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Brasil intenta obtener un acuerdo a varias bandas para renegociar su deuda exterior

El presidente del Banco de Bilbao, José Angel Sánchez Asiaín, se quedó disgustado por el tratamiento que recibió por parte del presidente del Banco Central de Brasil, Carlos Langoni, y del ministro de Hacienda, Ernani Galveas. Comunicados previamente de su presencia en Brasilia el pasado día 26, no le recibieron, pese a que el presidente del Bilbao ostenta la coordinación de la deuda brasileña con la banca española. Los brasileños alegaron que estaban de viaje en Estados Unidos.

Las autoridades económicas brasileñas viven en los últimos meses en un verdadero puente aéreo continuo entre Nueva York, París, Londres, Francfort y otras capitales, en búsqueda de los dólares necesarios para que Brasil pueda cerrar, no importa a qué costo, sus deficitarias cuentas externas.El hecho se convirtió en delicado por ser el Banco de Bilbao el coordinador oficial de la banca española, junto al Banco Central de Brasil, para la negociación de nuevos plazos de la deuda brasileña con sus acreedores españoles. Extraoficialmente, los grandes bancos españoles ya dieron, con carácter individual, una respuesta positiva a las condiciones ofrecidas por las autoridades económicas brasileñas para el rescate de la deuda, que se aproxima a los mil millones de dólares.

El Banco Exterior de España, Banco Central, Banco Hispano Americano y otros enviaron un télex al Banco Central de Brasil comunicando que aceptan la propuesta brasileña. El Banco de Bilbao debe hacer llegar todavía esta semana la posición conjunta de todos los acreedores, especificando el volumen de emprésticos y créditos de cada uno.

Los préstamos a Brasil son casi todos de corto plazo. Hay créditos interbancarios, deudas a corto lazo, supliers credit para exportación y créditos financieros. Las cifras que los bancos españoles tienen que recibir en distintos plazos son, al parecer, de alrededor de cien millones de dólares el Banco de Bilbao; el Banco Exterior, otros 110 millones de dólares; el Banco Hispano Americano, más de ochenta millones, y el Central, más de sesenta millones. El total de la deuda brasileña con la banca española es considerada por las autoridades económicas brasileñas como una de las más fáciles de negociación.

Desde el momento en que estalló la crisis cambiaria mexicana, y especialmente a partir de la reunión del FMI en Toronto, el pasado mes de septiembre, el ritmo de captación de recursos externos por Brasil comenzó a descender de forma alarmante, según una calificada fuente de la Embajada española en Brasilia. Los problemas para la obtención de recursos externos llegaron a tal punto que Brasil se vio obligada a la suspensión del pago directo por los establecimientos bancarios que operan con el exterior del principal de las amortizaciones de la deuda.

La ayuda norteamericana

Las dificultades financieras brasileñas fueron superadas gracias a un crédito de seiscientos millones de dólares otorgado por un grupo de los más importantes bancos norteamericanos. Brasil consiguió un empréstito a corto plazo del Tesoro norteamericano de 1.230 millones, a cuenta de los créditos que serán concedidos por el FMI. El Banco de Pagos Internacionales de Brasilia ayudó a Brasil con un crédito a corto plazo de 1.200 millones de dólares, también a cuenta de los recursos solicitados al FMI.La situación está, aparentemente, bajo control de las autoridades económicas, pero tiende a tornarse cada vez más crítica. Las informaciones oficiales en torno a la realidad económica del país y las acciones que están siendo adoptadas no convencen a la mayoría de los grandes industriales brasileños. El empresario Antonio Ermirio de Moraes, propietario de la mayor industria brasileña -Cía. de Cimento Portland-, declaró que Brasil tuvo que pedir ayuda al FMI por la incompetencia y falta de responsabilidad de las autoridades económicas, que mantienen un modelo económico volcado integralmente para la dependencia externa.

No hay reservas

Fuentes independientes sitúan en un nivel casi inexistente el volumen de reservas internacionales, ya que la cifra oficial incluye préstamos por valor de 3.000 millones de dólares, que tienen que ser devueltos en los primeros meses del próximo año. La deuda exterior a corto plazo, según fuentes de la banca brasileña, se aproxima a los 25.000 millones de dólares. El Gobierno explica oficialmente que la deuda exterior a corto plazo es solamente de 16.000 millones, que, sumados a los 72.000 millones reconocidos como deuda exterior, hacen que la deuda brasileña sea de 88.000 millones de dólares. La banca brasileña afirma que el volumen de endeudamiento supera los 100.000 millones de dólares, lo que algunos técnicos del Gobierno reconocen como más cerca de la realidad. Las necesidades de financiación externa de la economía brasileña se elevarán, de acuerdo con lo expuesto en la reunión de Nueva York, a 16.900 millones de dólares.

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