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Texto íntegro de la declaración

"Camarada jefe de milicias (tachado), jefe provincial.Doy, para tu conocimiento, información exacta de mi conducta en relación con la detención de Federico García Lorca.

En fecha (en blanco), una escuadra de Falange, al mando del jefe de milicias, practicó un registro en casa del detenido, con resultado infructuoso. Este día le fue comunicado por nuestro jefe que no existía acusación alguna contra él.

Al día siguiente, y por elementos distintos, se practicó otro registro en dicha casa para capturar al antiguo arquitecto de Granada Alfredo Rodríguez Orgaz. El resultado fue también infructuoso.

A los dos días, varios individuos armados irrumpieron en el domicilio del detenido con la finalidad de aprehender a uno de sus colonos. En este registro se procedió con bastante violencia. Habida información sobre el caso en la comisaría, se puso en libertad al acusado.

Más información
Aparece un documento inédito de Luis Rosales sobre la detención y el asesinato de su amigo Lorca

Teniendo en cuenta que los que practicaron el segundo y tercer registros no habían presentado la orden necesaria para practicarlos, la insistencia en las molestias, y con la única finalidad de que no pudiera ser violentado por personas que no tuvieran autoridad para ello, le albergué en mi casa a partir del último registro, en que había sido golpeado, hasta el día de su detención, dejando orden en su domicilio para que, si había nuevos requerimientos, indicasen el lugar en que se encontraba para ponerlo inmediatamente a disposición de la justicia.

En apoyo de mi actitud digo:

1. Que no había en aquel momento ninguna clase de requerimiento oficial contra el detenido.

2. Que nuestro jefe de milicias en el primer registro, y dados sus resultados, le había puesto en libertad.

3. Que, dado el carácter literario de mi relación con el detenido, nunca supuse pudiera ser enemigo para la causa que defiendo.

4. Que mi obligación como autoridad era defender al detenido contra cualquier clase de atropello o incorrección.

5. Que mi obligación como autoridad era tener al detenido a disposición de la justicia cuando ésta procediera contra él.

6. Que no contento con esto, y comprendiendo que si no había orden de detención el primer día pudo haberla después, pregunté, por medio del camarada jefe de sector Cecilio Cirre al camarada jefe de milicias Manuel Rojas, si había alguna clase de denuncia u orden de detención contra él, con la única finalidad de ponerlo a disposición de la autoridad competente.

7. Que me fue comunicado, dos horas antes de la detención de García Lorca, que no había nada contra él por nuestro jefe de milicias, por mediación de Cecilio Cirre.

8. Que durante el tiempo que estuvo en mi casa no solamente no estuvo oculto, sino que de modo bien ostensible lo han visto y conversado con él cuantos falangistas han pasado por allí: Rojas, Cirre, Serrano, Casas, Reyes y muchísimos más.

9. Que, cumpliendo mis órdenes, al primer requerimiento se puso al detenido a disposición de la justicia.

10. Que he podido saber, después de practicada la detención, que un día antes la escuadra al mando de Francisco Díaz Esteve se personó con orden de prenderlo en su domicilio, sito en los Callejones de Gracia, y allí se le notificó, cumpliendo mis órdenes, que estaba en mi casa.

11. Que el mismo día le fue dada orden al jefe de esta escuadra, por el camarada Sánchez Rubio, para que se me presentara con la intención de que yo pusiera al detenido a la disposición de la autoridad.

12. Que dicho jefe no cumplió esta orden, por lo cual yo no pude saber que se procedía contra el preso.

Creo que he cumplido siempre con celo en la defensa de mi religión, mi bandera y mi patria.

Mis escritos, mi palabra y mi conducta han respondido, responden y responderán en todo momento de ello.

Tengo que contestar urgentemente ahora de una imputación calumniosa y pido se exijan las responsabilidades derivadas de la conducta observada por quien o quienes hayan ordenado se rodease mi domicilio con fuerza armada, realizando con ello un intolerable atropello y una notoria vejación hacia mi casa, mi familia y el crédito de mi nombre.

Dejo el cargo que ostento a tu disposición en tanto no tenga un certificado de la legalidad de mi conducta.

¡¡¡Arriba España!!!

Luis Rosales (firmado)".

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