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La servidumbre de un pueblo

La actual ubicación de Santiponce, junto al monasterio de San Isidoro del Campo, data de principios del siglo XVII, cuando ese antiguo pueblo de pescadores se trasladó debido a las riadas del Guadalquivir. Con motivo del descubrimiento de la ciudad romana, que una gran parte se encuentra bajo el pueblo, el vecindario soporta la servidumbre de las actuaciones arqueológicas y vive una situación de incertidumbre histórica entre el beneficio y la rémora. Un tercio del pueblo lo ocupa Itálica y el teatro se encuentra en el mismo centro.El traslado de toda la población a nuevas barriadas para dejar expedito el camino a los investigadores supone un desembolso económico que solamente se puede abordar desde el Gobierno central. La demora habitual de los procesos burocráticos de expropiaciones o compras ha creado cierta reticencia hacia las actuaciones arqueológicas. El nuevo estilo puesto en marcha en el reciente descubrimiento es el primer paso para un cambio de mentalidad de los vecinos. Lejos de acometer prospecciones de forma altanera, se ha dialogado y asegurado que, una vez hallados restos de interés -si es que los hay-, se volvería a acondicionar el terreno para su edificación, como así ha ocurrido.

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La población cambia lentamente el estupor que le producía un descubrimiento por la sorpresa ante la rapidez de las actuaciones y el respeto a los deseos de los propietarios.

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