Instituciones y profesionales reclaman la recuperación del patrimonio industrial de Asturias
Instituciones y profesionales coinciden en Asturias en reclamar la catalogación del patrimonio artístico industrial asturiano, lo que prevé un acuerdo entre la Consejería de Cultura y la universidad de Oviedo. En Santander, varios colectivos se han unido para pedir que no sea derribado el mercado del Este, único edificio que queda del estilo santanderino del siglo XIX, en cuyo solar, el alcalde, Juan Hormaechea, pretende construir una plaza: "Los comerciantes del Este saldrán de ahí, y si cuadra, lo harán con el rabo entre las piernas", ha advertido.
Colectivos, instituciones y profesionales asturianos han expresado durante las últimas semanas la necesidad de catalogar y recuperar el patrimonio histórico industrial existente en la región. El reciente desmantelamiento de la estación del FEVE en Gijón, del que se consiguió rescatar para su posterior reutilización una cercha metálica de mediados del siglo XIX (ver recuadro), reavivó la polémica, aún muy débil, sobre el deterioro que sufren la maquinaria y las construcciones que constituyen el testimonio de los inicios de la industrialización de Asturias.El primer paso para concretar las posibilidades de esta rehabilitación se dará pronto, cuando la consejería de Cultura del Principado de Asturias y la universidad de Oviedo firmen un convenio de colaboración cuyo fin principal será la elaboración del primer inventario sobre las características y situación de este patrimonio.
Catalogar y seleccionar
El catedrático de Geografía de la universidad asturiana, Francisco Quirós Linares, encargado de coordinar el grupo de trabajo que llevará a cabo este estudio, explicó que su intención "es conseguir catalogar lo que hay, de forma que una vez recopilados los fondos pueda procederse a una adecuada selección y recuperación".
Este grupo de trabajo, que estará integrado por especialistas de dentro y fuera de la universidad, deberá inventariar "un patrimonio que es limitado y no excepcional, máxime si se compara con el existente en Cataluña o el País Vasco", afirma Francisco Quirós.
Por su parte, Emiliano Fernández, director general de Cultura del Principado, comparte también este criterio y afirma que "no hay ninguna pieza sagrada, pero precisamente por eso es lamentable su desaparición".
Entre tanto, Carlos Caicoya, director de los seminarios de arqueología industrial celebrados en los últimos Encuentros de Cabueñes y miembro de la comisión organizadora de las II Jornadas de Arqueología Industrial, que se celebrarán el próximo mes de octubre en Barcelona, considera "buena y positiva la iniciativa de la consejería porque demuestra que algo se mueve y que estos elementos no son considerados ya ni chatarra ni cacharros inservibles". No obstante, advierte que lo peor sería "que el estudio se quede después en un simple fichero de los muchos que ya existen sobre cuestiones similares. Si este estudio encargado al profesor Quirós no se traduce después en una actuación que permita rehabilitar los fondos catalogados, de poco servirá el esfuerzo". Carlos Caicoya estima que hasta ahora "este patrimonio público estuvo desatendido o ignorado por aquellas personas o instituciones que diseñan y controlan los actuales destinos de la cultura y de la ciencia en esta comunidad autónoma".
Salvar la vieja arquitectura de hierro
La recuperación de la cercha metálica de la estación del FEVE de Gijón, uno de los escasos ejemplos de arquitectura en hierro de mediados del siglo XIX existentes en Asturias, constituye el último logro en la incipiente lucha por la recuperación del patrimonio industrial de la región.Fue, sin embargo, una salvación casi casual, producida gracias a la intervención oportuna de Pilar González Lafita, coordinadora de museos y exposiciones de la Fundación Municipal de Cultura de Gijón, y de los arquitectos Enrique y Manuel Hernández Sande, quienes dieron la voz de alarma ante los organismos oficiales antes de que se procediera, como estaba previsto, al desguace de la estructura metálica de la estación mediante soplete.
Ahora, felizmente rescatada de su destino para chatarra, el único problema estriba en decidir si será el ayuntamiento o la consejería de Cultura la institución que adquiera la cercha y pague las 600.000 pesetas que pide por ella el contratista de las obras de derribo de la estación. El paso siguiente, en el que ya se trabaja, será su recolocación en algún espacio urbano de la ciudad, propuesta formulada también en su día por las tres personas citadas.
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