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Fiesta en torno al autor de 'La arboleda perdida'

El Rey destaca "la dramática aventura de los escritores del exilio" en la entrega del Cervantes a Rafael Alberti

Gabriela Cañas

Rafael Alberti, como ya había anunciado, no vistió de frac para recoger la más alta distinción de las letras españolas. Allí estuvo sentadito y encogido, entre académicos y doctores honoris causa, esperando a los Reyes media hora antes de comenzar el acto, vestido con pantalón y camisa blanca, una chaqueta azul celeste, llamativa, y unos botines marrones que le comían los bajos del pantalón cuando caminó hacia la presidencia a recoger el preciado galardón, dotado con 10 millones de pesetas.Los exilios

Ayer se cumplía el 368º aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, nacido en Alcalá de Henares, de renombrada universidad, centro de las artes y las letras, hoy asfixiada por el tráfico, convertida en ciudad dormitorio rota por el alquitrán y los tubos de escape. Pero el acto invocó ayer a Miguel de Cervantes al Paraninfo de la universidad de Alcalá de Henares. Lo invocó el que se llevó el premio como él apellidado y lo invocó el Rey al comienzo de su discurso: "El espíritu cervantino esta aquí, en Alcalá de Henares", dijo. "No en lo imperturbable de las piedras y el recuerdo". A unos cuantos kilómetros de allí, en el centro de Madrid y al pie del monumento dedicado al creador de Don Quijote, el escritor Gonzalo Torrente Ballester volcaba un jarro de agua fría: "España es el país en donde menos se lee a Cervantes". Torrente añadió: "La única justificación de España ante la historia son 10 u 11 nombres y no ciertas batallas ganadas o disparates más o menos divertidos".

El poeta gaditano Pafael Alberti habló del exilio, del suyo propio, del de sus contemporáneos poetas y del de Miguel de Cervantes, recluido en Argel durante seis años (en la página siguiente se ofrece un amplio resumen de su discurso). Lo recitó desde lo alto de una especie de púlpito. Lo llevaba escrito en una carpeta ilustrada con dibujos ejecutados por su propia mano y estuvo jalonado de multitud de poemas, propios y ajenos, uno de los cuales movió a la sonrisa y comentario de los asistentes cuando, en acto tan solemne, recitó a Rubén Darío: "... de las epidemias de horribles blasfemias, / de las academias, / ¡líbranos, Señor!". La emoción del salón -no más de 300 personas muy escogidas- estalló en aplausos tras la lectura de un poema de Lope de Vega que Alberti retocó para dedicarlo a doña Sofía.

"No se equivocó la paloma"

El ministro de Cultura, Javier Solana, habló de los diversos exilios sufridos por Alberti. Del primero, cuando el poeta dejó El Puerto de Santa María y se trasladó a Madrid, y de los sucesivos. "Pero de los varios exilios de Rafael Alberti", dijo el ministro, "hay uno al menos, el último de todos ellos, que ése sí terminó hace años, que ése sí fue saldado colectivamente, y yo pienso, Rafael, que de nuevo puedes soñar, de nuevo todos podemos soñar con algo utópico, en un paraíso perdido, porque España desde hace un tiempo ha comenzado a andar".

Solana hizo hincapié en que el acto no era un reconocimiento de la figura de Alberti, "sobrado de ellos", sino que se trataba de una celebración. "La crítica ha valorado su obra como una de las más altas expresiones poéticas de este siglo de.oro de la poesía española", añadió.

Citó también Javier Solana, como lo había hecho Alberti, a Luis Cernuda, a Pedro Salinas, Altolaguirre, García Lorca, Guillén, Aleixandre, Gerardo Diego y Dámaso Alonso, que acudió al acto al igual que lo hiciera Luis Rosales, premios Cervantes en pasadas ediciones. "Yo no sé, Rafael, si es a causa de mi optimisino", concluyó Solana, "o si es a causa de la importancia de este acto por lo que me atrevo a decir que al final no se equivocó la paloma. O que no siempre se equivoca. 'Ella se durmió en la orilla; tú, en la cumbre de una rama'".

Don Juan Carlos levantó la sesión, y todos en pie escucharon el Gaudeamus ígitur interpretado por la coral Schola Cantorum. Bajo un cálido sol primaveral, en el patio de la universidad de Alealá, la tuna y los canapés rompieron la solemnidad del acto. Había estado presidido por los Reyes de España, el ministro de Cultura, el subsecretario de Cultura, Mario Trinidad, y el rector de la universidad de Alcalá de Henares, Manuel Gala Muñoz. Habían asistido, entre otros, los académicos Pedro Laín Entralgo, Buero Vallejo, García Nieto, Fernando Chueca Goitia y Antonio Tovar. También estuvieron los escritores Fernando Quiñones y Rosa Chacel y los Actores Adolfo Marsillach y Nuria Espert. Todos ellos, y muchos más representantes de la cultura de este país, acudieron por la tarde a la tradicional recepción anual del palacio de la Zarzuela.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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