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El denominado 'hombre de Morín' se expone en el museo Altamira de Santillana del Mar

El denominado hombre de Morín, expuesto en la actualidad en el Museo Altamira, en Santillana del Mar (Cantabria), sigue siendo, después de su descubrimiento en agosto de 1969 por los arqueólogos Joaquín González Echegaray y L. Gordon Freeman, el único enterramiento de un hombre moderno en especiales condiciones de conservación y con una antigüedad posible de más de 30.000 años. El hallazgo fue hecho en la cueva de Morín, situada en el término municipal de Villaescusa, a 12 kilómetros de Santander.La cueva de Morín fue escogida en los años sesenta para la realización de una amplia campaña de excavaciones, al tenerse conocimiento por trabajos anteriores, desárrollados entre los años 1917 y 1921 por el padre Carballo y el conde de la Vega del Sella, de la existencia de una clara estratografia que se extendía desde el año 8000 hasta el 70000 antes de Cristo. Los trabajos dieron como resultado en 1969 el hallazgo de una estructura de la época aurinacense (30.000 años de antigüedad) con un fondo de cabaña en el interior de la cueva, y fuera del habitáculo las señales de una empalizada, al otro lado de la cual se encontraban cuatro sepulturas.

En una de éstas, y conservado mediante un proceso de transformación natural, se encontraba el cadáver de un hombre cuyos tejidos, incluidos los huesos, se habían convertido en una sustancia grasienta plástica denominada adipocira,. siendo perfectamente visibles las diferentes partes del cuerpo enterrado. La huella dejada por éste muestra a un hombre reclinado sobre el lado izquierdo, las manos a la altura de la cara y las piernas flexionadas. La cabeza y los pies habían sido cortados y se encontraban al lado, en una mutilación ritual habitual entre los pueblos primitivos; en el lugar de la cabeza se encuentra el molde de lo que pudo ser un cervatillo, y en los pies, un animal más grande, posiblemente un bóvido.

El descubrimiento del hombre de Morin, perteneciente al género de homo sapiens en su categoría de sapiens-sapiens, antecedente inmediato del hombre moderno, supuso un importante paso no sólo en el campo de la arqueología, sino en el conocimiento de las costumbres y formas de vida de los pueblos primitivos, al no tratarse de restos casuales, sino de un enterramiento que evidencia otros eleinentos. Planteó, asimismo, el hallazgo numerosos problemas técnicos para la extracción y tratamiento del descubrimiento, impidiendo su deterioro. Para ello se revistió la tumba de fibra de vidrio por la parte exterior y se introdujo por debajo, cortando la tierra, una fina cuchilla, siendo enviado así en 1970 al National Museum of Natural History de Washington, dependiente de la Smithsonian Institution. Los técnicos trabajaron tres años en la conservación de estos restos.

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