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El desarme europeo, en juego

La Unión Soviética rezuma una profunda desconfianza hacia las palabras de Reagan

Pilar Bonet

Una profunda desconfianza es la nota que caracteriza formalmente las reacciones oficiales soviéticas, tanto para consumo estatal como internacional, en relación al discurso pronunciado por el presidente norteamericano, Ronald Reagan, por una parte, y a los eventuales resultados de la Conferencia de Estocolmo, por otra."La desconfianza envenena la atmósfera", señalaban ayer desde las páginas de Pravda -órgano oficial del Partido Comunista de la URSS (PCUS)- los dos enviados especiales destacados por este periódico en Estocolmo.

Según Pravda, la conferencia de Estocolmo "puede llegar a ser un importante paso" para superar la amenaza de guerra, si consigue encontrar métodos efectivos para desarrollar la confianza entre los Estados con el fin de evitar una catástrofe nuclear. Si la confianza prospera, la conferencia de Estocolmo "colmará las esperanzas de los pueblos", señalaba el periódico.

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Pravda insistía, sin embargo, en que estas expectativas se ven considerablemente mermadas por la instalación de los cohetes norteamericanos de alcance medio en Europa occidental. Esta tesis y la idea, implícita o explícita, de que la Administración del presidente Reagan tiene una postura belicista está presente en todos los textos oficiales, tanto en el terreno de lo abstracto como en el de lo concreto. Así, por ejemplo, el comentarista del periódico Izvestia V. Falin describía ayer con todo lujo de detalles unos supuestos documentos secretos de la OTAN, según los cuales esta alianza planea una guerra nuclear en el continente europeo. En opinión de Falin, los militares de la OTAN no se rigen por los comunicados del Consejo Atlántico y, "mucho menos", por las informaciones de Prensa. Suqu Ley, señala, "con las órdenes e instrucciones para apretar el botón sin equivocarse".

Tanto la conferencia de Estocolmo como las relaciones entre la URSS y EE UU eran objeto ayer de la atención de los principales diarios soviéticos, que reproducían la nota difundida por la agencia oficial Tass tras el discurso del presidente norteamericano, El texto de Tass podía haber estado precocinado, ya que la Embajada estadounidense en Moscú entregó al Ministerio de Asuntos Exteriores soviético una copia del discurso antes de que éste se pronunciara, según confirmó un portavoz estadounidense.

Tass atribuyó al mensaje de Reagan un carácter eminentemente propagandístico. Para la agencia soviética, la alocución no contiene ni "ideas nuevas" ni "propuestas constructivas" que indiquen un cambio de la política norteamericana. Los aparentes signos de ablandamiento por parte de EE UU constituyen variantes tácticas, cuyo propósito es incrementar la presión sobre la URSS, señalaba ayer Pravda.

Observadores occidentales de distinta tendencia -proatlantistas, eurocomunistas y de países neutrales- destacados en Moscú coinciden en señalar que la posición soviética no ha cedido un ápice desde la cuádruple decisión anunciada el pasado 24 de noviembre.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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