El sol y el aire han deteriorado las pinturas rupestres del pueblo leridano de Cogull

De las más de 40 figuras neolíticas de Cogul sólo pueden apreciarse con nitidez media docena. La cueva se encuentra prácticamente a la intemperie y únicamente una verja protege las paredes pintadas, sometidas a la erosión del sol y el aire. Un proyecto de cierre del recinto no ha sido realizado "por falta de presupuesto".

Las pinturas rupestres de Cogul, en la comarca leridana de Les Garrigues, están desapareciendo a causa de la acción continuada del sol y del aire, según una información técnica transmitida al director general del Patrimonio Artístico de la Generalitat de Cataluña, Enric Bonet, departamento responsable del monumento desde 1981. Las pinturas podrían acabar despareciendo totalmente.La cueva de los Moros, que se encuentra a 500 metros del pueblo de Cogul, es una de las más importantes de la Península por sus más de 40 figuras pictóricas de la época neolítica. Las pinturas, que pertenecen al grupo denominado de los pintores de las sierras, fueron descubiertas en 1906 por miembros del Centre Excursionista de Catalunya y dadas a conocer por Ceferí Rocafort. Han sido estudiadas por varios de los mejores conocedores del arte neolítico español, entre ellos Bosch Gimpera.

El conjunto está formado por 45 figuras pintadas, que en algunos casos están producidas por incisiones sobre la piedra. Las figuras representan animales de distinto tipo y varios cazadores con arco, y una escena de danza ritual, en la que 10 mujeres rodean. a un hombre desnudo. El lugar ha sido considerado por los especialistas como un santuario, cuyo funcionamiento habría perdurado hasta la romanización, como atestiguan varias inscripciones ibéricas y romanas, como la que reza en latín Secundum votum fecit.

Actualmente, el conjunto pictórico está prácticamente a la intemperie y han sido los rigores metereológicos, según los técnicos, la causa de la erosión. A pesar de los muchos visitantes que atrae, el conjunto está en un cierto estado de abandono. La conservación corre a cargo de un único guarda que posee la llave de la verja y tiene el cometido enseñar las pinturas a los visitantes: La Dirección General del Patrimonio Artístico tiene en proyecto un plan de acondicionamiento que prevé el cierre del recinto; sin embargo aún no ha hecho el encargo técnico "por falta de presupuesto", según el Departamento de Cultura de la Genralitat en Lérida.