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España se opone al periodo transitorio impuesto por la Comunidad Económica Europea para la integración agrícola

Andrés Ortega

Los negociadores españoles no quieren entrar en juicios de valor sobre las posiciones que se enfrentan en el seno de la Comisión Europea sobre el documento agrícola para la negociación con España. Por el momento, España rechaza el concepto de etapa para el período transitorio y considera las disensiones internas de la Comisión como una maniobra de diversión. En la Comisión, la línea Dalsager, como ya se indicó, propugna un período transitorio de 10 años para la integración de la agricultura española, con una etapa preliminar en la que quedarían aislados del resto de la CEE las frutas y hortalizas y los productos continentales españoles, como los lácteos, la carne y los cereales. La línea Natal¡ quiere, sin embargo, reducir esta etapa preliminar a las frutas y hortalizas únicamente.Para España, el sentido de una etapa es inaceptable, pues equivaldría a estar integrada a medias en la CEE, por lo que no quiere entrar en el juego de estas divisiones internas de la comisión. Ésta debe dictaminar el martes su posición definitiva. Pero ambas líneas parten de un presupuesto evidente: España, que carece de organizaciones de productores en el sector de frutas y hortalizas, no podría aplicar la política agrícola comunitaria inmediatamente después de la adhesión. "La deseripción es cierta; el remedio, salvaje", según una opinión española. La línea Dalasager, según el nombre del comisario responsable de la agnicultura, añade los productos continentales en la etapa -lo cual no sería totalmente perjudicial para España- para parecer ofrecer una posición equilibrada.

La línea Natal¡, según el nombre del comisario encargado de la ampliación, estima que aumentar el número de sectores congelados en la etapa llevaría a España a renegociar gran parte de lo ya acordado en el sector industrial y aduanero, y argumenta que lo que es válido para una, economía como la portuguesa, que importa de países terceros gran parte de: sus bienes agrícolas, no puede ser trasladado a la española. Esta línea señala que, una vez comenzada la negociación, España podría pedir contrapartidas. El aceite es otro tema. Pero la línea de negociación española está en buscar un equilibrio entre sectores económicos y no dentro de ellos.

Los propios argumentos

La Comisión, al elaborar su borrador de documento, llega incluso a recoger -"fuera de contexto", según fuentes españolas- los propios argumentos avanzados por España en su declaración agrícola de enero de 1982. En ella, España reconocía sus deficiencias en cuanto a su organización de producción y de mercado interior; pero no pedía etapas, sino un sistema de contingentes anuales. "No es un motivo, sino un pretexto usado por la comisión para congelar nuestras frutas y hortalizas", señaló una fuente española.

Está aún pendiente la reforma del acervo mediterráneo -la normativa de protección en la CEE a las frutas, hortalizas y aceite de oliva-, que los ministros de Agricultura debatirán los días 13 y 14 de junio. La solución extenderá el papel de las organizaciones de productores. Si no hay solución, el dossier subirá a la cumbre europea de Stuttgart. tres días después. Si no hay acuerdo en este tema, "España puede despedirse de la fecha de 1984 para la firma y 1986 para el ingreso", declaró una fuente comunitaria. Ayer, una fuente francesa volvía a repetir que, sin reforma de este acervo, Francia no permitirá abrir la negociación del capítulo agrícola con España.

Detrás de todo esto se esconde un miedo a repetir el caso griego, que cuando disponía de un período de cinco años para acercar sus precios agrícolas, realizó la operación en seis meses. De ahí que la Comisión insista en que España no pueda aumentar sus precios más rápidamente que los de la CEE. La etapa, según estas versiones, no impide un acercamiento arancelario a lo largo de 10 años.

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