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Expertos norteamericanos piden protección para la arqueología submarina de Cádiz

Francisco G. Basterra

Expertos norteamericanos en arqueología submarina han denunciado en The New York Times que centenares de pecios de antiguos barcos de diferentes épocas históricas, corren peligro de desaparecer definitivamente del fondo de la bahía de Cádiz, a menos que el Gobierno español tome las medidas adecuadas. El Consejo Asesor de Arqueología Submarina, perteneciente a la Sociedad Histórica de Arqueología, adoptó la pasada semana, en Boston, una resolución en la que se pide protección para los barcos que reposan bajo las aguas de Cádiz, "por su importancia no sólo para España, sino también para la herencia cultural de la humanidad". "Más de la mitad del yacimiento ha sido ya destrozado por las obras de dragado de la bahía, y en unas décadas el resto desaparecerá por completó", según el arqueólogo Robert Marx

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La resolución, que será enviada al rey Juan Carlos, afirma, asimismo, que la existencia de cascos completos, "de cada período histórico", convierte la zona en "única en el mundo".J. Barto Arnold, presidente del Consejo de Arqueólogos Submarinos, afirma que cuestiones burocráticas y diferencias sobre las competencias entre el Gobierno de Madrid y la Junta de Andalucía han frustrado los esfuerzos para proteger y estudiar los pecios (restos de naves naufragadas). "Parece que no se dan cuenta del problema y de la oportunidad que tienen", explicó Barto Amold.

Aunque la ciudad fue fundada en el año 1.100 antes de Cristo, los historiadores estiman que el puerto de Cádiz se usaba como tal en el año 2.000 antes de Cristo y que en sus fondos pueden haberse hundido más de 2.500 barcos, desde embarcaciones fenicias hasta carabelas del Siglo de Oro español, pasando por embarcaciones griegas, romanas y venecianas. Sólo en el siglo XVI, en la época del comercio floreciente con la América recién descubierta, se calcula que 600 navíos se hundieron en aguas de Cádiz.

La peculiaridad de este tesoro arqueológico reside en que la mayoría de estos barcos están todavía en buenas condiciones, ya que fueron recubiertos por una capa de barro que los protege e impide la destrucción de sus casos y palos de madera. Dos norteamericanos, el matrimonio formado por Denise Lakey y Joseph Simnions, arqueólogos de la universidad de Texas, en co operación con colegas españoles estiman que pronto lograrán descubrir restos de carabelas en la zona. Para ello, estudian minuciosamente los archivos disponibles.

Atención "suficiente"

Robert Marx, un arqueólogo independiente que ha creado una compañía llamada Plioenician Explorations Limited, formada por 40 hombres de negocios, en su mayoría canadienses, ha tratado sin éxito de explorar el fondo de la bahía gaditana. El subdirector general de Arqueología del Ministerio de Cultura, Manuel Martín Bueno, afirmó en EL PAÍS el pasado 30 de diciembre que la atención prestada por la Administración al yacimiento submarino de Cádiz "ya es suficiente".Martín Bueno, responsable de la negativa de conceder un permiso de exploración en Cádiz a Marx, calificó a éste de "un buceador y aventurero, no de un científico".

Robert Marx, que fue fundador del Consejo de Arqueología Submarina de Estados Unidos, y es un especialista bastante conocido en este país -hace poco descubrió partes de la quilla de una nave romana-, dijo ayer a EL PAÍS: "Martín Bueno no sabe de lo que está hablando y su unico interés reside en salvar lo que se pueda del tesoro del fondo de las aguas de Cádiz". "Más de la mitad del yacimiento", explicó, "ha sido ya destrozado por las obras de dragado de la bahía y, en unas décadas, el resto desaparecerá por completo. Marx declaró que ha obtenido ya la colaboración de funcionarios españoles y del Museo de Arqueología de Cádiz, y que tiene intención de emplear a buceadores y trabajadores españoles en los trabajos de rescate.

El periódico The New York Times recogía ayer, ampliamente, las declaraciones de Robert Marx, que afirma estar asesorado en sus proyectos de Cádiz por Harold Edgerton, del Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT), inventor de cámaras submarinas; por Lionel Casson, de la universidad de Nueva York, autoridad en ingeniería naval antigua; y por Elisha Linder, pionera de arqueología submarina en la universidad israelí de Haifa.

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