mexicanos (PEMEX), hasta que ese país liquide una deuda acumulada de 500 millones de dólares (93.000 millones de pesetas).

Un envío de 250.000 barriles, ordenado a comienzos de marzo por el presidente Miguel de la Madrid, con carácter único, no altera esta situación que los sandinistas trataron de evitar y que quizá sea manejada por la Administración de Reagan como un argumento adicional de la dependencia de Moscú del régimen de Managua.

La cancillería mexicana fue el principal valedor de Managua para mantener abierto el grifo del petróleo por encima de cálculos estrictamente pecuniarios, ya que este comercio tiene, a su juicio, un valor estratégico fundamental dentro de un proyecto político centroamericano, que pretende reducir el peso de las dos superpotencias en la región.

Nicaragua consume 15.000 barriles de crudo por día. Desde 1980, México y Venezuela cubrieron sus necesidades a partes iguales, en virtud del convenio de San José, que beneficiaba también a otros países de Centroamérica y el Caribe.

La insolvencia nicaragüense llevó a los venezolanos a cancelar todos sus embarques en 1982 con el argumento de que no podían regalar su petróleo.

En una primera etapa PEMEX se hizo cargo de la cuota correspondiente a Caracas, con la advertencia de que esa situación no podría prolongarse indefinidamente, por lo que los sandinistas debían buscar un proveedor alternativo. Desde el segundo semestre de 1983 la Unión Soviética compartió los suministros con la empresa mexicana, que fue endureciendo su posición hasta el punto de retrasar varios embarques para forzar el pago.

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La Secretaría de Relaciones Exteriores jugó un papel determinante para que a comienzos del año pasado se regularizase el comercio de crudos entre los dos países, una vez que el Gobierno de Nicaragua se comprometió a liquidar la deuda vencida. El incumplimiento de este acuerdo ha sido el argumento formal para la reciente suspensión, en la que los ministros económicos del Gabinete mexicano han terminado por imponer sus puntos de vista.

Algún comentarista ha visto en esta suspensión el propósito de presionar al Gobierno de Nicaragua para que se muestre más flexible en las negociaciones de Contadora, pero parece evidente que no hay peor argumento que obligar a Managua a que compre todo su combustible en la Unión Soviética. Por ese camino cada día estará más cerca de repetir la experiencia cubana.

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