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Reportaje:La cultura española en el mundo / 6

Cervantes y Lorca son los autores españoles más conocidos en Francia

Cuando, hace algunos meses, este periódico y otras cinco publicaciones de Europa occidental realizaron una consulta entre sus lectores para elegir a los 10 mejores escritores de todos los tiempos, España consiguió que Cervantes figurase en dicha selección. Inmediatamente después, los franceses eligieron a Federico García Lorca. Lo de Cervantes se explica porque en la escuela el autor de El Quijote figura como un valor universal que es menester conocer. La pasión francesa por Lorca proviene mucho más de su asesinato por la dictadura franquista: aquella tragedia le convirtió en un símbolo de la España que sufría, y esto lo aprovechó su obra.En el terreno literario se han traducido algunas obras de otros autores, como Miguel Delibes, Ramón Gómez de la Serna o Camilo José Cela, pero nadie, prácticamente, se ha interesado por ellos. Otro tanto ha ocurrido recientemente con autores más jóvenes, como Manuel Vázquez Montalbán o Francisco Umbral. Juan Goytisolo, Jorge Semprún y Fernando Arrabal (éste más que los otros dos) han hecho una carrera literaria en Francia.

Ignorancia y rechazo

Lo que no es fácil es determinar las causas de la ignorancia o del rechazo de la literatura española en Francia. Y lo infantil sería responsabilizar sólo a los franceses. Cabe la reseña de algunos datos que abundan en el sentido del cultivo de la ignorancia que padecen los franceses de la cosa cultural hispánica: nunca, un diario francés, y mucho menos una emisora o un canal de televisión, ha informado sobre el premio Planeta o el Nadal.

En estos días, en otro orden de cosas, acaba de publicarse un estudio sobre el superrealismo en el que se dice que los hermanos Saura, Carlos y Antonio (el cineasta, el único director ampliamente conocido, y el pintor, respectivamente), son los símbolos del superrealismo en España, dejando aparte, naturalmente, a Dalí.

Este desconocimiento escalofriante, hasta la fecha al menos, afecta a toda la escala social de la 'inteligencia' de este país: no hace tanto, el ministro de Cultura, en un acto celebrado en la Unesco, en presencia del entonces ministro español de Cultura Iñigo Cavero, habló de la República española vigente- es decir, que aún no tenía bien grabada la Monarquía española como encarnación de la democracia posfranquista. Hace muy pocos meses, una prestigiosa publicación llamada Autrement, que suele hacer monografías sobre temas de actualidad, quería dedicarle un número a España, y para esto pretendía estudiar sobre todo el barrio madrileño de Malasaña (símbolo, en su opinión, de las libertades de España) y también pensaba que Madrid podía muy bien resumir el resto de los pueblos, regiones e idiosincrasias españolas.

En una gira que EL PAIS realizó hace poco más de dos años por toda la geografía francesa, con el fin de palpar de cerca lo que pensaban los ciudadanos del régimen socialista que había llegado al poder en mayo de 1981 (Lorca y Cervantes excluidos), España para la inmensa mayoría se evocó como sinónimo de sol. Incluso los tres monstruos sagrados mundiales del canto, Teresa Berganza, Montserrat Caballé y Plácido Domingo, para la mayoría de los franceses no son españoles. A quien nadie confunde es a Julio Iglesias, que sin duda alguna es el español contemporáneo más célebre en este país y cuyas recientes actuaciones en París fueron un acontecimiento social y artístico sin precedentes en la capital francesa.

En el terreno de la pintura, Dalí y Picasso son para Francia dos cimas: el uno, de la pintura sin más, y el otro, del superrealismo y de la publicidad. Pero aun teniendo en cuenta que ésta es la expresión artística española más valorada en Francia, sólo quienes se aventuran por su cuenta y viven aquí o están cumplidamente representados llegan a ser valores admitidos.

Pintura y canción

Otro tanto ocurre con la canción: Lluís Llach tiene un público porque desde hace unos 15 años él y su productor patean este país. Otro tanto parece que le va a ocurrir a Amancio Prada, que vivió aquí algunos años y ahora va a actuar en el Teatro de Europa, una creación del Gobierno socialista, dirigido por Giorgio Strehler, el conocido hombre de teatro italiano, que en la escena del Odeón representa el arte más en boga del mundo. De igual manera, los catalanes Josep Maria Flotats, que llegó a figurar en el elenco de la Comedie Française, y el arquitecto Ricardo Bofill son nombres conocidos en Francia debido al éxito de su aventura individual.

Los resultados de la promoción cultural española en Francia son prácticamente nulos, a pesar de que los Gobiernos francés y español podrían influir de manera decisiva en una promoción que ahora brilla por su ausencia en el país galo.

Desde siempre, o al menos desde hace una veintena de años, la rutina y la falta de presupuestos son el origen de la indigente labor realizada.

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