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Un millón de chilenos piden la renuncia de Pinochet y la inmediata vuelta a la democracia

Un millón de personas participaron esta madrugada en Santiago de Chile en la más importante manifestación organizada en la capital chilena desde el golpe de Estado del general Augusto Pinochet, hace 10 años, según manifestó el presidente de Alianza Democrática, Enrique Silva Cimma, del Partido radical. Violentos incidentes se registraron al final de la concentración, sin que hasta la hora de cerrar esta edición se haya proporcionado algún balance de muertos o heridos.

La manifestación, convocada por Alianza Democrática, comenzó en una atmósfera festiva en el parque O'Higgiris de Santiago. Los manifestantes -obreros, campesinos, estudiantes, familiares de desaparecidos- gritaron eslóganes tales como: "El pueblo unido jamás será vencido" y "detener la represión es el grito de la nación".Al término de la manifestación, calificada de "gran fiesta de la libertad" por el dirigente democristiano Gabriel Valdés, Silva Cimma tornó la palabra para pedir la dimisión del general Pinochet y la formación de un gobierno provisional encargado de restablecer la democracia.

La policía, al término de la manifestación, hizo uso de granadas lacrimógenas y de coches cisterna para dispersar a los manifestantes.

El acto fue el segundo autorizado por la oposición en 10 años después de que: el régimen militar tuvo que decidirse a otorgar mínimas concesiones a una oposición cada día más fortalecida Hace menos de un mes se realizó el primer acto de masas convocado por sectores de la oposición, pero fue autorizado tan sólo 24 horas antes, por lo que el número de manifestantes no superó los 100.000, informa desde Santiago Alejandro del Río.

Dos actores de gran prestigio en el país, Jael Unger y José Manuel Salcedo, fueron los encargados de animar el espectáculo. A partir de las seis de la tarde, hora local (medianoche, hora peninsular), numerosos grupos musicales ofrecieron un espectáculo continuado, interpretando canciones en las que se hablaba de la libertad, de la esperanza y de los derechos del pueblo.

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Derechos humanos

Silva Cimma puso el énfasis de su discurso, de media hora de duración, en la defensa de los derechos humanos y pidió la eliminación de la Central Nacional de Informaciones (CNI), la policía política del régimen. El dirigente, quien también es abogado, ha defendido judicialmente a los familiares del asesinado dirigente sindical Tucapel Jiménez y ha denunciado que fueron agentes de la CNI quienes le dieron muerte. Durante los días previos al acto, el Gobierno realizó diversas campañas para amedrentar a la población y desprestigiar a los dirigentes organizadores del acto.

Los líderes de la democracia cristiana Gabriel Valdés y Andrés Zaldívar fueron acusados públicamente por el Gobierno, y con gran despliegue en la casi totalidad de los medios de comunicación, de traición a la patria por haber sostenido contactos con estadistas europeos, entre ellos Felipe González, buscando apoyo para la causa de la democracia en Chile.

Al mismo tiempo, la publicidad oficial enfatizó que grupos de extrema izquierda habían apoyado la concentración y asistirían a ella, con lo cual esperaba amedrentar a la mayoría política opositora.

La Alianza Democrática incluso denunció que en imprentas oficiales se estaban imprimiendo panfletos llamando a demostraciones violentas durante la concentración, cuya convocatoria había enfatizado en el carácter pacífico de ésta.

El Gobierno hizo aparecer también un supuesto llamamiento del partido comunista a sus filas para tomar las armas ayer, justo durante la concentración.

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