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Juntos, pero no revueltos

Los viticultores vasco-alaveses de Rioja quieren mayor autonomía, mientras arrecia la lucha entre 'artesanos' y 'superbodegas'

La Rioja vitivinícola -hay otra Rioja montuosa y agreste con múltiples representaciones en Los Cameros o Ezcaray- es en nuestros días una comarca natural perteneciente a tres comunidades autónomas: Euskadi, la Rioja y Navarra. Esta circunstancia puede causar algunas dificultades en el mantenimiento de una denominación de origen común en un momento, además, en que se están produciendo ciertas tiranteces entre los puristas o artesanos y las superbodegas, controladas por grandes empresas, bancos españoles y multinacionales.

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Los dueños del rioja

EDUARDO BARRENECHEA,Los problemas que están surgiendo a propósito del vino de Rioja no se limitan, aunque pudiera parecerlo, a una lucha sorda entre quienes creen que el vino debe hacerse como siempre y quienes pretenden adaptarse a los gustos mundiales con vinos de menor graduación, sino que asimismo existen -aunque pocos lo confiesen- trasfondos políticos.

No se terminan aquí las contradicciones: habría que añadir la lucha abierta entre viticultores (es decir, el productor o agricultor, el que trabaja la viña con sus manos) y vinicultores (que son los que elaboran el vino). Estos intereses contrapuestos tienen su continuación en la estructura tanto económica como social que plantean, que imponen, las grandes empresas o las multinacionales frente a los pequeños y medianos productores. Y ello, justo es decirlo, no porque esas empresas monstruo hagan vinos de inferior calidad, sino porque esos pequeños y medianos viticultores y vinicultores se ven en cierta medida, impotentes para- seguir sobreviviendo como tales.

El problema se complica aún más si se considera que mientras unos defienden que el rioja auténtico es el de crianza en barricas de roble durante tres o cuatro años, otros sostienen que el. mercado internacional demanda, cada día más, vinos suaves, afrutados, que no se suban a la cabeza tras tomarse media botella comiendo.

Históricamente, la estructura parte de la explotación semifamiliar regional, que luego se vio reforzada por el capital vasco, lo que dio lugar a establecimientos de tipo medio. Con el boom económico, entran las multinacionales y las grandes empresas y bancos españoles, lo que da lugar a firmas fuertes, iniciándose con ello la polémica entre los puristas o artesanos y las superbodegas.

Algunos dicen que el rioja se ha politizado porque la parte de la Rioja alavesa, al pertenecer a Euskadi, está buscando una diferenciación. El juicio parece exagerado. En entrevista mantenida en la Ardo-Etxea (casa del vino) de Laguardia con cinco responsables del centro, encabezados por José María Guerenabarrena -presidente de la Comisión de Agricultura y diputado foral-, quedó muy claro que la Rioja vasco-alavesa no pretende desmembrar la Rioja, pero sí -como significó el técnico Iñaki- lograr una mayor autonomía.

Muchos son, en verdad, quienes ven en esta petición de mayor autonomía una especie de independentismo político y no sólo vinícola; pero decía Iñaki que a ellos sólo les preocupa que la subzona alavesa no caiga bajo el poder de las grandes empresas y multinacionales, porque la estructura de la propiedad en su tierra es de pequeña o mediana extensión.

La Rioja está subdividida en cuatro zonas muy diferenciadas: la Rioja alavesa (Rioja alta), la Rioja alta-logroñesa y la Rioja baja (logroñesa y navarra). Nadie entendido pone en duda que el buen vino es el de la Rioja alta.

"Nosotros", nos decían en la, Ardo-Etxea de Laguardia (Alava), "no queremos en absoluto independizarnos del resto de la Rioja. Eso es una falacia. Lo que pretendemos es que bajo el común denominador de rioja, cada zona tenga su propia identidad, sin necesidad del coupage (mezcla de vinos de distinto origen). Nosotros no lo necesitamos".

De las 2.342 bodegas existentes en la Rioja, sólo entre quince almacenan y controlan el 50% de la producción. Y de ellas, sólo una cooperativa, la de Aldeanueva del Ebro, se encuentra en el ranking de cabeza, con una capacidad del 15% del total. Las otras catorce, están en manos de sociedades, bancos y multinacionales. Estas superbodegas se nutren en su mayoría de compras a particulares, hasta el punto de que de las 70.000 hectáreas de viñedo existentes en la Rioja, la poderosa AGE sólo posee 55 hectáreas. Los particulares -a través de las cooperativas- intentan sin mucho éxito contrarrestar este problema, ya que esas propiedades particulares representan el 97% de las bodegas.

El 'coupage'

Técnicamente, la lucha por la pureza del rioja se entabla entre los que defienden que éste precisa del coupage entre los distintos tipos de uva de cada comarca para lograr un rioja uniforme y los que defienden que ello puede ser necesario en unas zonas, pero no en otras.

Los alaveses, por ello, defienden que es necesario conservar el distintivo de rioja, pero resaltando más en las etiquetas la zona de producción y la del envasador. Y ello ya se está haciendo con algunas marcas. Es decir, copiando el modelo francés de los château, aunque todos sean burdeos. Las grandes superbodegas y multinacionales opinan todo lo contrario: que el coupage es absolutamente necesario e imprescindible para que el rioja conserve unas características comunes y diferenciadoras.

Esta última tesis la sostenía el presidente del Consejo Regulador del Vino de Rioja, Coello, quien. hacía el siguiente símil: "La diferencia entre un vino fresco o afrutado con un reserva o gran reserva lo resumiría diciendo que es el mismo que el existente entre una chica guapa de diecisiete años y esa misma mujer madura de veintisiete... Cuestión de gustos. Una está por hacer y otra ya lo ha hecho todo...".

Iñaki, alavés, recurría a otros matices: "Europa y el mercado internacional piden, cada vez más vinos frescos o afrutados, de menos graduación alcohólica. Por ejemplo, ahora son las cinco de la

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tarde. Si ustedes hubieran comido con un gran reserva, de lo único que tendrían ganas es de echarse a dormir, mientras que si han tomado un buen vino ligero, fresco, pueden seguir trabajando tranquilamente por la tarde"."Por otra parte", añadió, "los vinos frescos no tienen precios prohibitivos para el común de los ciudadanos, mientras que los reservas mantienen precios muy altos".

Lo cierto y comprobable es que muchas grandes bodegas tienen ya cadenas de comercialización de vinos jóvenes que cada día encuentran mayor aceptación entre el público. Se ha puesto de moda, por así decirlo, el vino sin marca ni etiqueta denominado de cosechero, que cada día se consume más en el País Vasco y en la propia Rioja. El Consejo Regulador, ante esta circunstancia, trata de conseguir que guarden un mínimo de calidad aun cuando no lleven la etiqueta del Consejo como propios de la Rioja. Tema difícil por cuanto, al no pasar por los controles necesarios, esos vinos riojanos tienen mezclas abundantes de vinos navarros (no comprendidos en la zona de denominación de origen Rioja), aragoneses y aun manchegos y jumillanos.

Multinacionales y otros

Hay un consenso bastante generalizado en cuanto a que las grandes empresas foráneas, nacionales o extranjeras, no han adulterado el rioja, sino todo lo contrario. Lo que sí existe es un gran temor a que este vino -si continúa este proceso- deje de ser controlado por los riojanos y obedezca a intereses de otras regiones o países. Lo cierto es que las grandes empresas y las multinacionales son los felices responsables de haber abierto mercados al rioja fuera de nuestras fronteras. "La exportación", nos diría el director del Consejo Regulador, "ha aumentado en 1982 en unos treinta millones de litros. Es decir, que exportamos sobre el 30% de lo que producimos".

Respecto al mercado, parece c1 aro que el rioja sólo aumenta sus resultados apoyándose en el mercado de calidad, aunque esta sea una opinión no suficientemente contrastada. Las exportaciones aumentan constantemente en el mercado internacional, a pesar del alza de los precios. Los principales consumidores son Estados Unidos, Reino Unido y Suiza. Por el contrario, las ventas en España han disminuido alrededor de un 307..

El máximo peligro constatado es que la Rioja se quede como país productor o vinicultor, mientras empresas foráneas se adueñan de la elaboración, etiquetado y comercialización del vino.

Queda todo ello de manifiesto en el libro reciente de Javier Palacios titulado La Rioja alavesa, de claros tintes nacionalistas, en el que hace una profunda crítica de las "bodegas capitalistas" (españolas o extranjeras). Como señala José Peñín, comentado dicha obra, "se alude a la inversión del capital multinacional y foráneo en la Rioja alavesa, la cual amenaza no sólo la manipulación de la uva y el vino, sino también la misma posesión de las plantaciones, convirtiendo a la Rioja vasca en cortijos andaluces".

De todo ello, con tintes más o menos políticos, más o menos nacionalistas, quieren apartarse los pequeños y medianos cosecheros y bodegueros de la Rioja alavesa y otros logroñeses y navarros. Muchos, la mayoría, parecen querer seguir juntos bajo la denominación de rioja. Juntos, pero no revueltos.

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