Occidente crítica la invasión de la isla caribeña de Granada por los 'marines'
La invasión y ocupación de la pequeña isla caribeña de Granada por marines de Estados Unidos y por una fuerza simbólica de seis países del área ha sido recibida hostilmente en casi todo el mundo, y de modo muy especial por lis aliados de Washington, que no han ahorrado críticas a la decisión del presidente Ronald Reagan. Washington se ha visto sorprendido por la avalancha de condenas y ha mostrado su decepción por la reacción de sus aliados occidentales. Fidel Castro condenó la invasión y, ante la posibilidad de una nueva intervención similar en Nicaragua, declaró que La Habana apoyará al Gobierno sandinista, pero que no cuenta con aviones ni barcos para enviar tropas.
Caspar Weinberger, secretario norteamericano de Defensa, reconoció anoche en Washington que en la isla todavía existen focos de resistencia muy localizados y que 600 cubanos han sido hechos prisioneros. "Serán tratados conforme a la Convención de Ginebra, pero no como prisioneros de guerra", dijo Weinberger, según informa Ramón Vilaró.Según el secretario norteamericano de Defensa, las tropas estadounidenses han sufrido seis muertos, ocho desaparecidos y 33 heridos. Admitió también que los marines han perdido tres helicópteros. Dijo asimismo que "los estudiantes norteamericanos (unos 600) han sido rescatados", así como el Gobernador británico de la isla. Un grupo de evacuados norteamericanos llegó ayer a Charleston (Carolina del Sur). En su mayor parte eran turistas y no estudiantes. Según dijeron, la mitad de los estadounidenses de Granada pidió la evacuación.
La invasión de Granada fue ayer el centro de un tormentoso debate en la Cámara de los Comunes británica, con decenas de diputados de la oposición pidiendo a gritos la dimisión del ministro de Asuntos Exteriores, Geoffrey Howe, mientras que los propios diputados del Partido Conservador se mantenían en un significativo silencio, informa Soledad Gallego-Díaz. Howe se negó a condenar la intervención.
El Gobierno conservador de la República Federal de Alemania se mostró irritado, y manifestó: "Rechazamos la intervención militar norteamericana en Granada. No hemos sido ni informados ni consultados. Estamos a favor de una política de no injerencia en los asuntos internos de otros países". El presidente francés, François Mitterrand, dijo que "el derecho es el mismo para todas las naciones. La sociedad internacional se basa sobre el derecho de los pueblos a disponer de su propia voluntad".
El Gobierno español, que solicitó. la urgente retirada de las tropas extranjeras, se abstuvo, no obstante, de mencionar, en su respuesta a EE UU. Pasa a la página 3
La Administración Reagan, decepcionada por la repulsa de sus aliados occidentales a la intervención de los 'marines'
Viene de la primera página
El malestar generalizado era la tónica entre las delegaciones que se encuentran en Montebello, Canadá, para asistir a la reunión del Grupo de Planes Nucleares de la OTAN, según informa nuestro enviado especial, Andrés Ortega. Todas las críticas se referían a la falta total de consultas (no obligatorias) por parte de Estados Unidos a sus aliados. "No se puede condenar la invasión de Afganistán y hacer luego lo que están haciendo en Granada", dijo un diplomático.
"No esperábamos que el Reino Unido, nuestro más próximo aliado, criticara abiertamente la intervención", declaró en privado un responsable del Departamento de Estado, que no quiso ser identificado. Para él, la actitud francesa "es decepcionante pero no total mente inesperada".
Pierre Trudeau, primer ministro canadiense, dijo que no entiende la necesidad de la invasión, y hasta se preguntó "qué pasaría si EE UU se autoatribuyera la autoridad de invadir cualquier país en el que no existiera un sistema democrático".
Los soldados de la 82ª división aerotransportada fueron enviados a Granada para controlar uno de los dos aeropuertos de la isla y permitir a las restantes tropas reducir las bolsas de resistencia, cuya espina dorsal estaba constituida por elementos cubanos, según el secretario de Estados adjunto para Asuntos Políticos, Lawrence Eagleburger, informa France Presse.
Fuentes del Pentágono reconocieron que las fuerzas invasoras se encontraron con una resistencia más importante de la prevista -pensaban controlar la situación en dos o tres horas-, mientras un portavoz de la Embajada de Granada en Washington hablaba de combates encarnizados. Caspar Weinberger, secretario norteamericano de Defensa, manifestó que "el precio de la libertad es elevado" y que hay que esperar nuevas bajas entre los soldados que participan en la operación. La pérdidas norteamericanas se elevaban ayer oficialmente a seis muertos, ocho desaparecidos y 33 heridos, balance calificado por Weinberger de "ligero, dado el número de tropas que intervienen". Las autoridades norteamericanas no han hablado de bajas entre la población civil, pero el embajador granadino en las Naciones Unidas manifestó que al menos 700 civiles habían perdido la vida.
Cuba anunció que había sufrido numerosas bajas -el embajador de La Habana en Buenos Aires habló de docenas de muertos- después de los ataques norteamericanos contra las posiciones defendidas por sus hombres en las inmediaciones del aeropuerto en construcción de Punta Salinas. Un comunicado oficial infórmó anoche que "el último ataque sobre nuestras posiciones fue llevado a cabo por cazas, helicópetros, artillería pesada y ligera y morteros" hasta que todos los defensores murieron. "Nuestros soldados entregaron sus vidas por su país", concluía el comunicado, sin dar más detalles, dice Reuter.
Quedará un retén
Fuentes oficiales de Washington manifestaron que las tropas se retirarán de la isla en el momento que la situación esté totalmente controlada, aunque en Granada quedará un retén multinacional durante un periodo de tres a seis meses, mientras se preparan elecciones, informa Efe.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reunió ayer a petición de Nicaragua y Libia para tratar esta intervención militar. Estados Unidos había intentado, sin éxito, retrasar la sesión en la que el representante granadino, Ian Jacobs, casi al borde de las lágrimas y en un discurso iniprovisado y muy emocional, pidió que se condenara con la más extremada firmeza la intervención y reclamó la retirada inmediata de las fuerzas invasoras.
Jacobs defendió apasionadamente a su país y mantuvo que los acontecimientos que acaban de desarrollarse en Granada eran puramente internos, sin que estuviera en ningún momento amenazada la vida de los 1.500 extranjeros que viven en la isla. "Si Estados Unidos puede intervenir impunemente, el sistema de las leyes internacionales se viene abajo", dijo.
La embajadora norteamericana, Jeane Kirkpatrick, fue la única en aprobar la medida, que consideró "razonable y proporcionada a la amenaza sin precedentes" que suponía para el Caribe el nuevo régimen militar de Granada. Kirkpatrick -cuya intervención no fue seguida por Jacobs, que abandonó la sala- manifestó que la intervención multinacional era conforme a la Carta de las Naciones Unidas, porque lo único que se pretende es "instaurar la ley y el orden y proteger los derechos humanos".
Guyana y Nicaragua presentaron un proyecto de resolución que pide un inmediato fin de la intervención de las tropas invasoras. La omisión de toda referencia a Estados Unidos y los restantes seis países que han ocupado la isla hará más facil recoger los nueve votos necesarios para la adopción del texto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.