Reagan planeó la invasión el pasado sábado, mientras jugaba al golf en Augusta
En medio de un temporal político, originado por la decisión de EE UU de invadir la isla de Granada, el presidente norteamericano, Ronald Reagan, explicará hoy por la noche ante la nación los argumentos de una política exterior que, tanto en Centroamérica como en Oriente Medio, se traduce por la utilización de los marines. Entre tanto, en el Congreso aumentan las críticas por la acción militar de EE UU en Granada. Y, en las Naciones Unidas, EE UU rechaza la terminología invasión para el desembarco de los marines en la pequeña isla del Caribe.
Por su parte, la Casa Blanca se esfuerza en dejar claro que no hay relación entre la intervención en Granada y el atentado en Beirut que, 48 horas antes, costó la vida a más de 200 marines. Al contrario, se afirma que el plan para "salvaguardar la vida de los norteamericanos en Granada" y para "restablecer el orden, la ley y la democracia" fue decidido el pasado sábado en el campo de golf de Augusta, junto al secretario de Estado George Shultz, y el responsable del Consejo Nacional de Seguridad, Robert McFarlane.Una vez la operación en marcha, -iniciada, recuerdan y repiten en Washington, a "petición de otras naciones del Caribe"-, la Administración Reagan debe convencer a la opinión pública y al Congreso de la validez de la estrategia del bastón para poner orden en los países vecinos.
Las reacciones son diversas. Para muchos ciudadanos la presencia de los marines en Granada es una demostración del poderío de EE UU. "Por primera vez en 20 años reforzamos la tantas veces marginada doctrina Monroe", dijo el senador republicano Steve Symms.
Los partidarios de la acción de Reagan ven en la intervención una confirmación de que EE UU se opondrá por todos los medios a la expansión del comunismo soviético-cubano en Occidente. En tal línea de ideas se expresó ante el mundo la embajadora en las Naciones Unidas, Jeane Kirkpatrick, al rechazar la terminología invasión, y al decir, sin convencer, que EE UU "no tiene intención de invadir a nadie".
Sin embargo, las tesis de los defensores de la doctrina Reagan chocan con las críticas y las reservas de quienes se oponen a la operación. "Es un acto de guerra. EE UU no logrará restaurar la democracia a punta de bayoneta", dijo el senador demócrata Patrick Moynihan. "Paso a paso, guerra a guerra, la política exterior del presidente está enfrentando a nuestra nación con la URSS", añadió, por su parte, el congresiste demócrata Bill Alexander.
Mientras los marines continúan combatiendo, hay quien opina en el Congreso que Reagan actúa con mentalidad de cow boy", y que parece "haber quedado parado en una película de los cuarenta".
Pero, la batalla política sobre el fondo de la estrategia de la política exterior de Reágan comenzará una vez acaben las operaciones militares en Granada. "Ahora, cuando los marines están en acción, no es el momento para críticas", explicó Thomas O'Neill, líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes.
¿Cuánto tiempo permanecerán los marines en Granada? ¿Utilizará Reagan otra vez la fuerza para imponer sus criterios en política exterior? "Sólo el tiempo necesario", afirmó Reagan, esquivando dar una fecha específica en la carta enviada al Senado y la Cámara, notificando la actuación. Para el secretario de Defensa, Caspar Weinberger, los marines podrían permanecer en Granada "hasta que se restaure la democracia".
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